Augusto Tamayo ha sabido conjugar sus pasiones para realizar, primero, sus documentales bicentenarios, y ahora su primer libro de investigación, ilustrado y documentado con material que ha recogido en un largo y riguroso trabajo de campo.
El escritor, cineasta y profesor de la Universidad de Lima presenta hoy el primero de tres tomos de Bicentenarios de la Independencia del Perú, editado por el Fondo Editorial del Congreso de la República. En este proyecto, que ve su primer producto hoy, narra los sucesos acontecidos durante los 10 años previos a la proclamación de la independencia del Perú, por medio de una narración amena y con la ayuda de importante material gráfico. El libro se presentará el 26 de junio a las 17.00 horas en el hemiciclo Porras Barrenechea del Congreso de la República.
¿Cómo nace su interés por escribir sobre el bicentenario del país?
En el 2010, el Instituto Riva-Agüero me propuso ser el realizador, y ellos, los productores, de una serie de documentales con motivo del Bicentenario. Esta producción forma parte de una serie de eventos, actividades y celebraciones que se realizan con motivo del Bicentenario. Nosotros nos planteamos producir un documental al año; es decir, conmemorar el aniversario de cada evento importante hasta el 28 de julio de 1821. Esto porque la independencia no ocurre en un día, sino que se produce una cadena de hechos que culmina el 28 de julio y empieza con la rebelión de Francisco Antonio de Zela, en 1811, en Tacna.
¿En qué ha consistido el proceso de investigación?
He viajado a cada una de las ciudades donde se desarrollaron las rebeliones independentistas y he tomado fotos de mapas, cuadros, documentos, etcétera. He entrevistado a historiadores y con todo ese material armé los documentales, acompañados de pequeñas dramatizaciones.
¿En qué momento se animó a escribir el libro?
Vi que tenía muchísimo material visual y pensé que sería una buena idea publicar libros también. Además, me preocupaba que nadie hablara del Bicentenario, muchos ni lo conocen y me parece que eso es como no apreciar momentos decisivos de la vida. Celebrar el Bicentenario es festejar un acontecimiento importante en la configuración de nuestra identidad. Sin identidad no hay nada, así que quise difundir imágenes y textos rigurosos, pero con una narrativa simple, porque me interesa hacer textos de difusión.
Son textos para el lector común, no para los académicos.
Exacto. Textos para informar al lector sobre todo lo que ocurrió entre 1811 y 1821, con fotos que permiten imaginar las situaciones y ver los lugares donde tuvieron lugar los hechos. Como son 11 acontecimientos, no cabían en un solo libro, así que decidí hacerlo en 3 tomos.
¿Cómo así su libro llega a ser de interés del Congreso?
Conversando con la congresista Luciana León, que alguna vez me pidió apoyo para su proyecto de mecenazgo, se enteró del proyecto y me dijo: “Lo sacamos en el Congreso”. Llevé el proyecto para que lo vean y decidieron publicar el primer tomo, que incluye las rebeliones de Zela, Huánuco, la Constitución de Cádiz y la sublevación de Paillardelle.
Ha sido un trabajo muy duro.
Un gran trabajo. Hay eventos como el de Huánuco que no están bien investigados y, aunque no soy historiador, busqué los documentos originales y también testimonios de los juicios para reconstruir lo que ocurrió y así poder armar un texto que durara 20 minutos. También he tenido que buscar archivos, cuadros, mapas, gráficos, grabados, etcétera.
¿Hay algo que le haya sorprendido en esta investigación?
Te diré que lo de Huánuco no lo conocía mucho. En general, no ha sido desarrollado por los historiadores, pero es una sublevación grande, local, y es una rebelión de indígenas. Pone en aprietos al Virreinato, que manda un ejército comandado por un intendente de Tarma, Joseph González de Prada, bisabuelo de Manuela González de Prada, y los derrota. La historia de Paillardelle, por otro lado, es interesante. Su madre tenía dinero y muchas propiedades en el Perú, su padre se une a la Revolución Francesa y, más adelante, los hijos se vuelven soldados. Cuando el padre muere, la mamá decide recuperar sus propiedades en el Perú y la familia viene. Una vez aquí, los hijos se enrolan en el ejército y uno de ellos, Enrique, termina en Tacna, encabezando la rebelión. En paralelo, dos de los hermanos se contactan con movimientos argentinos, que seguían enviando dinero y promesas de apoyo al Perú para quienes se sublevaran. Paillardelle resiste en su sublevación como un mes, trata de llegar a Moquegua, fuga al sur y se incorpora al ejército argentino. Este precursor de la independencia se involucra en muchos líos y termina aliándose a un caudillo argentino, es derrotado y lo ejecutan. Dos años le dura la aventura, se subleva en 1812 y muere en 1814, joven, alrededor de los 40 años. Es una figura simpática, no tiene éxito, pero allana el camino de la independencia.
Siempre le ha interesado hacer trabajos con una base histórica, ¿verdad?
Heredé esa pasión por la historia de mi padre. Era un hombre muy culto, conocía mucho de la historia y en general del Perú. Me formé con él y aprendí muchísimo. De él escuché miles de informaciones y relatos. Yo estudié literatura, pero siento que no conocer la historia del país es como no saber sobre mi vida. Es importante la historia de la colectividad, por eso siempre he leído al respecto y he hecho tres películas con base en la historia del Perú: El bien esquivo, Una sombra al frente y ahora estoy haciendo otra sobre Santa Rosa de Lima. Me interesa el cine histórico y, además, entre los libros que he publicado en mi editorial, Argos, hay varios textos de historia.
¿Qué nuevo proyecto tiene en mente ahora?
Estoy terminando el documental de 1817, espero que se transmita en julio. Siempre se proyectan en julio, pero el libro me ha tomado mucho tiempo. Este, de 1817, narra desde el momento en que San Martín atraviesa los Andes hasta que libera Chile. Más adelante, cuando se vean los documentales del 19 y el 20, nos daremos cuenta de que esto precipita la independencia del Perú.