La ilustración y los negocios

Andrea Tsugawa estudió Comunicación en la Universidad de Lima y hoy impulsa un abanico de proyectos: la venta de ilustraciones personalizadas, papelería y piezas de arte y la creación y venta de un software como servicio, especializado en crear tiendas virtuales. Además, sigue creciendo profesionalmente en Izipay, empresa líder en medios de pago físicos y digitales, donde se desempeña como business owner.

¿Cuándo comenzaste tu negocio de ilustraciones?
Empecé con La Chiquilustra en diciembre del 2020, pero no como un negocio, sino como una página de ilustraciones. Siempre me ha gustado dibujar, siempre les hacía regalitos ilustrados a mis amigas e incluso en la Universidad estuve en el Taller de Pintura. Decidí abrir una página en Instagram, mientras pensaba cómo convertir eso en un negocio. Averigüé, busqué proveedores y lancé mi primer producto: cuadros personalizados. Mis ventas iniciales fueron para algunas amigas de la Universidad. Días después, decidí hacer un cuadro personalizado de un amigo influencer y se lo mandé. Fue así que empecé a generar un poco más de tráfico en mi cuenta de Instagram. Luego, él le pasó la voz a otro amigo y así se fueron dando las cosas. Ahora, entré al mundo de la papelería con las Chiquilibretas ilustradas, las cuales se venden en las librerías El Virrey y en Época del Óvalo Gutiérrez.

También tienes otros emprendimientos, ¿verdad?
Sí, mi otro negocio se llama Laikii, un software como servicio (SaaS) que tiene el objetivo de facilitar el ingreso de los emprendedores peruanos al mundo del comercio electrónico. Está en etapa de prelanzamiento. Nos hemos ocupado de diseñar una experiencia verdaderamente sencilla y accesible. Hice Lachiquilustra.com con Laikii y, a pesar de ser dueña del producto, cuando empecé a usarla seguía sorprendiéndome la sencillez con que logramos diseñar este producto.

¿Qué tal te va con esta diversificación de proyectos?
A veces, encontrar el balance en mi vida es un poco complejo, pero estoy acostumbrada. Por diversos motivos, tuve que empezar a pagar mis boletas de la Universidad, así que me acostumbré a trabajar y estudiar paralelamente. Hago mil actividades a la vez. Mi fuente de ingresos principal, gracias a la cual puedo invertir en otros proyectos, es mi trabajo regular. Soy business owner en Izipay. Es un reto grande y me encanta, pero también implica que sea organizada para poder distribuir mi tiempo. Algo que me ha ayudado es tener socios. En el caso de La Chiquilustra, mi novio es mi socio, y, como siempre hemos tenido la misma manera de entender nuestro desarrollo profesional, ahora es mi principal apoyo para descargar los pendientes de La Chiquilustra y lanzar nuevos productos. En Laikii también tengo dos socios con quienes compartimos la misma manera de entender nuestro proyecto. Si bien al inicio todos vemos un poquito de todo, ellos suelen enfocarse en la tecnología y la parte legal, mientras que yo me centro en la parte publicitaria y comercial. Cada uno confía en las habilidades y conocimientos de los otros y creo que esa es la clave para poder ordenarnos y avanzar.

¿Cómo te va con La Chiquilustra?
Es sorprendente el crecimiento paulatino que ha tenido. Empecé con una estrategia de nicho y he tenido picos fuertes. En ocasiones especiales, he llegado a tener cuarenta pedidos de cuadros personalizados por semana. Eso me dio la idea de sacar una línea de productos masivos, de la cual las Chiquilibretas son mi primer producto. Mi aspiración es tener una marca similar a la de Marcelo Wong, pero masificable, quizás un poco más cotidiana. En La Chiquilustra ya he logrado tener dos líneas de negocio: la masiva, que por el momento es de papelería, y la personalizada. En la línea masiva, mi proceso suele enfocarse en diseñar el arte, la “pieza madre”, y luego darle seguimiento a la producción y en acabados. En la línea de personalizados, todo se trabaja individualmente, porque podemos convertir cualquier cosa en una ilustración. Aquí el proceso es particular, normalmente lo trabajo, lo presento y me indican qué correcciones hacer, hasta que se consigue el producto final.

¿Qué productos personalizas?
Realizo pedidos personalizados como tazas, mouse pads y cuadros. Además, junto a otros amigos emprendedores, coordinamos para lanzar packs con nuestros productos para campañas especiales. Por ejemplo, he armados packs de productos con la marca de galletas Cukeez y con café Kaiki.

¿Cuál es el canal de ventas más fuerte de La Chiquilustra?
La página de Instagram es el medio de captación más fuerte que tengo. Sinceramente, no he invertido mucho en marketing digital, todo ha sido por referencia. Hice un programa de referidos, que me ha generado una audiencia de valor, y esto me permite tener una mejor ratio inversión-resultado cada que invierto en pauta.

