Graduados, profesores y estudiantes Ulima en escena

Conversamos con el equipo a cargo de la obra de teatro Sala de embarque, conformado casi en su totalidad por estudiantes, graduados o profesores de la Universidad de Lima, específicamente de la Facultad de Comunicación. Las graduadas Cecilia Silva, Rocío Olivera y Suzetti Hananel; los alumnos Walter Espinoza, Daniel Chung y Sandra Paz; y los profesores Johanna Montauban, Carlos Delgado y Pepe Guzmán se embarcaron en una propuesta teatral que habla acerca de un tema universal: el poder de la amistad y su capacidad para hacernos viajar de vuelta hacia lo mejor de nosotros mismos. La obra se estrenó el 13 de marzo en el Centro Cultural CAFAE-SE

Cuéntennos las historias que están detrás de Sala de embarque: aquella que se desarrolla sobre el escenario y une la vida de sus protagonistas, pero también la historia detrás de esta creación colectiva, del proceso artístico, de escritura y producción.
Carlos Delgado (dirección / producción): Sala de embarque es una obra de teatro que nació de un proceso de exploración escénica. Un buen día nos juntamos y empezamos a explorar a partir de una técnica que se llama Viewpoints and Composition, creada por la norteamericana Anne Bogart. Nos tomó casi nueve meses descubrir, de manera intuitiva, lúdica y creativa, lo que queríamos contar. Así, apareció la historia de estas cuatro amigas que al cumplir los treinta años deciden realizar una promesa que se hicieron a los quince: viajar juntas a Brasil. Pero el conflicto se instala cuando una de ellas, Valeria, la rebelde y liberal, no llega a la reunión planteada por las amigas la noche en que parten a sus “mejores vacaciones de la vida”. Es esta ausencia la que desencadena recuerdos de las amigas y las hace reconocer el valor de una verdadera amistad, de cómo tus amigos son tu verdadera familia, la que eliges, y cómo es importante ver el pasado para entender tu presente y hacerle frente al futuro. La primera puesta en escena de Sala de embarque se dio en un contexto de exploración, a partir del apoyo y participación del Círculo de Artes Escénicas de la Universidad de Lima. Sin este apoyo, no habría existido el espacio ni el tiempo para buscar y adentrarse en los confines de la exploración dramática. Una vez que “aparecieron” los personajes, la historia central y el drama de la obra, nos dispusimos a escribirla, y obtuvimos un texto teatral de estilo naturalista propio del realismo psicológico. En este segundo montaje, en el medio profesional, el equipo creativo ha pasado por varias experiencias de vida y formación, lo que nos impulsó a tomar este proyecto como un montaje profesional en todos los sentidos: acordamos un sistema de producción propio del teatro independiente, trabajamos con estrategias y utilizamos todo lo aprendido en las clases de la Universidad en cuanto a publicidad y marketing.

¿Cuáles fueron los principales retos tanto en el trabajo de escritura, producción y actuación?
Carlos:
desde aquel momento a fines del 2010, cuando les propuse a ocho actrices hacer algo sobre la condición femenina, simplemente para ver “qué podría aparecer”, el proceso creativo ha sido muy rico y muy feliz. Crear una obra de la nada, sin dramaturgo y confiando completamente en el proceso creativo ha sido un reto grande, ya que muchos actores en formación le temen a este vacío, también llamado de la página en blanco, y se refugian en textos ya escritos. Yo quería ir mucho más allá y descubrir, en equipo, qué nos podría traer esta búsqueda. Y al final, las cuatro alumnas y luego actrices profesionales que quedaron fueron las más fuertes, las más aguerridas y las más confiadas en que la incertidumbre es el mejor aliciente para la creación.

Julio Gabriel Paz (producción ejecutiva): Creo que un productor siempre tiene dos retos: la organización y los auspiciadores. Sin el primero, aunque se logre realizar el montaje, la experiencia puede ser caótica. Sin los segundos, por más que la obra sea buena y se cuente con un buen equipo, será muy difícil llevarla a cabo por los niveles de inversión que implicaría.

