Los hermanos Daniel y Diego Vega han producido y dirigido tres películas muy laureadas: Octubre (2010), El mudo (2013) y, más recientemente, La bronca (2019), la cual se proyectará en la Semana del Cine de la Universidad de Lima, del 13 al 21 de noviembre.
La bronca ha ganado el Concurso Nacional de la DAFO y obtuvo la Mención Especial del Jurado en la Sección Horizontes Latinos del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, en su edición número 67.
A continuación, Daniel revela las dificultades que tuvieron para producirla, como el hecho de tener que reescribir el guion dos meses antes del rodaje. También cuenta que, para él, lo más difícil y desgastador de hacer una película es la etapa de conseguir el presupuesto.
La bronca ha tenido mucho éxito en los festivales de cine donde se ha presentado. ¿Cómo ha tomado estos resultados?
Estoy contento por los premios obtenidos y por cómo le ha ido a la película en los festivales. Pero más importante que eso es que uno mismo esté contento con su película. Los premios siempre alimentan el ego de quien los recibe, pero se trata de un éxito relativo, porque las circunstancias cambian cuando cambian el jurado, los seleccionadores, etcétera. Lo principal es que uno esté satisfecho con su trabajo. Yo siempre he quedado contento con las películas que hemos hecho. Esta fue muy difícil, por las circunstancias en que se filmó. Tuvimos solo 15 días de rodaje, nos quedamos sin luces, tuvimos que reescribir el guion dos meses antes de empezar el rodaje y le quitamos como 25 páginas, porque, si no, no hubiésemos podido filmar, pues no teníamos suficiente presupuesto. Como nosotros somos también productores, no solo nos dedicamos a filmar, teníamos toda la responsabilidad del rodaje. Pero considero que ha quedado muy bien y la gente no se ha dado cuenta de que se ha rodado en 15 días. Eso es bueno. Fue divertido, sin duda, pero a la vez muy estresante. Toda la película se hizo con cámara al hombro y un único lente. No cambiamos de óptica, lo cual le da unidad a la cinta. Fue filmada con el formato de 35 milímetros, con el fin de simular la mirada del espectador y también porque así avanzábamos más rápido.
¿De qué habla la película?
Trata de las migraciones de los peruanos hacia otros países en la época del terrorismo y cómo estaba el Perú entonces. Está inspirada en un momento concreto de nuestras vidas, la mía y la de Diego, en ciertas emociones, y lo demás es ficción. Concretamente, el argumento se desarrolla a principios de los años 90, cuando Roberto, un chico de 18 años, se va del Perú y viaja a Montreal a verse con su padre, quien tiene una nueva familia canadiense. El reencuentro entre ambos queda marcado por la violencia.
Con La bronca se cierra la trilogía de relaciones familiares que arrancó con Octubre y siguió con El mudo. ¿Qué los motivó a hacer esta trilogía?
Se dice que todos los directores terminan hablando de lo mismo y colocan sus obsesiones en sus películas. En nuestro caso, el padre es una presencia inevitable en nuestros tres primeros filmes. Es una figura que siempre nos ha interesado, de una manera inconsciente. Por eso Octubre, El mudo y La bronca son una trilogía, la trilogía del padre, con distintas figuras paternas. En la tercera película, aunque el protagonista no es el padre, está presente también.
¿Cómo describiría su estilo de hacer películas?
Es complicado autoclasificarme. Pero, como siempre decimos con Diego, nosotros hacemos las películas que nos gustan, que queremos ver en el cine. No pensamos hacer un tipo de cine u otro. Que nos guste a nosotros es lo principal. Luego viene otro asunto importante: que la película conecte con la gente, porque al final uno hace películas para que las vean, no para guardarlas en un cajón. Por otro lado, siento que en todas las películas comenzamos de cero. Si bien llevamos algunas cintas hechas, que han tenido cierto recorrido, les ha ido bien y yo estoy satisfecho, aun así, siento que cada nuevo proyecto es como empezar de cero. En todos ellos hay que recordar la ilusión y las ganas otra vez. Lo más difícil de hacer es mantener la ilusión y la fuerza hasta conseguir el dinero para realizar las películas. Trabajar las historias también tiene sus retos, pero sobre todo es emocionante. Filmar es muy divertido, lo mismo que posproducir. Pero buscar el dinero es lo más desgastador y difícil de todo.
¿Cómo decidió dedicarse al cine?
Fue una casualidad, diría yo. Entré en la Universidad Complutense de Madrid para estudiar Administración de Empresas; pero apenas llevé algunos cursos de la carrera me di cuenta de que eso no iba conmigo, no me interesaba. Entonces me puse a buscar qué carrera estudiar. Agarré el plan de estudios de la universidad, revisé todas las carreras que ofrecía la Complutense y encontré dos que me interesaron: Psicología y Comunicación Audiovisual. Opté por esta última y decidí enfocarme en el cine. Sin embargo, de alguna manera, los temas de administración se aplican a nuestro trabajo, porque cuando eres productor necesitas administrar recursos y personal, es inevitable administrar tu propia película. Pero no me imaginaba trabajando en una empresa.
¿Cómo le fue como director de unos capítulos de la serie El Chapo?
Esa fue una experiencia diferente, pues la serie no tenía nada que ver con lo que habíamos hecho antes. Además, el proyecto ya estaba armado y andaba en su segunda temporada. Era una serie de acción, con balazos, explosiones; se grababa a dos cámaras. Definitivamente era otro tipo de producción. Me sentía como un niño con juguetes nuevos, haciendo explotar cosas, viendo los efectos; algo muy divertido. Lo volvería a hacer encantado.
¿Qué le gustaría hacer en el futuro?
Yo vivo de hacer películas, es lo único que sé hacer. La verdad es que ya no sabría cómo ponerme un terno para buscar trabajo. Así que me dedico a terminar un proyecto y a comenzar otro. Sin un proyecto no somos nada en el cine. Ahora mismo estamos trabajando en un nuevo filme y, con suerte, quisiéramos filmar a finales del próximo año. Pero no puedo adelantar más, porque entonces le echamos la sal a la película (risas). Lo que puedo decir es que La bronca es un poco distinta a Octubre y El mudo. Y creo que la siguiente película se parecerá un poco más a las dos primeras.
¿Hay un género en especial que quisiera trabajar?
Estoy abierto a todos los géneros. Nuestras películas tienen una mezcla de géneros. Tienen, por ejemplo, drama y comedia; o drama, comedia y policial. La bronca tiene drama, pero también humor. El Chapo es acción, y fue divertidísima. Creo que en el futuro me gustaría hacer una película con más explosiones. No le cierro la puerta a nada, me gusta explorar el cine en todas sus formas.