Con el propósito de mejorar el rendimiento de los trabajadores que se ubican en la base de la pirámide y potenciar de este modo la productividad de las empresas peruanas, José Luis Gamboa y Gonzalo Yrigoyen crearon Excuela. Ambos son socios y egresados de la Universidad de Lima. José Luis estudió Ingeniería Industrial y Gonzalo, Administración.
Los acompaña en este emprendimiento un tercer socio, José Aponte. Juntos, han creado una aplicación móvil merecedora del premio TecPrize 2023, entregado en enero del 2024 por el Tecnológico de Monterrey, en México.
¿Cómo tomaron la noticia de haber ganado el TecPrize 2023?
José Luis: Nos sentimos tan sorprendidos como contentos con esa noticia. Se trata de un premio latinoamericano con muchos postulantes. Nosotros estábamos entre los diez finalistas de toda la región y competíamos incluso con compañías mexicanas.
Gonzalo: Este premio nos ha hecho muy felices, sin duda, especialmente por el prestigio que tiene el Tecnológico de Monterrey en materia de educación. Es gratificante que Excuela, como una empresa joven lanzada en noviembre de 2022, haya impactado positivamente en varios países de Latinoamérica. Nos enorgullece saber que nuestros clientes están satisfechos, y que el Tec reconozca nuestro trabajo resulta doblemente motivador.
¿Recibieron comentarios del jurado sobre los motivos de la premiación?
Gonzalo: Sí, el jurado destacó la relevancia de las soluciones, que abordan las necesidades de entrenamiento de talento en la base de la pirámide. Declararon que se percibe la falta de competencia en ese segmento y que grandes organizaciones se han dado cuenta de que han descuidado a estos colaboradores. Por ese motivo, el enfoque de nuestro espacio de operación les pareció muy interesante.
José Luis: Además, este premio también señala una gran necesidad en la región y en nuestro país, en particular. En el Perú, la productividad laboral está entre las más bajas del mundo. Nuestro propósito es aumentar la productividad a través de la educación. Por eso, abordamos diversas áreas, desde la agricultura hasta la seguridad ocupacional.
¿Cuándo crearon su emprendimiento y cómo ha crecido y ganado clientes relevantes?
José Luis: Creamos la empresa en noviembre del 2022 y, desde entonces, hemos tenido un impacto significativo en diferentes países de Latinoamérica. Nuestros clientes están satisfechos con nuestras soluciones, y el reconocimiento del Tec de Monterrey nos impulsa a crecer aún más y ser parte de la solución para mejorar la productividad en la región.
Gonzalo: Comenzamos a operar en el Perú con el Grupo Breca, Intercorp, entre otras organizaciones que eran conscientes del problema en la base de la pirámide, y nuestra metodología les pareció interesante. Mientras obteníamos clientes, también tuvimos conversaciones con el BID Lab —el laboratorio de innovación del BID—, organización que destacó la importancia de nuestra solución y el profundo entendimiento que teníamos del problema. Todo eso nos ha ayudado a crecer rápidamente y desarrollar proyectos en otros países, como Ecuador.
¿Cómo es la metodología que emplean?
José Luis: Pensamos que la educación a distancia tradicional no habla en el lenguaje del trabajador de primera línea. Los videos pregrabados implican que seas un poco autodidacta, y que tengas una disciplina y un hábito de estudio construido para aprender. Pero el público al que nosotros nos dirigimos no es así.
Nuestra tecnología es muy ligera, es una aplicación que pesa muy poco y que consume un ancho de banda mínimo, incluso puede usarse sin internet. Además, la pedagogía que usamos es muy interactiva, consiste en aprender a través de preguntas: combinamos animaciones con pastillas de información y una dinámica de interrogantes. Así se genera un aprendizaje más activo. Con toda la data que brindamos, se construye poco a poco el hábito de aprender. Porque si no se ponen a disposición las herramientas para aprovechar un contenido, aunque este sea maravilloso, no se empleará ni se pondrá en práctica.
¿Podrían compartir un caso, a manera de ejemplo?
Gonzalo: Tenemos muchos casos, pero uno que recuerdo en este momento lo trabajamos con una compañía de servicios financieros en el Perú. Al enfrentar el reto de llevar contenido técnico a la base de la pirámide, creamos un módulo interactivo sobre comisiones y productos financieros. Obtuvimos altos índices de satisfacción, que superaron incluso el 95 %. En una evaluación interna, resultó que quienes tomaron nuestro curso superaron en rendimiento a los que no lo hicieron. También, hemos lanzado proyectos en alianza con Rímac, para abordar temas como la prevención del fenómeno de El Niño y los impactos sociales.