Suzetti Hananel (actriz / producción): ¡Fue una locura, un reto muy grande! La mayoría no teníamos experiencia en este tipo de trabajos y fue un proceso largo, pero lo que más rescato es que nunca fue tedioso. Nos esforzamos muchísimo para que el resultado sea el mejor. Como casi en toda creación, inicias con muchas ideas de lo que se quiere, pero el proceso es el que te guía el camino, no puedes forzarlo, sino seguirlo a ver a dónde te lleva. Sala de embarque es el resultado de todo eso. Cada una de las actrices —a excepción de Angie, que se integró al equipo este año— participó en la creación de la esencia de su personaje, la cual ha ido creciendo, mejorando y volviéndose más específica a partir de las necesidades de la historia, de los conflictos internos y externos planteados. El libreto y el proceso principal de exploración actoral se vivió en el 2011, luego de 4 años. Todos los involucrados hemos crecido, hemos vivido otras experiencias y el libreto ha tenido tiempo de asentarse. Entonces, desde el año pasado lo empezamos a revisar y decidimos que había cosas que podíamos ajustar. Y en eso estamos. Tenemos un equipo muy comprometido, serio y profesional, lo cual facilita mucho las cosas.

Rocío Olivera (actriz / producción): La etapa de escritura fue un período de creación bastante largo, porque el libreto inicial partió de exploraciones personales que como actrices hacíamos en el mismo escenario. Esto implica una historia que cambia con cada ensayo, había que ser muy paciente y flexible con la edición constante del texto y dejar que las propuestas personales fueran adaptándose en pro de contar una misma historia. La producción fue para mí también muy retadora, considerando que somos un grupo de teatro nuevo y que vivimos en un país con muy poco apoyo al arte. Desde la primera reunión de producción te das cuenta de que hay muchísimo por hacer. Desde el principio te topas con problemas para encontrar un espacio donde presentarte, no hay muchas opciones; luego la búsqueda de auspiciadores y financiamiento, que en lo personal es lo más complicado porque no muchas empresas ven en el arte la posibilidad de un beneficio. Luego están las decisiones en cuanto a escenografía, vestuario, utilería, etcétera. Conseguir lo que dice la conocida frase usada en producción, “lo bueno, bonito y barato”, no es nada fácil. Finalmente, en cuanto a la actuación, mi personaje, Almendra, es una ama de casa, una mujer de presencia y personalidad grande, escandalosa por donde la veas, características muy distintas a las mías. En sí, toda la obra requiere mucha transformación física y vocal, pues los personajes pasan por distintas edades de sus vidas; encontrar el desarrollo de mi personaje durante estas etapas implicó mucha observación, recuerdos y aprendizaje constante.

Cecilia Silva (actriz / producción): Ponernos de acuerdo en todo, aceptar que todos somos distintos y tenemos diferentes visiones y comportamientos frente al mismo evento. Y sobre eso, aceptar que “la mayoría gana”. Claro, después te das cuenta de que tú mismo sales ganando, porque al realizar lo acordado ves que es muchísimo mejor que lo que tú solo habías pensado y, sobre todo, lo conveniente para la obra. Te das cuenta de que el trabajo en grupo hace que el resultado sea muchísimo mejor.

No es la primera vez que algunos de ustedes se juntan para hacer teatro en serio, ya antes se habían presentado en el ICPNA, con una obra ganadora del XI Festival de Teatro Peruano Norteamericano. Háblennos también de esa experiencia previa y de cómo influyó para que se animaran a embarcarse en este nuevo proyecto.
Suzetti:
 Cinco mujeres con el mismo vestido fue mi primera obra profesional como actriz y siempre la recordaré con muchísimo cariño. Si bien quedamos como finalistas en el festival, el ICPNA apostó por nosotros dándonos un mes de temporada (el premio del festival era solo un fin de semana). Entonces, eso fue muy reconfortante, nos hizo sentir muy orgullosos de nuestro trabajo como equipo. Formamos un lazo muy bonito que va más allá de la amistad, es el hecho de saber que podemos trabajar juntos y cumplir con las metas que nos proponemos. Cuando tienes eso, se hace mucho más sencillo pensar en tomar otro proyecto. Siempre tuvimos en la mente estrenar Sala de embarque, pero durante estos dos años todos nos abocamos a diferentes proyectos académicos o profesionales, lo que no lo permitió. Sin embargo, a mediados del año pasado lo conversamos y nos dimos cuenta de que no podía pasar más tiempo, nos sentimos muy bien con lo que hemos creado y es el momento de mostrarlo al público.

