El 22 de septiembre se llevó a cabo la presentación de la edición 42 de la revista Lienzo, del Fondo Editorial de la Universidad de Lima. Esta vez, el número se aboca a la reflexión de una diversidad de temas sobre nuestro país, con motivo de la celebración del bicentenario de la independencia del Perú.
La presentación fue conducida por el escritor, director de Lienzo y docente de esta Casa de Estudios, Jorge Eslava. Él expresó su “gratitud al talentoso equipo del Fondo Editorial de la Universidad de Lima y a cada uno de los colaboradores. Notarán en cada página el ánimo dialogante, la clara voluntad democratizadora y la rotunda presencia creativa e intelectual de la mujer”.
Seguidamente, tomó la palabra Ana Varela, poeta de la generación del 90, nacida en Iquitos, quien publica sus poemas en la presente edición de Lienzo. Ella describió nuestra Amazonía de esta manera: “Es el lugar donde escuché voces humanas y no humanas, capaces de crear lenguajes donde la naturaleza habla en códigos reveladores que esperan ser reconocidos con el valor de otros lenguajes del Perú”.
Señaló también cómo ese espacio de biodiversidad, de dolor, de belleza extrema y codicia extractiva la condujo a otro lugar más extenso, dotado de fluidez y libertad: el espacio de la poesía. Ahí encontré otras voces en un río prístino y poético, libre de derrames de petróleo”, manifestó. Y a continuación recitó algunos de sus poemas publicados en la revista.
A su turno, el rector de la Universidad de Lima, Óscar Quezada, comentó el análisis semiótico que desarrolló para Lienzo sobre el cuento El banquete, de Julio Ramón Ribeyro. Señaló que su análisis se divide en cuatro partes: los preparativos, la invitación, el día del banquete y el knockout.
En los preparativos, Quezada manifestó que Ribeyro presenta al protagonista, don Fernando Pasamano, en alusión al pasamanos de la escalera, pero también como el sujeto que se mueve en la vida social por la vía de la adulación a los poderosos. Advierte que este personaje ve su casa como una herramienta, un objeto modal del poder. Por eso la transforma en una mansión e invita al presidente a un banquete, para que le otorgue una embajada en un país de Europa y el pase de un ferrocarril por sus tierras de montaña.
Al pasar a la parte de la invitación, se percibe una tensión emocional, la angustia y la inseguridad del personaje. “Cuando el presidente le confirma, Fernando Pasamano cae en un estado alucinatorio: ha tenido éxito en su manipulación, en su sintonía con el presidente. Y el día del banquete, se cumple su sueño, porque logra persuadir al presidente para que le otorgue la embajada en Europa y el ferrocarril a sus tierras”, detalla el rector de la Universidad de Lima.
Durante el banquete, “hay una antropología de la mezcla, porque los cuyes que va a servir están acompañados de vals vienés, y las jarras de chicha están acompañadas de botellas de champán francés. Fernando se quiere presentar como si él fuese un puro, un no mezclado, un exquisito político, culto, limeño”. Incluso, ordena la ejecución de un retrato del presidente a partir de una fotografía y la hace colocar en la parte más visible de su salón. “Su salón se convierte, así, en un lugar de culto, en un templo que rinde pleitesía a la imagen del presidente. ¿No será que no hemos superado, en los 200 años de república, estas prácticas de idolatrización del presidente de la República?”, se pregunta.
Asimismo, manifiesta que su artículo corresponde más a una semiótica retórico-hermenéutica que a una semiótica apegada a la lógica gramatical narrativa, como la que conocimos en los años 80. Su objetivo es demostrar la imprudencia del personaje central, su aventura frustrada.
Para cerrar la historia, como es sabido, en el periódico del día siguiente aparece que el presidente había sido depuesto por alguno de los generales que lo acompañaban en la fiesta. “Por lo tanto, Fernando Pasamano tuvo un éxito pasional, emocional, porque sintonizó con el presidente, tomó unos tragos con él, lo aduló, tuvo una performance exitosa en el ámbito pragmático. Pero fracasó en el nivel cognitivo, en el nivel comunicativo, porque el presidente dejó de serlo. En consecuencia, la historia termina en un knockout, reenganchando con el fracaso”, finalizó Óscar Quezada.
Las artes
Seguidamente, intervino John Alfredo Davis, director gerente de la galería Kuntur Wasi, a quien Jorge Eslava entrevistó para la presente edición de la revista. Davis manifestó que, “a través de las artes, de la lectura visual de la historia del país, uno puede entenderlo mejor”. Señaló también que las artes tradicionales no forman parte de ninguna política, pero que no le sorprendería que lo fueran más adelante, pues ayudan a entender al país, su cultura, su pueblo, y mantienen un acervo vivo.
Luego, Alfredo Davis describió algunas imágenes de piezas artesanales que se proyectaron para los participantes del evento. Por ejemplo, unos platos awajún de los hermanos Urbano, Jesús y Julio. También una colección de chuas (platos) de Puno y Cusco; el mate, el arte tradicional más antiguo del Perú. Además, alabastros, retablos, cerámica shipiba, tallas de Jauja en madera de aliso, juguetes tradicionales, etcétera. El expositor advirtió que estas piezas están desapareciendo, por un desconocimiento de la propia cultura. Actualmente, se hacen para un mercado no tradicional.
