La importancia de creer en la ciencia y entenderla en tiempos de COVID-19

Autor(es)

Aldo Rodrigo Álvarez Risco

Profesor en la Carrera de Negocios Internacionales
Perfil en el CRIS Ulima

La llegada de la COVID-19 ha generado en las personas una transformación obligatoria y ha dado lugar a conductas distintas de adaptación. Aquellas mascarillas que veíamos por televisión, de uso cotidiano en algunos países lejanos, se convirtieron en una pieza de uso diario a nivel mundial. Nuestra educación también ha cambiado; debido al cierre de colegios y universidades, se ha dado paso a la educación virtual al cien por ciento. El teletrabajo es otra actividad que se incrementó y que, posiblemente, permanezca como el modo de trabajar de muchas empresas. Desde el punto de vista empresarial, también existen cambios muy grandes, como los desarrollados de modo adaptativo en la cadena de suministros o la implementación de protocolos de seguridad para la entrega de productos. El mayor impacto se ha observado en el sector de hotelería (Alonso et al., 2020).

Lo descrito son los cambios más visibles debido al efecto profundo que ha producido la pandemia por COVID-19. Estos efectos se han dado en todos los países, aunque en diferentes proporciones y temporadas. El impacto que se genera en un país, o incluso en una ciudad específica, está influenciado por el sistema de creencias, que va más allá del conocimiento que tienen los ciudadanos respecto a los aspectos preventivos y el tratamiento frente a la COVID-19. Así, un gran grupo de personas cree en la ciencia y la entiende (figura 1); por ende, este grupo de ciudadanos tiene una conducta coherente con la crisis sanitaria y las medidas de prevención, sigue las recomendaciones planteadas por su autoridades nacionales y locales, tanto de modo personal como dentro de su entorno familiar, y aconsejan a otras personas seguirlas. Suelen tener un pensamiento orientado al equilibrio respecto a las noticias, no creen fácilmente la información sobre medidas “alternativas” ante la actual pandemia que inunda las redes ni dan cabida a noticias catastróficas de la actual situación.

Un segundo grupo de personas es el que cree en la ciencia, pero no entiende por completo cómo seguir las recomendaciones de protección, prevención y tratamiento relacionadas con la COVID-19 (figura 2). Esta población es muy vulnerable, ya que, por más deseos que tengan de seguir las indicaciones, su limitado alfabetismo en salud no permite la total comprensión de las medidas. Por ello, existe una urgente necesidad de generar formas de comunicación mucho más sencillas que puedan lograr transmitir el mensaje. Los medios de comunicación pueden orientar de diversos modos para una mejor comprensión. En esta misión también pueden estar las empresas, que tienen una oportunidad muy valiosa de contribuir con la actual situación diseñando planes de salud ocupacional con contenidos de prevención de COVID-19, tanto en el transporte de casa hacia la oficina como, incluso, en el home-office. A nivel comunitario, se necesita preparar información impresa, con mensajes gráficos claros y de poco texto que ayuden a una fácil comprensión. Hay una población que puede verse confundida con tantos datos, por lo cual se debe asegurar que la información útil sea óptima en calidad y cantidad. Los medios radiales, que tienen una amplia cobertura nacional, también deben ser usados para difundir información veraz para el cuidado de la población.

Finalmente, existe un pequeño grupo de personas que niega los hallazgos científicos. Esta negación está acompañada de conductas disfuncionales, como el uso de sustancias a las que se les imputan efectos beneficiosos sin ninguna evidencia científica. Piensan que, porque un familiar o un amigo las recomienda, es verdad lo que se dice de ellas; o porque una persona famosa las promueve deben creerle sin dudar; o, incluso, que si sale un video viral que circula en redes, deben creer lo que dice porque “por algo las personas lo retransmiten”. Realmente peligroso para la salud pública.


Figura 1. Personas que creen en la ciencia y la entienden.


Figura 2. Personas que creen en la ciencia, pero no la entienden.

