Universidad de Lima

Este 2022 ofrece oportunidades fantásticas para consolidar los cambios que nos vimos forzados a realizar en los últimos dos años. Lo peor que nos puede dejar la pandemia, después de estos inquietantes meses, es regresar a la situación en la que estábamos al inicio, cualquiera que esta haya sido.

Lo más interesante es que, mientras todo alrededor se transforma, la innovación se abre paso silenciosamente entre nosotros. Todos hemos eficientado y ajustado nuestra continuidad de vida; sin saberlo, hemos realizado sprints de innovación e innumerables intentos de posibles soluciones de valor, prototipos que, a golpe de prueba y error (iteraciones), nos ayudaron a elegir la que mejor funcionó para nuestras necesidades. Cosas que parecían delirios utópicos e imposibles (when pigs fly) se transformaron en tareas difíciles sí, pero probables. Desafiando lo cierto y continuo, dimos paso hacia lo incierto e incógnito con resultados asombrosos y poderosísimos (game changers).

Irrumpiendo con todo el poder de la innovación, llegaron las pijamas y pantuflas a las juntas de trabajo, los trayectos de sesenta segundos a los salones de clase, las comidas calientes a la puerta de la casa, las bodas y celebraciones a través de pantallas. No se confundan, cosas muy graves llegaron también por la misma puerta para recordarnos los pendientes oscuros de nuestras continuidades: divorcios y violencia doméstica a causa de convivencias forzadas, niños marginados de la educación porque también son marginados de la tecnología que tanto aplaudimos, conectividad tecnológica sin conexión humana, empresas quebradas por falta de ingresos, politiquería perversa y pasarelas de incompetencia burocrática. Todo esto y más es el gran escenario que está ante nosotros este 2022.

Una vez más, estamos todos ante la posibilidad histórica de dar un salto cuántico, de consolidar y acelerar lo que sí funcionó y evitar que lo malo suceda de nuevo. Descubrimos nuevos mundos en la sala de nuestra casa, viajamos al espacio y regresamos mientras trabajábamos en pantuflas a distancia. Si estás leyendo esto, eres uno de los afortunados que surcó los mares de la incertidumbre pandémica, desde la cubierta del barco con vista al mar y no desde la bodega de carga sin ventanas. 

Estamos ante la posibilidad de emplear nuestros recursos y nuestra energía en consolidar y construir una nueva realidad en lo que parecía imposible. Aunque, claro, también podemos negarlo todo y decretar que estos dos años de agile innovation son solo fake news, y que —si esperamos lo suficiente con los ojos cerrados y sin hacer mucho ruido— regresaremos a nuestra continuidad en marzo de 2019.