Sobre Huamán Poma
Por otro lado, la presente edición de Lienzo contiene un ensayo histórico de Rocío Quispe-Agnoli, titulado “Enigma de la Nueva crónica y buen gobierno de Guamán Poma de Ayala”.
Quispe-Agnoli expresó que se dedica al estudio de Huamán Poma de Ayala desde que era estudiante de posgrado. Su tesis doctoral fue sobre la crónica de Huamán Poma y su primer libro académico también. Lleva más de veinte años trabajando en esta área. “A Huamán Poma se le estudia mucho en academias fuera del Perú, en América Latina, Asia, España, Norteamérica, pero se necesitan más estudios de colegas peruanos”, advirtió.
La expositora considera fundamentales cuatro momentos en la historia de la Crónica en estos 407 años. La primera coyuntura crucial: el anuncio que se hizo en 1908 sobre la existencia de un manuscrito ilustrado en la Biblioteca Real de Copenhague, Dinamarca, con casi 400 dibujos, que se había terminado de escribir en 1614.
De 1614 a 1908, indicó que no se sabe qué pasa con la Crónica. Y el segundo momento fue la publicación del facsímil fotográfico de la Crónica en 1936, por el Instituto de Etnología de la Universidad de París. Eso puso la obra al alcance de los especialistas. No obstante, hubo retoques para hacer ciertas páginas más legibles, lo cual afecta la confiabilidad de esa fuente.
La tercera coyuntura fue la digitalización de la Crónica. Esta fue posible gracias a un trabajo conjunto de la Biblioteca Real de Copenhague y un equipo liderado por especialistas de la Biblioteca en Codicología que en ese momento estaba en la Universidad de Yale y un equipo de especialistas y estudiantes.
Gracias a su esfuerzo, la Crónica se encuentra hoy en internet y “permite que podamos trabajar mejor, porque gracias a las herramientas digitales podemos ampliar las páginas y observar una serie de detalles que se escapan a simple vista”.
El cuarto momento –refirió la especialista– fue en el 2007, pues desde ese año la Crónica forma parte del registro de la “Memoria del Mundo” de UNESCO.
Por otro lado, Quispe-Agnoli planteó una serie de preguntas, tales como ¿por qué hay tan poca información histórica acerca del proceso de escritura de Huamán Poma?, ¿fue descendiente de una familia real inca, como él decía, o se fabricó una persona cronista y príncipe?, ¿dónde y cómo adquirió la habilidad y los recursos materiales necesarios para escribir y dibujar los contenidos de una obra tan extensa (1.200 páginas)?, ¿qué pasó con la Crónica cuando la depositó en Lima?, ¿llegó a la corte del rey?, ¿cómo reaccionó el rey?, ¿cómo pudo sobrevivir un documento frágil materialmente, que pasó por tantos archivos?
“En el artículo de Lienzo ofrezco una serie de respuestas y termino apuntando la interesante vigencia de la Crónica con la cultura popular peruana y los artistas contemporáneos, sobre todo los gráficos. En el mundo entero identifican sus ilustraciones, pero no saben más del contenido, del contexto de producción”, comentó la expositora.
Para terminar, compartió esta reflexión con la que concluye el artículo: “La Nueva crónica y buen gobierno es una obra enigmática, con múltiples niveles de lectura que se activan según la posición desde la que se lee. Es textualmente rica, desafiantemente crítica, provocativamente ambivalente. Es un texto cuya vigencia vence el paso del tiempo”.
Caligrafía
En su momento, el docente Ulima Carlos López Degregori, autor de Una tiranía personal, comenzó recordando que hace muchos años participa en la revista Lienzo, “desde el primer número, cuando apenas era un cuaderno”. Ahora, reflexiona, “estamos en un momento muy complicado, en el que requerimos hacer una llamada de atención a lo que hemos sido como Perú, a lo largo de 200 años, y lo que podemos ser más adelante”.
En la presente edición, el docente colabora con un texto que tiene que ver con nuestra identidad, con la caligrafía, con ese trabajo de escribir a mano. Y leyó el primer párrafo: “Mi firma fue una prueba esta mañana. Mi vieja firma en un documento de identidad que por una vocación circular volvió a mis manos. Sigo el trazo con mi dedo como si quisiera recordar unos movimientos perdidos que no logran ocultar mi nombre y compruebo cuán parecida es a la de mi padre. Era. Nunca la establecí. Pasó en una ráfaga. Mi firma cambió como la de todos. Se fue desmantelando. Se afinó hasta convertirse en la sucesión de olas enfebrecidas y punzantes que es ahora”.
Yaravíes
Por otro lado, el texto de Inés Liliana Ramírez es “Signo de emancipación de la literatura peruana”. Durante la presentación de la revista, ella comentó que con Melgar se instaura una literatura propia, peruana, que “refleja una lírica intercultural, que muestra un espíritu de la sociedad que busca crear su propia historia a partir de una patria independiente y que envuelve al mundo andino, criollo y mestizo”.
