El profesor Camilo Fernández Cozman, investigador del Instituto de Investigación Científica (IDIC) y docente del Programa de Estudios Generales de la Universidad de Lima, leyó una ponencia el viernes 31 de julio en el vigésimo congreso organizado por la Sociedad Internacional para la Historia de la Retórica, que se llevó a cabo del 28 al 31 de julio en la Universidad de Tubinga. Nuestro docente abordó la antropofagia cultural en la obra de Jorge Luis Borges y de Octavio Paz, en lo que representa la primera vez que un profesor peruano asiste a un evento de retórica de tal magnitud e importancia. Fernández concursó para obtener una financiación económica de la Universidad de Tubinga para asistir al mencionado congreso internacional, la misma que obtuvo de un exigente jurado y por unanimidad. Acerca de esta experiencia, así como de sus proyectos de investigación para el IDIC, nos habla en esta entrevista.
Cuéntenos cómo llegó a participar en este vigésimo congreso de la Sociedad Internacional para la Historia de la Retórica y sobre qué trató su ponencia.
El eje del congreso era “La retórica a través de las culturas” y el tema de mi ponencia era la antropofagia cultural como procedimiento de la literatura latinoamericana, en los casos de Jorge Luis Borges y de Octavio Paz. Me centré en el escritor argentino y en el mexicano para ver cómo procesaban y asimilaban los aportes de la cultura occidental y los transformaban para crear una nueva cultura. El proceso fue bastante difícil porque hay que someter la sumilla a un comité de evaluación, el que por unanimidad debe aceptar la pertinencia de la sumilla. Luego, ya con esta aceptación, postulé a una especie de apoyo económico que da la Universidad de Tubinga a ciertos investigadores que proceden de países como Perú, Colombia, etcétera, y que así puedan acceder a pagar el pasaje y la estadía. Por suerte, también por unanimidad, gané el concurso.
¿Es este el congreso más importante de retórica en el mundo?
Efectivamente es el congreso de retórica más importante en el ámbito mundial. En realidad son dos las sociedades de retórica más importantes del mundo: esta, que es la Sociedad Internacional para la Historia de la Retórica, y la otra es la Sociedad Americana de Retórica. Sin embargo, el congreso organizado en Tubinga tiene mayor importancia que los congresos organizados en Estados Unidos por la Sociedad Americana de Retórica.
¿Podría comentarnos un poco más acerca de su ponencia y la aproximación a la obra de Borges y Octavio Paz?
La idea es una concepción que vengo trabajando desde hace algunos años y que procede de ciertos pensadores brasileños. Sucede que la noción que se tenía del conquistador respecto del conquistado era una noción basada en la idea del buen salvaje; es decir, el conquistador veía al conquistado como un buen salvaje. Como si el conquistador fuera el adulto y el niño fuera el conquistado. Los pensadores brasileños, sobre todo Oswald de Andrade, en las dos primeras décadas del siglo XX plantean que la noción del buen salvaje tiene que desaparecer y ser reemplazada por la idea de antropofagia; es decir, que el latinoamericano, según Oswald de Andrade, devora los aportes de las culturas occidentales y los transforma para hacer un proceso de neoculturación, y convertir estos aportes en otros productos culturales. Esa es una idea que subyace a mi investigación y que se observa tanto en Jorge Luis Borges como en Octavio Paz, entre otros escritores.
Desarrollo esa idea a partir de un trabajo de Jorge Luis Borges en el que él defiende el castellano rioplatense frente a Américo Castro, quien piensa que es una modalidad inferior de hablar el español. Lo que hace Borges es refutar a Américo Castro, y decir que la postura de este último es etnocentrista, eurocéntrica. En cuanto a Octavio Paz, lo que trato es cómo él emplea el tipo de verso europeo para representar las culturas indígenas, sobre todo la cultura azteca, en “Piedra de sol”, su poema más importante dentro de su poemario La estación violenta.
¿Cuál fue la recepción y comentarios alrededor de su ponencia?
Los comentarios que hubo en lo que concierne a mi ponencia fueron muy positivos. Asistí con otro profesor peruano de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, quien habló de Manuel González Prada, y el tercer ponente en aquella mesa habló sobre los mapuches en Chile; es decir, era una mesa centrada fundamentalmente en el papel del indígena en la cultura latinoamericana. Muy positivos los comentarios porque permitieron conocer cómo la cultura latinoamericana no es una copia de la europea, sino que se diferencia de esta. Toma los aportes de dichas culturas europeas, pero los asimila de manera creativa.
Tenemos entendido que pronto asistirá a otro congreso, en México, donde hablará sobre un proyecto que viene desarrollando para el IDIC.
Yo soy un investigador del IDIC de la Universidad de Lima y he presentado un proyecto acerca de la noción de cultura, el etnocentrismo y las técnicas argumentativas en la ensayística de Mario Vargas Llosa. Sobre todo me centro en dos libros del nobel, que son La civilización del espectáculo y La utopía arcaica. Básicamente lo que busco demostrar, y ese será también el tema de mi ponencia en la Universidad Autónoma de México, en el Congreso de la Organización Iberoamericana de Retórica, es que en la noción de cultura de Mario Vargas Llosa hay una cierta visión eurocéntrica. Me refiero a que él reduce la cultura a la cultura de las élites ilustradas, y me parece que la cultura debe verse de manera más amplia, porque hay cultura popular de calidad y cultura popular quizá no de tanta calidad. Hay que establecer algunos criterios pero de manera amplia y sin caer en una óptica eurocéntrica.
También sabemos que está a punto de publicar el resultado de una investigación.
Voy a entregar al IDIC, en las próximas semanas, el resultado de una investigación que trabajé durante todo el año pasado, y que lleva por título “Interculturalidad y sujeto migrante en la poesía de César Vallejo, Antonio Cisneros y José Watanabe”. La idea es que tanto en Vallejo, como en Cisneros y en Watanabe, hay desplazamientos migratorios y de un diálogo no exento de conflictos entre las culturas occidentales y las amerindias, o entre las culturas occidentales y las orientales, por ejemplo en el caso de Watanabe. Esto me lleva a plantear la idea de que hay varios niveles en esta poesía que llamo intercultural: un nivel de la lengua, el de la reestructuración literaria, un nivel de la cosmovisión, un nivel de las estructuras figurativo-simbólicas.
¿Qué opina sobre la variedad de líneas de investigación que propone el IDIC y sobre el trabajo que, en la Universidad de Lima, se viene desarrollando en torno a la investigación?
Pienso que el IDIC acierta al diversificar las distintas líneas de investigación. Además, hay un apoyo creciente de la Universidad de Lima hacia la investigación, impulsada por el mismo rector, el doctor Óscar Quezada, y me parecen ideas muy interesantes porque no se privilegia solo un tipo de investigación. Está la investigación humanística, no solo la tecnológica, sino también la que se puede desarrollar en el campo de la economía, de la literatura y la sociología. Hay un principio que es fundamental: sin investigación no hay universidad en el sentido estricto del término, la universidad que no investiga no es una universidad en el más ilustre sentido de la palabra. La Universidad de Lima también da a conocer sus investigaciones a través de su Fondo Editorial; es decir, el Fondo Editorial y el IDIC son dos pilares fundamentales en lo que concierne a la difusión de los nuevos conocimientos en el ámbito académico. En tal sentido, creo que el IDIC acierta al incentivar cada vez más la investigación en la Universidad de Lima.