Jessica Retis eligió estudiar Comunicación para ejercer el periodismo, carrera que abrazó con pasión y que la ha llevado a trabajar en distintos países, en radio, televisión y medios impresos. Sin embargo, el día que experimentó la docencia, en la Universidad Intercultural de México, se dio con la sorpresa de que en su corazón había espacio para otra pasión profesional.
Hoy, Jessica –egresada de la Universidad de Lima– se ha convertido en la primera latina e inmigrante directora de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Arizona. Desde ahí, pretende desarrollar una perspectiva intercultural en los futuros periodistas. Cabe anotar que antes diseñó la malla curricular de la Maestría en Periodismo Bilingüe en esa casa de estudios.
Has manifestado tu interés por desarrollar en los estudiantes una sensibilidad hacia la diversidad cultural. ¿En qué radica esta necesidad?
Estados Unidos se encuentra en un momento muy importante, pues se está enriqueciendo culturalmente con los cambios demográficos, que cada vez son más evidentes. Tenemos que considerar esta diversidad de audiencias cuando formamos a los futuros periodistas, para que puedan informar desde una perspectiva intercultural, tomando en cuenta las diversas culturas y los distintos puntos de vista.
¿Cómo trabajan la interculturalidad en clase?
Para mí es importante que los estudiantes entiendan el contexto histórico, socioeconómico y político de cada hecho importante. Revisamos la historia de los latinos en Estados Unidos, la historia de los medios latinos, les explico por qué creció la comunidad guatemalteca en California, por qué hay migrantes cubanos en Florida, por qué hay migrantes puertorriqueños en Nueva York, qué pasa con las personas mexicoamericanas de todas las zonas del suroeste de Estados Unidos. Es importante que entiendan qué ocurre en el Canal de Panamá para que comprendan qué pasa con el comercio internacional de Estados Unidos, o qué sucede con la crisis económica en el país para que entiendan también las situaciones políticas. Intentamos proyectar una mirada enriquecedora de la realidad para que, cuando salgan a contar las noticias, lo hagan con una perspectiva global. Es decir, reportean localmente, pero con una mirada global.
En el contexto actual, hay todo tipo de informadores en medios digitales. ¿Cómo asume la Escuela este panorama?
El periodismo es fundamental e imprescindible, especialmente en este contexto; pero el periodismo profesional, porque vivimos en un contexto de desinformación, en un desorden informativo, debido a las redes sociales. Por un lado, es muy importante abrir espacios para voces que han estado invisibilizadas. Pero, por otra parte, estos espacios se abren también a un contenido de desinformación, mientras que la información que viene de los profesionales es fidedigna, busca la verdad. Puede haber diferentes perspectivas editoriales, eso es parte de la democracia, pero el límite siempre será la veracidad. Para ello, el periodista contrasta las diferentes versiones de un mismo hecho y busca la información de primera mano. Esos son valores fundamentales del periodismo, sea en medios masivos o digitales. A eso apuntamos en la escuela.
El auge del mundo digital abre nuevas opciones laborales para los periodistas, ¿cómo lo enfocas en la Escuela?
Nuestra idea es formar al periodista de la época digital, y esto implica que no solamente toquen la puerta de una redacción de un medio generalista, sino que también puedan entender modelos de emprendeduría y autogestión. En las redacciones de los medios impresos, incluso, con el ingreso de las nuevas tecnologías, además de escribir la nota, el periodista escribe un post, hace un video, etcétera. Por tal motivo, ahora se requiere periodistas multimedia, y nosotros formamos periodistas en el manejo de las redes sociales y en emprendeduría. En mi época, cuando escribía una nota, si había un contacto con la audiencia era porque un lector te escribía una carta o te llamaba por teléfono. Ahora hay una relación inmediata, a través del Twitter, de Instagram o TikTok. Ese también es un punto, hay que formar periodistas para que puedan dialogar con sus audiencias.
