La pandemia de COVID-19 ha golpeado fuertemente la industria del cine. Las salas de cine permanecen por lo general cerradas, aunque en algunos países se están abriendo, con grandes restricciones de aforo y asumiendo el riesgo del contagio. Ello no ha implicado, sin embargo, taquillazos, ni ha animado a Hollywood a hacer grandes estrenos.
Los críticos de cine y docentes de la Universidad de Lima Ricardo Bedoya y José Carlos Cabrejo analizan la situación del cine extranjero y peruano. Se refieren también al fortalecimiento de las plataformas de streaming y al impacto que podría tener la decisión de Disney de estrenar Mulán en su propio canal, por un cobro adicional.
¿Cómo se ha afectado la actividad cinematográfica en el Perú este año?
Ricardo Bedoya: Se ha perjudicado mucho. Se han paralizado rodajes, algunos a punto de iniciarse e incluso con personal contratado; se han postergado muchos estrenos que estaban programados para ingresar a salas, como Canción sin nombre, una película que participó en el Festival de Cannes el año pasado, así como muchas otras. También se han paralizado muchos rodajes que se estaban haciendo en regiones. Este es un golpe muy fuerte para el cine. Las salas están cerradas desde hace meses y no hay perspectivas de que se abran. Se ha preferido esperar unos meses antes de lanzarse a una exhibición azarosa de las películas, pues no se sabe cómo funcionaría.
José Carlos Cabrejo: Es una situación muy compleja, verdaderamente. Sé que algunos rodajes se están llevando a cabo, obviamente, tomando en cuenta ciertos protocolos de bioseguridad, pero estamos hablando de grandes producciones, nada más. Por otro lado, si bien en Estados Unidos se abrieron salas de cine en medio de la pandemia, luego se volvieron a cerrar, debido al problema de los contagios.
¿Cuáles son los estrenos que nos hemos perdido este año?
Ricardo Bedoya: Por la situación de pandemia, Hollywood, principal proveedor de películas del mundo, ha postergado sus estrenos. Definitivamente, no estrenará las películas más grandes que corresponden a esta época del año, como son las de superhéroes, de mucha acción. Disney, por su parte, iba a estrenar Mulán al inicio de nuestra cuarentena, pero tuvo que hacer una postergación y, finalmente, ha anunciado que se va a pasar en la plataforma Disney y que bajarla costará treinta dólares. Esto es significativo, porque Mulán es una película que iba a tener mucha audiencia, pero ya la industria del cine está desesperada y ha tomado esta decisión. Esto puede cambiar un poco lo que va a ser cine del futuro, las plataformas están ganando mucho terreno y es posible que esta pandemia vaya a desencadenar cambios en el consumo del cine hacia el futuro.
José Carlos Cabrejo: Además de Mulán, está la película Tenet, de Christopher Nolan. Este era uno de los estrenos más esperados del año, y está en suspenso. Los de Disney sí se atrevieron a lanzar Mulán en streaming, pero Tenet está en veremos; parece que todavía están esperando la posibilidad de que en algún momento las salas de cine vuelvan a funcionar, porque es allí donde realmente obtienen una gran ganancia. No todos van a tomar el riesgo que ha tomado Disney con Mulán. Se debe haber invertido mucho dinero en esa película y va a ser un experimento curioso, que podría tener repercusiones en el futuro. Los estrenos en las salas de cine implican que en la repartición haya ganancias para las salas, las productoras, etcétera. A partir de esta producción se podría ver la oportunidad de no pasar por las salas de cine. Vamos a ver si sale a cuenta estrenar películas en streaming. Puede marcar un antes y un después en la forma de ganar dinero con las películas y en cómo los espectadores se relacionan con ellas.
Las plataformas de streaming se han favorecido mucho en este contexto.
José Carlos Cabrejo: Así es. Como consecuencia de la pandemia, se podría transformar, de manera definitiva, la manera como nos relacionados con las películas. Con plataformas tipo Netflix o HBO, podría surgir un perfil de personas que consuman películas desde sus casas y no sientan necesidad de ir a una sala de cine. Esta situación podría ser un golpe mortal para las salas, que podrían pasar a un segundo plano total, no solo por costumbre, sino también por un tema de protección. Por otro lado, para la película La migración se quiere hacer un estreno online, pero no sé en qué condiciones. Todavía se están moviendo las fichas para ver cómo se siguen viendo algunas películas que estaban destinadas a estrenarse en las salas.
Ricardo Bedoya: El que se hayan reforzado las plataformas ha favorecido básicamente al cine internacional. Aunque hemos visto el estreno de Retablo en Netflix y de Wiñaypacha en Prime Video, lo cual es muy bueno, pues ya pasaron a plataformas internacionales, lo cierto es que son casos excepcionales.
En cuanto a las temporadas pendientes de las series de las plataformas, las personas van a sufrir con una larga espera.
José Carlos Cabrejo: Sí. Muchas producciones están paralizadas. He visto en internet que en el Perú ya se están dictando talleres de bioseguridad para producción y realización audiovisual. En algún momento van a volver a su dinámica, no solo en el extranjero, sino aquí en el Perú también.
¿Qué película peruana les viene a la mente que nos quedamos sin ver?
José Carlos Cabrejo: Teníamos expectativa de ver Canción sin nombre y es muy triste que no haya ocurrido así. Yo la llegué a ver en un festival el año pasado, y se supone que se iba a estrenar este año. Imagino que estarán esperando la posibilidad de hacerlo, pero no sé en qué condiciones. Tal vez las grandes productoras se guarden hasta que las cosas estén más normalizadas y puedan lanzar sus películas, especialmente diseñadas para ganar mucho dinero.
¿Qué opinan del autocine?
Ricardo Bedoya: Vale recordar que este es un fenómeno que surgió en Estados Unidos, en los años veinte, sin mucho éxito en ese entonces, pero se popularizó en los cincuenta, porque había cambiado el modo de vida americano y asistían muchos jóvenes con sus carros, se exhibían películas juveniles. Era una época de prosperidad para Estados Unidos, en la segunda posguerra. En el Perú funcionó un autocinema en San Isidro, a la espalda del Colegio San Agustín, donde ahora está la sede principal del BBVA. Inicialmente tuvo éxito, pero luego las parejas no iban necesariamente a ver la película y, además, el crecimiento urbano de Lima hizo que el precio del terreno subiera mucho, con lo cual se cerró el negocio y se convirtió en otra cosa. Ahora la experiencia es distinta, porque el público que asiste a las salas de cine está acostumbrado a estándares e incluso de espectacularidad de proyección. Cuando vas a ver películas de Marvel a una sala de cine, las butacas se mueven, las explosiones suenan a todo volumen, hay una experiencia casi inmersiva. Pero en el autocine no ocurre eso, estás a la distancia, desde el auto, con un sistema de sonido que se va graduando, entran pocas personas por auto, es una experiencia más solitaria, más parecido a ver una película en una pantalla pequeña de televisión o en la computadora. Así que no sé qué tal éxito tendrá.
José Carlos Cabrejo: Bueno, es una medida temporal en un espacio limitado en cuanto al número de personas que se permite en un carro, además la pantalla se ve de lejos. Es cuestión de probar realmente qué tanto se disfruta la imagen y qué tan grande es la pantalla. Por otro lado, pienso que no se logra reproducir la experiencia de una sala. En todo caso, es un formato diferente, hay que tomarlo así.