Jonatan Relayze Chiang, graduado de la Carrera de Comunicación de la Universidad de Lima, es el director de Rosa Chumbe, película que compite en la sección oficial de ficción del 19.° Festival de Cine de Lima de la Pontificia Universidad Católica del Perú y que ha sido seleccionada para participar en la competición de óperas primas del 39.° Festival de Cine de Montreal, que se iniciará el 27 de agosto. Rosa Chumbe (Liliana Trujillo) es una policía que se verá obligada a cuidar a su nieto luego de que su hija (Cindy Díaz) le robe sus ahorros y abandone al pequeño. Pero un acontecimiento inesperado la llevará a abrazar la fe.
¿Qué te inspiró a realizar Rosa Chumbe, que es tu primer largometraje?
Una noche regresaba en micro a mi casa luego de trabajar. En un momento, una señora con sobrepeso que cargaba bolsas subió al micro. La mujer estaba ebria, se sentó con dificultad en la última fila de los asientos y se quedaba dormida por momentos. Unas cuadras más adelante, cuando el micro pasó frente a la iglesia de la Plaza de Armas de Surco Viejo, la mujer se transformó, se sentó derecha y se persignó. Esa pequeña transformación fue lo que me llevó a construir esta historia. En esa época yo era mucho más joven, estaba conociendo el mundo y tenía muchos temas en la cabeza, tales como la rebeldía, ciertas fijaciones tanáticas, la falta de fe o la crítica contra la hipocresía de los organismos de control. Con el paso del tiempo, he ido procesando esos temas y conociendo mejor cómo funciona el mundo, por lo que se han ampliado mis puntos de vista. Ya no todo es blanco y negro como pensaba antes. Con esta disposición, trabajé algunas de las ideas mencionadas y las afiné para que sean compatibles con la película.
¿Qué aspectos buscaste indagar o explorar con la película?
Quería lograr una película realista, honesta y respetuosa de la diversidad de las personas, una cinta que genere una identificación por parte de la gente de a pie con los personajes y las locaciones, las cuales son lugares reales que en su gran mayoría no fueron intervenidos por la producción. De otro lado, trabajé con una narrativa más tradicional y accesible que los relatos de mis cortometrajes, aunque también busqué reservarme espacios para experimentar en Rosa Chumbe. En cuanto al sonido, fue importante el trabajo de las atmósferas de las distintas secuencias, en las que me propuse darles voz a los contextos en los que se mueve la protagonista. Esta película, al igual que la mayoría de mis trabajos, la realizo desde la perspectiva de mi chamba como editor, es decir, planteo mis rodajes en función de cómo quiero editar la película. Por ejemplo, no me gusta repetir las escenas completas desde distintos ángulos.
¿Qué aspectos remarcarías del trabajo con las actrices Liliana Trujillo y Cindy Díaz?
A Liliana la había visto en apariciones televisivas hasta que me tocó editar la película Tarata, en la que ella actúa. Recuerdo que me pareció la mejor actriz de la cinta y pensé que ella merecía interpretar un papel protagónico. Liliana es una excelente actriz y una gran persona. Ella siempre busca ser honesta con su actuación. Por su parte, Cindy llegó a Rosa Chumbe por una propuesta de casting. Luego de conversar con ella y al ver que generaba una buena química junto a Liliana, consideramos que ella era ideal para el papel de la hija. Es una chica con muchas ganas de aprender y de probar cosas nuevas. Desde un principio se compenetró con la historia. Hemos tenido buenas conversaciones sobre los distintos temas fuertes que están presentes en la película, como el alcoholismo, el aborto o las familias con problemas.
¿Cuáles fueron las primeras experiencias cinematográficas que te impactaron o cautivaron?
Soy descendiente de chinos por parte de mi madre. A ella siempre le han gustado todas las cosas que se relacionan con China, por lo que me llevó a ver, por error, El último emperador, de Bernardo Bertolucci. Digo por error ya que El último emperador no es una película para niños, y yo tenía siete años. Esa fue mi primera experiencia con el cine y no me la he podido sacar de la cabeza. Otro momento importante fue cuando conocí las obras del cineasta Georges Méliès. Ellas me revelaron las infinitas posibilidades de la edición y el trucaje de las imágenes.
¿Qué otras experiencias te impulsaron a convertirte en director de cine o a dedicarte al rubro audiovisual?
Me ha influido el haber vivido y estudiado en distintos lugares de la ciudad, desde el Cono Norte hasta La Molina, pasando por La Victoria o el Cercado de Lima. Esto ha provocado que no me pueda identificar con un punto específico de la ciudad. También viví en Huancayo durante algunos años, una estancia de la que guardo experiencias imborrables. A ello se suma mi mezcla racial, que cuenta con varias fuentes. Eso me llevó a la necesidad de indagar en mi identidad. En un principio canalicé esta necesidad por medio de la música y estuve en un grupo de hip hop durante años. Luego dirigí mis primeros cortometrajes. Sin embargo, necesitaba más, por lo que me dediqué a concretar Rosa Chumbe durante ocho años. Creo que las distintas experiencias de mi vida me han llevado a convertirme en un director de cine.
¿Cuán importante ha sido tu paso por la Carrera de Comunicación de la Universidad de Lima en tu formación cinematográfica?
Me quedo con dos momentos de mi paso por la Ulima. El primero ocurrió en el 2002, cuando realicé mi primer cortometraje. En esa época aún se filmaba en celuloide. Fue una experiencia inolvidable trabajar con los rollos de 16 milímetros. Antes de eso, nunca había tenido una cámara en mis manos, ya sea de cine o video. El segundo momento en realidad son muchos y tienen que ver con la gran cantidad de películas que vi en la videoteca de la facultad. En aquellos años, internet aún no era la norma y había que recurrir a las copias físicas de las películas en VHS.
¿Qué nuevos proyectos se vienen?
Tengo dos proyectos en proceso. Uno de ellos apunta a congregar a un público más amplio. Se trata de una comedia con parodias de cosas muy peruanas, contadas desde un punto de vista particular. Habrá mucha risa involucrada. El otro proyecto es una especie de road movie de ciencia ficción que transcurre principalmente en el norte chico y en una Lima posapocalíptica, con viajes en el tiempo. Son proyectos distintos porque no me gusta encasillarme en un solo tipo de cine. Sería muy aburrido hacer la misma película una y otra vez.