¿Qué papel juegan los medios impresos actualmente y cuál es su futuro?
El modelo de negocio de los medios informativos ha venido cambiando en los últimos 10 a 15 años, debido a diferentes variables estructurales, coyunturales, históricas, comerciales y políticas. Llevamos más de una década observando el declive de la circulación de los medios impresos. Esto tiene que ver con las modalidades de consumo de la información de las audiencias más jóvenes, que no pasan tanto por medios impresos. Hay un reacomodo hacia las nuevas formas de producción.
¿Cómo se han afectado los medios informativos televisivos?
Pasan por una situación similar. Por lo menos en Estados Unidos, era tradicional sentarse por la noche a ver el noticiero en familia, pero esta práctica se va dejando de lado poco a poco. Es el tiempo de las multipantallas. El más joven está con su celular, los niños con la tablet, es un cambio generacional relacionado con la evolución de las nuevas tecnologías. Los medios masivos tradicionales están dando paso al consumo por streaming. Y en el caso de la radio, también hay una transformación gradual. En América Latina, la radio todavía tiene mucho por delante, porque son comunidades muy acostumbradas a su consumo. Pero ya se está viendo la transición al mundo del podcast, a escuchar contenido informativo de acuerdo con mis rutinas personales, ya no necesariamente los viernes a las 5 de la tarde o los lunes a las 8 de la mañana, sino cuando voy en el carro, en el bus, en el taxi, el metro… Siempre habrá necesidad de informarse, lo que cambia son los espacios que las audiencias buscan para hacerlo. Pasamos de un mundo de audiencias masivas a otro de audiencias hiperfragmentadas, donde los grupos son más selectivos en los contenidos que les interesan.
Aparte de dirigir la Escuela de Periodismo, enseñas en la Maestría en Periodismo Bilingüe, ¿verdad?
Así es. En el 2019 acepté la propuesta de la Universidad de Arizona para armar la malla curricular de la primera maestría en Periodismo Bilingüe de la Universidad de Arizona. Esta fue lanzada en colaboración con el Centro de Estudios Latinoamericanos, el Departamento de Estudios Mexicoamericanos y el Departamento de Español y Portugués. Es de carácter interdisciplinario. Ya egresó la primera promoción y ahora la segunda está en formación.
Es una novedad que sea bilingüe...
Es cierto, la propuesta pedagógica es bastante innovadora. La idea es que los alumnos sean capaces de desarrollar sus habilidades lingüísticas y culturales para entender a las comunidades latinas en contextos locales, transnacionales y globales. Les enseñamos a los alumnos a entender que cuando cuentan una historia en español tienen una audiencia específica, lo mismo cuando cuentan la historia en inglés y en spanglish.
Actualmente, en la maestría mencionada, me desempeño como docente. Cabe señalar que en el 2008 me fui a Estados Unidos, a trabajar en The Spanish Language Major, en California State University Northridge, donde permanecí 11 años, formando periodistas bilingües e interculturales. La mayoría de mis alumnos eran latinos, inmigrantes o hijos de inmigrantes.
¿Recuerdas cómo empezaste la docencia?
Mientras vivía en México, daba clases en la Universidad Intercontinental, en la Universidad Latinoamericana y en el Tec de Monterrey. En España dictaba en la Universidad Carlos III de Madrid. Luego di clases en otras universidades en España, así como seminarios, charlas, talleres.
¿Qué temas has investigado para la producción de tus libros?
He investigado mucho sobre medios y migraciones. Trabajé para el Observatorio de las Migraciones y de la Convivencia Intercultural de la Ciudad de Madrid. Allí llevé a cabo el primer mapeo de medios dirigidos a inmigrantes, llamado Espacios mediáticos de la inmigración en Madrid, y realicé uno de los primeros estudios sobre consumo cultural latinoamericano en entornos urbanos y rurales: Estudio exploratorio sobre el consumo cultural de los inmigrantes latinoamericanos en España: el contexto transnacional de las prácticas culturales, con la Asociación Alternativas. Estoy muy contenta de comentar que accedí a unos fondos para llevar a cabo la investigación Educación periodística bilingüe en los Estados Unidos: desarrollo, implementación y evaluación, de parte del Center for University Education Scholarship. Esto me ha permitido investigar la base de la enseñanza del periodismo bilingüe.