¿Cómo funciona el programa de referidos?
La idea era que todo el mundo dijera: “Me regalaron esto, me gustó y se lo recomiendo a alguien más”. En cada empaque colocaba un cupón de descuento para el que recibía el regalo y para su referido. Así se armó una cadena y también una comunidad de clientes recurrentes.

¿Cómo combinas estas actividades con tu trabajo formal?
Ahora estoy muy enfocada en el tema comercial. Por ejemplo, las Chiquilibretas ahora están en una etapa de masificación del producto y hay que empezar a crear canales de venta. Izipay tiene una estrategia muy fuerte a nivel físico y aprendo mucho todos los días. Lo que voy dominando, lo llevo a mis negocios. Ahora tengo, por ejemplo, el canal físico, que son las ventas en librerías. A la par, tengo vendedores de campo con incentivos. A ellos les preparo un esquema de comisiones, pero también ponemos metas mensuales: deben vender determinado número de libretas, y si llegan a ese punto, reciben un bono acelerador. Lo mismo es con Laikii.

¿Sientes que a veces te cuesta ocuparte de muchas cosas?
Siempre me ha gustado el arte y me gusta que La Chiquilustra sea un espacio de desfogue, a pesar de ser un trabajo. Aquí puedo aplicar lo que sé a nivel artístico para diseñar productos. En el caso de Laikii, siento que es mi lado tecnológico. Empecé mi vida laboral en una fintech, y desde entonces me gusta ese mundo. Sí, es complicado ocuparme de muchas cosas, hago malabares para lograrlo y para no descuidar mi vida personal. He escogido dos negocios que me despiertan pasiones distintas y un trabajo que me mantiene a un ritmo de evolución profesional alucinante. Creo que equilibro mis tareas del día a día con lo que aspiro a hacer en algún momento.

En el futuro, ¿cómo te gustaría desarrollarte profesionalmente?
Me gustaría tener un MBA del MIT o de alguna universidad top norteamericana. Es una meta arriesgada. Trato de que todas mis experiencias me den el aprendizaje que necesito para el momento en que postule. También me gustaría tener un negocio grande.

¿Cómo ves el mercado para tus negocios?
El mercado está abarrotado de productos y de publicidad. Esto hace que requieras identificar con claridad el nicho al que quieres dirigirte. Hay que tener claro quién es el cliente, cómo es, qué le fastidia, qué busca... En la medida en la que sepas para quién diseñas, tu market fit no debería ser un dolor de cabeza. Creo que cuando recién empiezas y no tienes grandes disponibles de inversión, no se trata de salir a retar a todos e ir en contra, incluso, del core de tu negocio por pretender abarcar más mercado. Por el contrario, tienes que saber atender una porción de este, volverte excelente para esa porción, atender como nadie su necesidad y luego ir escalando.

¿Cuál de tus negocios crees que tiene más posibilidades?
Ambos tienen posibilidades, porque atienden necesidades diferentes. Mi rol en ambos es hacerlos perdurar y crecer en el tiempo. Sin embargo, parte de emprender es entender que las cosas pueden fallar. De repente ninguno llegue a ser una gran corporación, pero lo aprendido me va a ser útil cuando diga: “Voy a hacer una nueva versión de todo esto, con otro nombre”, porque ya tengo una experiencia.

¿Qué te gustó de estudiar Comunicación en la Universidad de Lima?
Yo ingresé a la Universidad para estudiar Derecho. Luego pasé a Comunicación y ahora ejerzo en administración y marketing. Todo lo que he aprendido me ha servido. Derecho me dio una visión que me permite entender contratos, procesos en los que normalmente se paga a un especialista para comprender el mínimo necesario. Mi Carrera de Comunicación la recuerdo con mucho cariño. Me dio la oportunidad de ver un poco de todo. Yo decidí armarla como quería, con cursos como marketing, negocios, producción, lo que me abrió muchas puertas al salir a la cancha. He tenido roles de liderazgo, gracias al portafolio de habilidades que adquirí en la Universidad. A pesar de mi corta edad, a los 24 años era marketing lead de Culqi y veía todas las estrategias de comunicación: presupuesto, campañas 360 con televisión, vallas… tenía todas las herramientas para desenvolverme y no requería intermediarios para saber qué necesitaba. Todo el conocimiento adquirido me ha servido, sin duda. Inconscientemente armé mi carrera con lo que iba a necesitar en la vida. La Universidad me permitió eso, y me parece excelente.

¿Qué haces en tus tiempos libres?
Practico equitación, me encantan los caballos. También me gusta ver series y a veces correr tabla con mi novio. Hay días en los que prefiero quedarme un momento sola y tomarme un cafecito junto a Mochi, mi perro. Además, durante la pandemia descubrí el mundo de las plantas y ahora tengo un montón de plantas que me gusta coleccionar.