Climas cinematográficos

Un filme ambientado en la costa, sierra y selva del Perú y centrado en tres mujeres de diferentes edades. Ese es el retrato que ofrece Climas, la ópera prima de Enrica Pérez, graduada de la Carrera de Comunicación de la Universidad de Lima que cuenta con un Máster en Dirección de Cine por la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos). Climas se estrenó el jueves 4 de junio y está protagonizado por Claudia Ruiz del Castillo, Fiorella de Ferrari y María Unocc.

¿Cómo surgió la premisa de Climas?

Climas nació por oposición. Luego de hacer un cortometraje como Taxista, que es muy masculino y se basa en el cuento Taxi Driver sin Robert de Niro” de Fernando Ampuero, tenía ganas de emprender algo opuesto, es decir, algo bien femenino y con una historia propia. Así fui uniendo varios temas que en ese entonces me movían, como por ejemplo la problemática de la identidad. Yo estudiaba cine en Nueva York y cada vez que regresaba al Perú me sorprendían las diferencias que puede haber entre las peruanas. Me parecía bien interesante esa contradicción de similitudes y diferencias. Me preguntaba: ¿qué tengo en común con una mujer que nació en la sierra, usa polleras, habla quechua y lava su ropa en el río? Luego, mientras investigaba, me di cuenta de que lo que nos mueve es más o menos lo mismo y que las mujeres pasamos por etapas parecidas, aquí y en la China. Ahí fue cuando comenzó a armarse la idea de Climas en mi cabeza.

La película se desarrolla en la costa, sierra y selva del Perú. ¿Qué sentidos busca generar el filme con esta propuesta?

Quería que mi primera película contara historias de mujeres y comunicara sus dramas a través de atmósferas e imágenes. Es decir, no pretendía filmar un drama de mujeres metidas en un cuarto dialogando. De otro lado, con frecuencia, las mujeres somos bien “climáticas”. Así surgió la idea de separar las historias por clima o región y unirlas con los sentimientos de los personajes. El filme apunta a comunicar el drama interno o “clima interno” de cada mujer y el clima externo que las engloba. Climas presenta los relatos del despertar sexual de una niña en la selva húmeda y sensual, una mujer que no puede ser feliz en el depresivo invierno limeño y una anciana que vive sola en un pueblo perdido en los Andes. Estos climas alimentan visualmente cada drama.

¿Cuáles fueron los mayores desafíos del casting?

El casting fue un proceso maravilloso. Necesitaba que las tres actrices fueran originarias de cada región, pues para mí era fundamental sentir que los personajes habían nacido y crecido en una región específica. Para la historia de la niña, viajamos a la selva e hicimos un llamado de casting a lo American Idol. Salimos en los periódicos y los programas de TV para convocarlo. Fue un éxito. Parecía que todos los niños de Pucallpa querían salir en la película. ¡Hicimos el casting a 300 niños! Luego seleccioné a 10 y los invité a un taller de actuación en Pucallpa. Fue una etapa larga pero gratificante.

¿Cómo fueron estos procesos en Lima?

En Lima fue más fácil porque les hice casting a las actrices del medio. Muchas tenían la edad que yo buscaba para el personaje, por lo que el proceso fluyó sin contratiempos. En cuanto a la señora andina, había visto a María Unocc en la película Paraíso, de Héctor Gálvez, en la que participa en una escena pequeña y habla en quechua. Esta señora vive en el asentamiento humano Paraíso, en Huachipa, Lima. También efectuamos un trabajo intenso con ella.

Hablemos del rodaje. ¿Qué retos se presentaron?

Filmamos durante 5 semanas y viajamos de una región a otra sin parar. En el camino, tratábamos de adaptarnos a los cambios y éramos víctimas de los distintos climas. En Pucallpa no podíamos más con el calor y era difícil para el equipo sostener 12 horas de filmación al día, que es la duración habitual de un rodaje en Lima, por lo que acortamos las horas de trabajo cada día porque las energías estaban por el suelo. Y en Huaraz, todos nos enfermamos con la altura y el frío. Un día terminé en el hospital con un virus respiratorio y muchos del equipo pasaron también por el hospital. Fue un rodaje duro.

¿Cuáles han sido tus principales influencias o referencias durante la investigación y la concreción de Climas?

Me empapé viendo muchas películas que consideraba que tenían algún tipo de relación con las historias. Pese a que no me gusta homenajear tendencias, planos o escenas que ya existen, dos filmes marcaron Climas y ambos, curiosamente, fueron dirigidos por mujeres. Estos son Fish Tank de Andrea Arnold y La mujer sin cabeza de Lucrecia Martel.

¿Cómo evalúas el panorama actual del cine peruano?

Creo que lo que está sucediendo con el cine peruano es una suerte de moneda de dos caras o un arma de doble filo. Se está haciendo mucho cine en el Perú y eso es algo increíble. Podríamos decir que hay un “antes de ¡Asu Mare!” y un “después de ¡Asu Mare!. En el antes se realizaban menos películas, pero varias de ellas son interesantísimas y han sido reconocidas a nivel mundial, como Días de Santiago, Madeinusa, La teta asustada, Paraíso, El mudo o Las malas intenciones. No obstante, el público local era reacio a ir al cine. Había una especie de aversión al cine peruano porque tenía un estigma de “aburrido” y “lento”. Después de ¡Asu Mare!, eso cambió. Fue tal su éxito que el público comenzó a interesarse en el cine peruano. Esto favoreció a los cineastas y a las películas de aquí. Además, la empresa privada se fijó en el cine peruano porque vio en él una posibilidad de lucro, así como se animaron los cineastas y muchos entusiastas del cine por el mismo motivo. Hoy existe una tendencia a hacer comedias o películas de terror. Y las hay a montones, porque eso vende y es lo que el público espera ver. Sin embargo, cuando los otros cineastas, los que hacen un cine más personal o independiente, quieren exhibir sus obras en las salas, los cines responden con negativas y les cierran las puertas a los trabajos que no son considerados comerciales. He ahí la otra cara de la moneda. Para una cinta como Climas, la distribución ha sido un parto. Considero que la oferta debe ser variada. Por supuesto que debe haber películas netamente comerciales, pero también debe haber un espacio para la exhibición de cintas de un corte más independiente. Caso contrario, vamos a terminar con una gran cantidad de películas peruanas del mismo corte o con enlatados con chistes y actores de realities o de programas televisivos. Si bien estamos creciendo en cantidad, esto no significa que estemos creciendo en calidad.