¿Quisieras compartir por qué te fuiste a vivir a México?
Por supuesto. Terminé mis estudios universitarios en 1990 y me fui a México a estudiar una maestría en Ciencias Políticas, en la Universidad Nacional Autónoma de México. Paralelamente, trabajé escribiendo artículos para periódicos mexicanos y para uno en el Perú, y di clases en la Universidad Intercontinental. Fue ahí que me di cuenta de que ser docente era mi otra pasión, y no he dejado de enseñar desde entonces, hace más de 30 años. Muchos de mis alumnos de esa época ya son profesionales, trabajan en los medios, y algunos son profesores universitarios. Fuera de México, hice un doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, y mientras tanto trabajé como periodista, productora y locutora para diferentes medios. Uno de ellos fue Televisión Educativa Iberoamericana, donde hacía el Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano, que todavía existe. Fui una de las primeras en trabajar ahí, como presentadora del informativo. También produje programas culturales para la Televisión Educativa Iberoamericana, trabajé como independiente para varias revistas españolas y para la radio comunitaria Red con Voz, hice algunas producciones con la Asociación Latinoamericana de Educación y Comunicación Popular (ALER), que es la red más grande de producción radial. Ahí realicé varios programas sobre migraciones. En fin, he trabajado en periódicos, revistas, televisión, radio… lo que hacemos todos los periodistas: trabajamos donde se presenta la oportunidad laboral.
¿Por qué sientes que la docencia es tan importante para ti?
Ser profesor universitario implica tener vocación, no basta entrar al salón y dictar. Hay que entender las diferentes realidades de los alumnos, adaptar tu entendimiento del mundo al microcosmos de un salón de clases, y aquí me voy a poner en la perspectiva de Paulo Freire: la educación puede ser una herramienta de liberación, una vía para ayudar al individuo, para que pueda educarse con sus propias herramientas. No es una perspectiva vertical de la educación, es una sinergia. Yo aprendo de mis alumnos y hago de mi salón un espacio de discusión y de reflexión. Mis alumnos dicen que soy la profesora “why?”, porque siempre contesto a sus preguntas preguntándoles a mi vez por qué, y tratando de que encuentren sus propias respuestas. Ahí se percibe la rica experiencia del proceso de enseñanza-aprendizaje, cuando el alumno ha basado su reflexión en las lecturas y en las discusiones de clase.
¿Qué aprendizajes valoras más de cuando eras estudiante en la Universidad de Lima?
La búsqueda de servir a la sociedad es una de las principales bases de mi formación en la Carrera de Comunicación en la Universidad de Lima. Como también lo es la visión interdisciplinaria y la mirada crítica hacia la sociedad. Tuve unos mentores espectaculares, que vieron potencial en mí y me apoyaron y me empujaron de la manera más positiva. Yo he intentado reflejar estas prácticas en mi propia práctica como docente.
¿Y cuáles son tus mejores recuerdos universitarios?
En general, mi experiencia en la Universidad de Lima fue muy interesante. Me encontré con grandes educadores y formadores. No puedo dejar de nombrar a Teresa Quiroz, a Óscar Quezada y a Javier Protzel, quienes fueron fundamentales en mi formación humanística. He seguido en contacto con muchos profesores, quienes pasaron a ser mis colegas y a quienes muchas veces he mandado un correo o los he llamado por teléfono para pedir un consejo. Sé que siempre van a estar ahí. Si como profesora, doy la mitad de lo que he recibido de mis maestros, habré hecho una labor importante con mis propios alumnos.