José Luis: En el caso de Rímac, convertimos su información sobre prevención en una dinámica de aprendizaje escalable y económica. Tenemos también alianzas con universidades y organizaciones con las que aplicamos el mismo principio, por ejemplo, con el Instituto de Seguridad Minera, con el que llegamos a empresas más pequeñas. En el sector agropecuario, trabajamos con una gran empresa que acopia a pequeños agricultores. En ese caso, convertimos sus conocimientos en dinámicas de aprendizaje beneficiosas tanto para la empresa como para los agricultores.
¿Cómo son las dinámicas de aprendizaje, especialmente en el caso de los agricultores que no están tan familiarizados con el entorno virtual?
Gonzalo: En el caso de los agricultores, nos reunimos primero con la empresa agrícola para convertir sus conocimientos en materiales de aprendizaje. Esta colaboración beneficia tanto a la empresa, al aumentar su productividad, como a los pequeños agricultores, que mejoran sus técnicas y obtienen beneficios económicos. Creemos que en estos clústers entre grandes empresas y sus proveedores hay un impacto importante, según la idea de valor compartido, que señala que al hacer bien a otros nos hacemos bien a nosotros mismos.
José Luis: No buscamos reemplazar la presencialidad. Creemos que las intervenciones presenciales que emplean las organizaciones se complementan con la herramienta digital que ofrecemos nosotros. Podemos llevar previamente esos conocimientos a través de nuestros materiales, con técnicas expuestas de manera didáctica, como el método de la papa rellena, que sirve para evaluar la irrigación del terreno, entre otras cosas.
Este método consiste en hacer una calicata, un huequito de veinte centímetros de profundidad. Si al coger ese puñado de tierra, lo compactas y chorrea agua, significa que estás inundando tu campo. Si la bolita no se compacta, es que al campo le falta agua. O si la hoja de las plantas se quema por los bordes, es porque le falta nitrato de sodio. Hay mucha información técnica, como la mencionada, que es muy visual y que se aprende muy bien virtualmente. Por supuesto, el asistente técnico no va a dejar de ir al campo, pero es un complemento valioso para él.
¿Podrían comentar dónde trabajaban antes de emprender?
Gonzalo: He realizado emprendimientos desde los dieciocho años, más o menos. Recuerdo que importaba unas máquinas productoras de hielo y las colocaba en restaurantes, clubes y casinos de Lima. Luego, continué realizando importaciones, pero de otros productos. Me dedicaba a la compra y venta de insumos de China.
También, tuve una productora audiovisual con la que logramos las primeras filmaciones con drones. En paralelo, he cultivado el lado corporativo. He pasado por empresas de banca, inversión y consumo masivo, en varias compañías muy importantes.
En los últimos seis años, he estado en el mundo de la tecnología. Fui socio de un emprendimiento de un exalumno de la Universidad de Lima: uDocz, una experiencia muy interesante que significó mi primer acercamiento profundo al mundo tecnológico. Tuve un rol comercial y tenía la responsabilidad de viajar a diferentes ferias del libro en todo el mundo para conseguir que las editoriales nos brinden contenido. Después, realicé consultoría de negocios en temas culturales. En el 2021, decidí emprender completamente en educación para la base de la pirámide.
José Luis: He trabajado durante varios años en el mundo inmobiliario. Después, en la búsqueda de temas con más propósito, lideré un proyecto de conectividad satelital rural en Intercorp. Lideré el proyecto de llevar internet a áreas rurales a través de satélites. Desarrollamos un modelo de negocio para brindar servicios como microfinanzas, telemedicina y educación. La pandemia detuvo ese proyecto y, mientras investigaba cómo replantear la educación en la base de la pirámide, conocí a Gonzalo, y decidimos unir fuerzas para crear Excuela.
¿Cómo les fue en la Universidad de Lima?
José Luis: Mi experiencia en la Universidad de Lima fue enriquecedora. Además de adquirir conocimientos académicos, tuve la oportunidad de desarrollar habilidades prácticas y participar en proyectos que me inspiraron a buscar iniciativas con un propósito más profundo, como el proyecto de conectividad rural en Intercorp.
Estudié Ingeniería Industrial y siento que fue una decisión acertada. Estudiar matemáticas y ciencias a profundidad fomenta una forma de pensar y desarrolla un razonamiento muy interesante y una capacidad determinada para abordar problemas desde una visión sistémica.
Gonzalo: A mí me encantó la Carrera de Administración. Siempre he sido muy curioso, así que, después de ver los contenidos en la clase, me gustaba profundizarlos. Un hecho muy importante de mi experiencia en la Universidad de Lima es el networking, que me dio la posibilidad de conectarme con muchas personas con las que me encuentro en el contexto de otros negocios.
Además, un punto de quiebre para mí fue el Centro de Emprendimiento. Ahí pasaba tiempo porque me gustaba mucho ese ambiente en el que se creaban compañías. Ahora veo que el tema del emprendimiento se ha robustecido muchísimo más.