Los retos de la responsabilidad social

Desde que estudiaba Comunicación en la Universidad de Lima, Marco Minaya sabía que lo suyo era la responsabilidad social. Hoy es analista de responsabilidad social y comunicación en la revista Stakeholders. Desde ahí ha podido formarse un panorama amplio de cómo encaran las empresas peruanas los desafíos de responsabilidad social. Su reto es desarrollar este tipo de proyectos en una organización.

Has podido conversar con muchos gerentes de responsabilidad social de empresas grandes. ¿Cómo aprecias la responsabilidad social en nuestro país?
Sí, he tenido oportunidad de conversar con gerentes de mineras, bancos, empresas de cosméticos, etcétera, y reconozco que hay empresas que sí trabajan de verdad con las comunidades. Capacitan a los pobladores, incluso les dan la oportunidad de trabajar en la empresa y los forman para que hagan sus propios negocios.

También hay quienes creen que la responsabilidad social consiste en realizar donaciones y hacer voluntariados. ¿Qué piensas tú?
Es cierto que muchos creen eso, pero están equivocados. No son malas las campañas de reciclaje, los voluntariados ni las donaciones; lo malo es creer que donar es ejercer la responsabilidad social. De lo que se trata, más bien, es de analizar los impactos que las decisiones y actividades de la empresa pueden tener sobre la sociedad y el medio ambiente. A partir de ahí, la empresa puede planificar cómo contribuir al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad; debe tomar en consideración las expectativas de sus partes interesadas, cumplir con las normas.

¿Cómo se maneja la responsabilidad social en las mineras, por ejemplo?
Cuando he hablado con expertos y consultores, me he dado cuenta de que el sector extractivo tiene claro qué es responsabilidad social. Lo que se les critica a veces es la mala comunicación y poca planificación. A veces actúan de manera reactiva y no preventiva, y necesitan comunicarse bien con las comunidades y ser proactivas, anticiparse al diagnóstico y a la implementación del proyecto.

La responsabilidad social tiene un efecto sobre la imagen de una firma.
Uno de los efectos positivos de la responsabilidad social es que, a la larga, puede desarrollarse una imagen buena. Pero eso no debe motivar a las empresas a hacer algo. Las actividades que realicen deben estar en relación con sus objetivos y con la intención de minimizar el impacto social, medioambiental y económico. Una empresa es medianamente responsable cuando hace un diagnóstico de responsabilidad social que le permite ver qué impactos ocasiona en todos sus grupos de interés y con sus colaboradores. Una vez que se hace ese análisis empieza a entender la lógica de la responsabilidad social.

¿Cuál sería un ejemplo?
Por ejemplo, en el tema laboral se busca motivar a los colaboradores. Porque si hay mal clima laboral y retraso en los pagos, eso va a generar crisis y pérdidas para la empresa. En ese sentido, la responsabilidad social permite gestionar todas esas señales y te dice: “Hagamos algo para resarcir eso”. Así impactas a nivel de tu reputación como negocio, a nivel económico y también social.

¿Cómo es el proceso para aplicar responsabilidad social?
Primero se lleva a cabo un diagnóstico para determinar cómo la empresa se relaciona con sus grupos de interés y qué impactos genera para su comunidad y sus proveedores. Se recolectan datos y reportes que, finalmente, se plasman en un reporte de sostenibilidad. Sobre esa base se empieza a trabajar. Por ejemplo, si el diagnóstico arroja que la empresa no se relaciona bien en la línea ambiental, se elabora un plan de acción y se aplica. Pero, por otro lado, uno mismo puede desarrollar responsabilidad social. Por ejemplo, los supermercados te dan muchas más bolsas de las que necesitas y eso contamina. Si las reciclas, generas un impacto ambiental positivo y te ayudas a ti también. O si pides a la cajera que te dé menos bolsas, se genera menos desperdicio. Todos deberíamos ser socialmente responsables.

¿Cómo te ves en un futuro?
Un joven empoderado es alguien que puede cambiar algo y yo me imagino en una empresa, tomando decisiones acerca de estos temas que investigo a diario. Me gustaría verme en una organización, trabajando directamente en proyectos de responsabilidad social. Ese es mi reto.

¿Qué otros trabajos has tenido antes de llegar a Stakeholders?
En mi último año de estudios en la Universidad de Lima, practiqué en la ONG Erart, en temas de educación musical. Luego hice algunos trabajos como freelancer y se me presentó la oportunidad de estar en la revista Stakeholders, donde cumpliré tres años en marzo.

¿Cuáles eran tus funciones en la ONG?
Fui coordinador de Responsabilidad Social y Proyectos Educativos. Coordinaba los talleres de música. Venían músicos extranjeros que ofrecían recitales en los colegios, sobre todo estatales, con el fin de incentivar la apreciación musical y que los alumnos observasen el desempeño en escena de un músico de prestigio. También realizaba el contacto con los colegios, hacía algo de producción, grababa, etcétera. Estuve nueves meses, en total.

¿Cómo valoras la formación que tuviste en la Universidad de Lima?
La formación que he tenido en la Universidad y los diplomados que he llevado me han permitido formarme. No es fácil empoderarse en responsabilidad social en este país y me siento satisfecho por entender el tema y por la experiencia que he ganado. De otro lado, en la Universidad yo era parte del Círculo de Empresa y Responsabilidad Social (Creer). La profesora Julianna Ramírez estaba a cargo y nos exigía bastante, yo era el coordinador general. Eso me ha servido mucho en la vida profesional.