Cada vez que el corazón le decía que se dejara llevar por su intuición, Carlos Delgado Morris tomaba valor y cambiaba de dirección, siempre fiel a su vocación. Finalmente se decidió por la Facultad de Comunicación —de la que es licenciado— y por su gran pasión, el teatro. Hoy es jefe de práctica del Taller de Radio, trabaja en una consultora de empresas y ha sido elegido como uno de los ganadores del XI Festival de Teatro Peruano Norteamericano.
Primero pensaste en estudiar Administración, luego cambiaste a Derecho, hasta que llegaste a Comunicación.
Estaba en una búsqueda del ser humano y no sabía por dónde empezar. Quería Administración, pero las matemáticas me asustaron un poco. Entonces pasé a Derecho, pues me gustaba la filosofía y el tema de las leyes; sin embargo, no llegaba a completar mis intereses.
Fue entonces que la Carrera de Comunicación se impuso.
Me seguía apasionando todo lo relacionado con el arte y el ser humano como creador. Mis intereses eran diversos: la enseñanza, la publicidad, la fotografía, el cine, la psicología, las cuestiones sociales… Por eso, intuía que Comunicación era ideal para desarrollarme en múltiples aspectos. Al comienzo, mi intención era llevar algunos cursos electivos en esta Facultad, pero me gustaron tanto que opté por quedarme. Estuve en Derecho hasta el sexto ciclo, es decir, la mitad de la carrera.
En cambio, has tenido pocas dudas con tu pasión, el teatro.
Ya actuaba desde pequeño, pero la confirmación de mi vocación se dio aquí, en la Universidad de Lima. Cuando era cachimbo asistí al taller de teatro que dirigía Pipo Gallo, y desde entonces no he parado. En ese proceso descubrí que también me gustaba escribir y, sobre todo, dirigir. Mi última formación, digamos, profesional, fue en el taller de Roberto Ángeles. Todo esto lo hice con el objetivo de dirigir, pues para hacerlo tienes que saber actuar. He sido asistente de dirección de Leonardo Torres Vilar, Katerina D’Onofrio y Patricia Pereira. También he dirigido obras para empresas y algunas iniciativas personales.
Ahora una propuesta tuya ha sido distinguida como una de las ganadoras del XI Festival de Teatro Peruano Norteamericano, y será presentada del 11 al 14 de octubre. ¿Qué te cautivó de la obra Cinco mujeres en el mismo vestido?
Leí el texto años atrás y me gustó mucho. Es acerca de cinco damas de honor que se esconden en un mismo cuarto durante una fiesta de casamiento, porque no quieren afrontar una serie de situaciones. Es cuando comienzan a revelar sus secretos y deseos. La obra me llamó aún más la atención cuando supe que fue escrita por el norteamericano Alan Ball, guionista de la película Belleza americana y creador de la serie de televisión Six Feet Under, que en su momento me parecieron honestas y que tenían mucho que decirle a los jóvenes.
¿En qué momento decidiste presentar Cinco mujeres en el mismo vestido al concurso?
Tuvo su origen en un experimento teatral que realicé con varias actrices, en el que terminamos creando un texto a partir de esa exploración. Fue una experiencia tan provechosa que quería repetir ese trabajo con actrices, pero ahora deseaba aproximarme a un texto ya escrito. Entonces me acordé de la obra de Alan Ball, hicimos la preproducción, la presentamos al Festival, y bueno, salimos elegidos.
¿Cuáles fueron los requisitos del concurso?
Había que presentar un plan de dirección y producción, con presupuesto incluido. Hubo más de veinte proyectos presentados y el jurado eligió a seis. Los finalistas tuvieron que montar veinte minutos de la obra, y de ellos cuatro fueron los ganadores.
Además del teatro, estás ligado a otras actividades.
Sí, enseño y también trabajo en una consultora de empresas. Asimismo, realizo eventos corporativos. Todo lo que hago tuvo su base de aprendizaje en la Facultad de Comunicación. Cuando estudiaba, una de mis preguntas era: ¿en qué voy a trabajar? Pensaba: ok, aprendes de todo, qué bonito, pero al final, ¿de qué manera se concreta a nivel laboral todo lo aprendido? Hoy me doy cuenta de que uno construye su carrera a partir de sus intereses.
Respecto a las consultorías empresariales, ¿qué mensajes sueles emitir para que la comunicación interna de una organización sea más eficiente y cálida?
Creo que la clave es escuchar y jugar. Lograr que los demás vean su trabajo como una oportunidad de aprendizaje y desarrollo. Hay casos de empleados que llegaron a sus puestos sin saber cómo arribaron ahí, o que lo hicieron por dinero. Parte de mi trabajo es propiciar que ellos puedan reencontrarse con sus gustos, intereses y formas de ser.
Que es un poco lo que te pasó a ti. Quizá se trata de eso: de encontrar tu lugar en el mundo.
O de construirlo.