El cineasta Augusto Tamayo, docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, y la productora Nathalie Hendrickx, graduada y también docente de la Facultad de Comunicación, estrenarán este 30 de agosto la película Rosa Mística, sobre la vida de Isabel Flores de Oliva, Santa Rosa de Lima.
El filme, escrito y dirigido por Tamayo, cuenta la historia de la santa limeña, encarnada por Fiorella Pennano. Ella estará acompañada de un elenco que también incluye, entre otros, a Alberto Ísola, Miguel Iza, Bruno Odar, Sofía Rocha, Valeria Ruiz y Milena Alva.
¿A qué se debe su interés en Santa Rosa de Lima?
Augusto Tamayo: Como figura cultural histórica y religiosa, Santa Rosa me interesa desde hace 40 años. Se trata de una mujer joven, fuerte, melancólica, solitaria e inteligente. Estos rasgos la convierten en un personaje muy atractivo. Por ello, mantuve por mucho tiempo el proyecto de realizar una película sobre ella. En los años 70 escribí un guion, lo dejé, luego escribí otro, desapareció, lo escribí de nuevo, tampoco me gustó, y, finalmente, hace cuatro años, di con una versión que sentí que debía hacer.
¿Qué tanto rigor histórico ha tenido para la creación de la historia?
Augusto Tamayo: La realidad la interpretamos de acuerdo a nuestros esquemas. Hasta el historiador más riguroso interpreta, pues, aunque limita todo lo posible su subjetividad, necesita basarse en fuentes que pueden ser inexactas. No obstante, he leído alrededor de 20 biografías de Santa Rosa, entre las que están aquellas que se escribieron pocos años después de que muriera. En el siglo XVII, las autoridades administrativas del Virreinato y la Iglesia realizaron extensas entrevistas a todas las personas que la conocieron, y eso ha quedado registrado en expedientes. Me baso, en parte, en esa fuente, que es muy directa, pero que requiere de interpretación. Al inicio de la película hay un disclaimer en el que aclaro que se trata de una obra de ficción histórica.
Teniendo en cuenta que la película está enfocada enteramente en la historia de un solo personaje, ¿qué nos pueden contar acerca del proceso de casting?
Nathalie Hendrickx: Fue interesante y largo. La primera posibilidad fue Wendy Vásquez, quien es una maravillosa actriz. Pero los años pasaron y no se dio la posibilidad de hacer la película. Luego, hace 2 años, hicimos un casting como de 40 chicas. De ellas quedaron 3, con las que grabamos algunas escenas. Sin embargo, no elegimos a ninguna. Fue entonces que surgió la posibilidad de que la protagonista fuera Fiorella Pennano, con quien estamos plenamente complacidos.
Augusto Tamayo: Cuando uno escribe un personaje, tiene una idea de cómo se verá, pero el actor es finalmente quien lo encarna y le da un matiz particular. No quiero una marioneta, así que es bonito sentir que el personaje, aunque sea distinto al que tenía en la cabeza, se sienta vivo gracias al trabajo de Fiorella.
La película muestra un alto valor de producción, ¿cómo lo lograron?
Nathalie Hendrickx: La cinta pudo salir adelante gracias al patrocinio de Telefónica. Y lo agradecemos mucho porque en una película de época es muy difícil colocar product placement. Por suerte, la empresa lo entendió como un patrocinio institucional a una figura histórica femenina que trascendió durante un tiempo complejo para el Perú. Además, gracias a la experiencia de Augusto, supimos manejar los pocos recursos adicionales que tuvimos. Nosotros realizamos El bien esquivo, también ambientado en el siglo XVII, así que entendíamos aquel período histórico, sus sensaciones, atmósferas y espíritu. Fue difícil trasladar a la gente a la Lima del siglo XVII, que, debido a los terremotos ocurridos en los últimos siglos, casi no existe más.
Augusto Tamayo: Cuando fuimos a Santiago de Chile a hacer el sonido de El bien esquivo, el dueño de la empresa me dijo: “Oye, esta película debe de haber costado 5 millones de dólares”. Le respondí que en realidad costó una fracción de ese monto. Hay una cierta maña que hemos perfeccionado, y, con ella, mucho esfuerzo y la colaboración de gente joven, hemos podido sacar adelante la producción. El equipo es una mezcla de amigos y estudiantes con los que es muy estimulante trabajar. En otras circunstancias, no se podría hacer ni la primera escena.
Mencionaron que la Lima del siglo XVII casi no existe más. ¿Cómo resolvieron ese problema?
Nathalie Hendrickx: Encontramos unas locaciones maravillosas, como el Hospital San Andrés, que está oculto por el Mercado Central. Uno no se imagina que allí exista un hospital del siglo XVII. Restauramos parte de él a cambio de poder grabar ahí. También hicimos escenas en el Monasterio del Prado, de Barrios Altos; el Convento de Santo Domingo; y fuera de Lima, en el kilómetro 55, en la zona de Cocachacra, que es el espacio que usamos cuando Santa Rosa construye su huerto.
¿Qué sentimientos despierta en ustedes el estreno de la película?
Augusto Tamayo: A estas alturas de mi carrera y de mi vida, me queda claro que lo que hago es una pasión personal. Hay quienes priorizan el lenguaje, pero para mí el cine es un medio para hablar de temas que me interesan. Es lo que me mueve y es la forma de hacer cine que quiero seguir haciendo.
Nathalie Hendrickx: No existía una película de ficción sobre la vida de esta mujer antes de convertirse en santa, así que siento que ya era hora de que los peruanos pudiésemos ver su historia en pantalla grande.