De otro lado, cuando se necesita abordar el tratamiento de los pacientes con COVID-19, han surgido también distintas discusiones sobre los tratamientos que evidencian efectividad y seguridad; es decir, que se puede evidenciar su efecto positivo y una menor ocurrencia e intensidad de las reacciones adversas. Precisamente, para lograr orientar a los profesionales de la salud y contribuir con tratamientos que se respaldan en la medicina basada en evidencia, los Ministerios de Salud del mundo trabajan en desarrollar protocolos. Estos pueden diferir entre sí; por tanto, es necesario revisarlos para conocer cuáles son los avances que están teniendo en otras naciones y cuáles pueden ser útiles de evaluar y, de ser el caso, incorporar en los protocolos locales. Prueba de ello es una reciente publicación en la que se comparan los protocolos de abordaje de la COVID-19 en Perú y Bolivia (Rojas et al., 2020). Dicha investigación ha podido evidenciar que cada país ha implementado su propio protocolo de actuación, muy distintos entre sí. Se han usado distintos medicamentos, y, en el protocolo de Bolivia, ha sido muy llamativa la incorporación del uso de plasma de personas que se han recuperado de la COVID-19, medida que recientemente ha sido evaluada y que no se evidencia claramente como un tratamiento eficaz (Chai et al., 2020).

Tanto la población como los profesionales de la salud necesitan información relevante y confiable para tomar decisiones, tal como lo indican Yáñez et al. (2020) en su estudio: mencionan el impacto negativo que se podría generar de seguir recomendaciones para la población tomando en cuenta lo realizado en países que se encuentran en otra etapa epidemiológica de la enfermedad.

Todo lo revisado muestra una gran necesidad de estar informados de fuentes oficiales y formales, que las empresas pueden también tener un rol protagónico en la difusión de información fidedigna y que también los profesionales de la salud requieren de lineamientos para su actuación. Se puede concluir, finalmente, que, para obtener mejores resultados ante esta pandemia, la evidencia debe guiar nuestra acción ciudadana e institucional.

Citar esta entrada de blog (APA, 7.a edición):
Álvarez-Risco, A. R. (11 de enero de 2021). La importancia de creer en la ciencia y entenderla en tiempos de COVID-19. Scientia et Praxis: Un blog sobre investigación científica y sus aplicaciones. https://www.ulima.edu.pe/idic/blog/creer-en-la-ciencia-y-entenderla-covid-19

Referencias

Alonso, A. D., Kok, S. K., Bressan, A., O’Shea, M., Sakellarios, N., Koresis, A., Buitrago Solís, M. A., y Santoni, L. J. (2020). COVID-19, aftermath, impacts, and hospitality firms: An international perspective. International Journal of Hospitality Management, 91, 102654.

Chai, K. L., Valk, S. J., Piechotta, V., Kimber, C., Monsef, I., Doree, C., Wood, E. M., Lamikanra, A. A., Roberts, D. J., McQuilten, Z., So-Osman, C., Estcourt, L. J., Skoetz, N. (2020). Convalescent plasma or hyperimmune immunoglobulin for people with COVID-19: a living systematic review. Cochrane Database of Systematic Reviews 2020, 10, CD013600. DOI: 10.1002/14651858.CD013600.pub3

Rojas Román, B., Moscoso, S., Chung, S. A., Limpias Terceros, B., Álvarez-Risco, A., y Yáñez, J. A. (2020). Tratamiento de la COVID-19 en Perú y Bolivia y los riesgos de la automedicación. Revista Cubana de Farmacia, 53(2), e435. http://www.revfarmacia.sld.cu/index.php/far/article/view/435

Yáñez, J. A., Álvarez-Risco, A., y Delgado-Zegarra, J. (2020). Covid-19 in Peru: from supervised walks for children to the first case of Kawasaki-like syndrome. BMJ, 369, m2418. https://doi.org/10.1136/bmj.m2418

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