¿Cómo logran darse tiempo para hacer teatro profesional en nuestro país?
Todos:
La mayoría de nosotros realizamos otras actividades en paralelo, de hecho casi todos somos comunicadores y además del teatro nos desempeñamos en distintas ramas como periodismo, marketing, producción, educación, etcétera. Lo complicado de eso es organizar los horarios, pero como dicen, cuando algo te apasiona de verdad siempre encuentras el tiempo. El teatro es para nosotros una manera de recargarnos incluso para nuestras demás labores; es inspiración, pero definitivamente implica muchísima organización y disciplina. Nosotros ensayamos y tenemos reuniones de producción en las noches, a veces hasta madrugadas y fines de semana. Ahora, lo positivo de tener un grupo diversificado es que cada uno aporta también con distintos roles en la producción desde su propia experiencia profesional.

¿Qué puede esperar el público de Sala de embarque y en qué lugar y en qué fechas se presentarán?
Todos:
Pueden esperar una obra divertida, dinámica y sobre todo cercana, en la que podrán ver reflejados a algunos de sus amigos o amigas en cuanto a personalidad y puntos de vista. Y eso es lo más importante para nosotros: que el público se conecte con la historia y con los personajes que la cuentan, porque se ven a ellos mismos y sus problemas y dilemas o porque ven a alguien que conocen. Creo que lo más resaltante de Sala de embarque es que parte de una realidad cotidiana donde aparentemente todo está bien, pero luego las protagonistas se enfrentan, poco a poco, a una realidad de la que ya no pueden escapar.

¿Piensan continuar desarrollando este tipo de proyectos? ¿Ya hay algo en mente?
Carlos:
De todas maneras. Creemos que es una forma muy acertada de trabajar, muy creativa y con grandes resultados. Sí hay algo en mente, un nuevo proyecto. Desde el año pasado venimos reuniéndonos para gestar esta nueva aventura. No está involucrado todo el equipo con el que hacemos Sala de embarque; sin embargo, las ganas y la emoción están, tal como estuvieron cuando empezó a crearse esta obra. Hay temores, dudas y un montón de preguntas; y eso, para nosotros, lo hace más emocionante. Crear bajo la incertidumbre, como la vida misma.

¿Consideran que la Universidad de Lima ha sido un lugar donde no solo han podido desarrollarse como profesionales competitivos sino también trabajar e impulsar sus intereses artísticos?
Todos:
Por supuesto. La Universidad de Lima es la gran responsable de formarnos académica y artísticamente. Creemos que sin el apoyo de la Universidad, de los profesores y del grupo de amigos con el que actualmente compartimos esta gran pasión de hacer teatro, no hubiésemos retomado la actuación después de terminar el colegio. Lo que encontramos más emocionante en la carrera que escogimos, y que nos encanta, y en nuestro deseo de actuar es que ambos se complementan muchísimo; y nos gusta poder llevar a cabo nuestras dos pasiones al mismo tiempo. Estamos seguros de que si la Universidad no brindara tantos talleres artísticos gratuitos, y si no tuviese el deseo de que sus alumnos se desarrollen de manera integral, no tendríamos grandes profesionales con una carrera artística que llevan de la mano en su día a día. Además ofrece una serie de actividades extracurriculares que nos ayudan a aplicar y complementar lo aprendido en las clases y, a la vez, fomentan la búsqueda y la exploración de nuevas formas de hacer las cosas, lo que te ayuda a descubrir y replantear tus gustos y métodos de trabajo. Estas asociaciones de alumnos, círculos o talleres te permiten también conocer a otras personas con los mismos intereses pero con más o menos experiencia e, incluso, provenientes de carreras completamente distintas, por lo que tu círculo social se amplía a la par con tu visión y comprensión del mundo profesional. Un claro ejemplo de esto es que varios miembros de este equipo se conocieron en alguna actividad del Círculo y no en una clase.

Sala de embarque va hasta el 10 de mayo de 2015, todos los viernes y sábados desde las 20.00 horas, y los domingos a las 19.30 horas en la Sala Escénica del Centro Cultural CAFAE-SE, Av. Arequipa 2985, San Isidro. Las entradas pueden adquirirse en la boletería del Centro Cultural.