Ella señala que el yaraví melgariano, como estructura estrópica y con el marcado romanticismo que reflejan sus letras, cargadas de intensidad y pasión, no solo demuestra una consciencia cultural formada por la heterogeneidad, sino que marca un hito en la historia de la literatura propia peruana. Sus yaravíes –dice Ramírez– reflejan la imagen de un autor dispuesto a luchar por un ideal de patria libre, con identidad cultural y con capacidad de sostener vínculos que fortalezcan la idea de nación.
Todas las sangres
Por su parte, Ghislaine Delaune-Gazeau presenta en Lienzo un trabajo testimonial, antropológico y literario, titulado: “¿Encuentro estremecedor de todas las sangres?”. Su interés se centra en la obra y vida de José María Arguedas.
“No es descabellado pensar que corría por las venas de José María Arguedas sangre materna indígena, y es probable que él no lo supiera con exactitud. Pero identificar con certeza esa filiación no es parte de las preocupaciones de la mayoría de estudiosos de la vida y obra de Arguedas; incluso se podría decir que deliberadamente se ha optado por perpetuar el desconocimiento de su origen indígena”, expresó Delaune-Gazeau.
Arguedas –señaló la antropóloga– era del departamento de Apurímac, que aún en nuestro siglo presenta el porcentaje más elevado de habitantes de lengua materna y cultura quechua. Ella manifestó: “Me parecía ineludible entender por qué y cómo conseguía ese tono, esos matices verosímiles, diferentes a los de narradores peruanos de principios del siglo XX. Es difícil pensar que sin tener sangre indígena pudiera proceder a una disección tan minuciosa de la sociedad andina”.
Arguedas reivindica su pertenencia a la nación peruana. A la pregunta ¿quién soy?, él responde: “Un hombre civilizado que no ha dejado de ser, en la médula, un indígena del Perú”. La expositora interpreta que Arguedas “deja entender que no hay indios, quechuas ni blancos, sino solo peruanos cuya cultura es una, con matices, con diversas tradiciones, sin prepotencia de una sobre otra; en suma, una cultura nacional plural que Arguedas presentaba como expresión de los peruanos”. Arguedas es el primer autor que reveló al mundo las costumbres y vivencias de los habitantes de los Andes peruanos, siendo él mismo, sin que lo supiera con certeza, uno de ellos.
Para terminar, habló de la incertidumbre en cuanto a su filiación materna, que lo perturbó toda la vida. “A su madre Juanita, quien lo cuidó durante su primera infancia sin que él supiese quién era, le debemos el tesoro literario que permite que nos acerquemos a la cultura indígena surandina peruana”, finalizó.
La música de Kike Pinto
El siguiente expositor fue el sociólogo y escritor Carlos Maza, quien presentó el ensayo “La música en los márgenes”, sobre Kike Pinto. Él comenzó así: “Kike Pinto es un extraordinario músico peruano, compositor. Su trayectoria suscita tantas reflexiones sobre la música como dimensiones ha abarcado: investigación y docencia, musicología, etnomusicología, coleccionismo y museografía, por mencionar algunas”.
Pero –añade– él prefiere concentrarse en el objetivo de la composición, que Pinto dejó en claro en la entrevista que le dio a Carlos Maza: “La motivación principal para mis investigaciones no fue convertirme en un musicólogo, sino componer”.
Asimismo, expresó que “la profunda exploración en los lenguajes musicales andinos se refleja en creaciones nuevas, algunas para el cine, siempre en torno de la ejecución, la interpretación de una obra nueva. La música se realiza en cualquier parte, pero la escucha, cada vez más, tiene lugar en el oído occidental, tanto más en nuestros días, cuando accedemos a ella a través de una plataforma que almacena un catálogo en una nube”.
Manifestó, asimismo, que la operación colonial que comenzó con la imposición de la música occidental la extienden YouTube, Facebook, Netflix y Spotify, y sus vínculos con los viejos monopolios de medios, con las industrias discográfica, cinematográfica, televisiva, periodística y editorial.
Maza expresó que la música del mundo entra al siglo XXI sin la carga política que pudo tener en los setenta. En aquella época, jóvenes urbanos, universitarios, militantes izquierdistas, por todo el continente cantaban canto nuevo, nueva canción, folclor latinoamericano de protesta o nueva trova.
Por otro lado, Maza cita a Kike Pinto cuando decía: “Si yo hablo quechua utilizando una herramienta como Zoom o a través de un micrófono, ¿cuál es la diferencia? Si toco música andina con un sintetizador, una batería o un bajo eléctrico, ¿cuál es el problema? No hay un problema en sí en el uso de tal o cual recurso”.
Finalmente, Jorge Eslava agradeció a todos los colaboradores del número 42 de la revista, al rectorado, al Centro Cultural de la Universidad de Lima y a todos los asistentes a la presentación. Rindió homenaje a la memoria de Alfonso Cisneros Cox, fundador de la revista Lienzo, y con ello dio por concluido el evento.