La Ulima fue sede del II Foro por el Mes de la Mujer

Aequales y OWIT Perú organizaron el II Foro por el Mes de la Mujer, que se llevó a cabo el jueves 17 de marzo de 2016 en el Aula Magna A de la Universidad de Lima. La presentación del evento estuvo a cargo de la presidenta de OWIT Perú, Adriana Giudice, quien sostuvo: “Hemos avanzado a nivel mundial muchos pasos en equidad de género, pero todavía en el mundo entero, y en el Perú particularmente, hay brechas muy grandes que cumplir”. Luego subrayó que si bien se han conseguido grandes hitos y las mujeres tienen hoy mucha representatividad, aún no existe una igualdad en el sentido de participación.

A continuación, Andrea de la Piedra, cofundadora de Aequales, tomó la palabra. Ella explicó que Aequales es una empresa social que busca reducir las brechas de igualdad de género en las organizaciones, empoderar a las mujeres profesionales y acompañar a las organizaciones en lo que han llamado el camino a la equidad. Luego detalló cuál es el panorama actual:

“Hombres y mujeres se gradúan en un similar porcentaje en la mayoría de carreras; inclusive las mujeres, con mejores calificaciones. Cuando vemos las posiciones más ‘junior’ de las empresas, se mantiene cierta equidad; el problema es cuando se ven las posiciones de liderazgo. Según el Informe Global de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial, vemos que apenas el 6% de puestos de directorio de las empresas listadas en bolsa en el país son ocupados por mujeres”.

Cuatro historias, cuatro mujeres 

La velada se dividió en dos foros. El primero se centró en las buenas prácticas de empresas equitativas, para lo que cuatro mujeres, que representaban a cuatro empresas con lugares muy expectantes en el ranking de equidad de género, contaron sus experiencias. Las invitadas fueron Marli Salazar, representante de Recursos Humanos de Cisco Systems; Vanessa Ortecho, jefa de Selección de Personal de JW Marriott; Milagros Zegarra, directora de Human Capital y Responsabilidad Corporativa de PwC; y María Baca, jefa de Comunicación Interna y Responsabilidad Social Empresarial de Saga Falabella. Ellas coincidieron en que el talento no tenía género, y que de lo que se trataba era de fomentar la igualdad y la participación; también señalaron que hay algunos filtros que no permiten que las mujeres lleguen a ocupar ciertas posiciones. Acerca de qué medidas tomar para enfrentar la inequidad de género, estuvieron de acuerdo en que primero hay que reconocer que el problema existe y evaluar en qué magnitud; también ver que no se trata de un tema de valores sino de números, pues hay un impacto en el beneficio económico de las empresas.

El segundo foro se centró en los retos y aprendizajes de mujeres líderes peruanas, desde una mirada generacional y multisectorial. Allí Rebeca Velazco, fundadora y directora de Lima Villa College, confesó que en su época “era muy difícil que una mujer se impusiera, porque estábamos hechas y habíamos nacido para ser mujeres amas de casa y criar hijos; así lo dijo mi papá con todas sus letras, un hombre muy culto que me estimuló mucho al estudio”. También participó Mercedes Aráoz, ex ministra y candidata a la vicepresidencia de la República, quien llamó la atención sobre el hecho de que muchas entidades públicas y privadas siguen teniendo un problema con el tema salarial, pues se ofrece un 30% menos, en promedio, para las mujeres. También sostuvo que “las mujeres tenemos una vulnerabilidad muy grave: no pueden descubrir que no somos perfectas”.

Inés Temple, presidenta CEO de LHH-DBM Perú, manifestó:

“[Ahora] los temas son otros, los temas van por cuál es nuestro nivel de ambición, hasta dónde queremos llegar, cuál es el precio que estamos dispuestas a pagar, cuánto trabajamos o desarrollamos nuestra marca personal. A veces es bien fácil ponerse excusas, creo que las mujeres vivimos poniendo excusas, y considero que a veces hay que atreverse a romper el esquema y no ser buenas y bonitas como todos esperan que seamos”.

La cuarta panelista fue Mariana Costa Checa, cofundadora y directora ejecutiva de Laboratoria, quien mencionó la realidad que ha descubierto gracias a su trabajo con jóvenes de bajos ingresos —solo mujeres entre 18 y 28 años—, a quienes enseñan a programar, a ser desarrolladoras web, para que luego puedan trabajar en la industria tecnológica. Dijo:

“En estos años he tenido la oportunidad de conocer la historia de cientos de chicas que han pasado por el programa y es una tragedia. Por nacer en un contexto de ingresos bajos, así como de falta de acceso a la educación, tienen que ser parte de un entorno de tanta violencia y falta de oportunidades contra la mujer. Me da vergüenza y es nuestro rol hacer algo para que cambie”.