El boom de las series de televisión no tiene precedentes. Títulos como Game of Thrones, The Walking Dead o Breaking Bad cuentan con 8 y hasta 11 millones de espectadores por capítulo, y ya hay quienes hablan de una nueva edad de oro de la televisión.
Para tener una mirada académica de este fenómeno televisivo, Giancarlo Cappello, graduado y docente de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Lima, le planteó al Instituto de Investigación (IDIC) de esta Casa de Estudios realizar un libro con aportes de diversos especialistas. El resultado es Ficciones cercanas. Televisión, narración y espíritu de los tiempos, que se presentará el 10 de diciembre a las 18.00 horas, en el Auditorio Martín Adán de la 38.ª Feria del Libro Ricardo Palma.
¿Qué tipo de artículos encontraremos en este libro que has editado?
Este libro es un compendio de 17 artículos escritos por profesionales de distintas especialidades, tanto nacionales como extranjeros, de la Universidad de Lima y de otras universidades. Tenemos filósofos, comunicadores, psicoanalistas, productores, etcétera. Todos ellos descubren en esas series vasos comunicantes y puentes con sus especialidades, encuentran contenidos que conversan con sus disciplinas y dan cuenta de una perspectiva y noción del mundo que se ve reflejada en la televisión.
Por ejemplo…
Por ejemplo, uno de los artículos habla de las teleseries como instrumentos de enseñanza; dice que las series también educan, habla de cómo las teleseries se han complejizado tanto a nivel temático que muchas pueden usarse como herramientas para la docencia, pues se ven reflejados casos que normalmente se suelen ver en clase. Una pareja de profesores aborda la serie Love desde una perspectiva psicoanalítica y afirma que reproduce los esquemas de relación, los vínculos que establecen las parejas de hoy, un vínculo más laxo y líquido, donde no importa tanto la relación a largo plazo, sino la conexión temporal. O la serie Breaking Bad, de la cual uno diría que tiene que ver con cualquiera, ya que se trata de un hombre que no puede encajar en el sistema. Tiene cáncer y no tiene dinero para pagar el tratamiento e ingresa al mundo de la droga, porque el trabajo no le permite pagar el colegio de sus hijos, vive en un sistema que no le permite mantener con seguridad a su familia.
Son cosas que vemos en el día a día…
Sí, las historias son metáforas de la vida. Es la razón por la cual las series de países extranjeros, que podrían resultar ajenas, funcionan y generan interés en todos los públicos. Las series exitosas hablan de dramas contemporáneos. Y cuando los autores de los diversos artículos del libro se acercan a las series desde sus terrenos, encuentran que pueden desarrollar interpretaciones desde sus disciplinas. En Downton Abbey, por ejemplo, vemos una familia inglesa del siglo XIX, pero la investigadora descubre que los personajes femeninos de la serie están construidos de acuerdo con patrones sociales de la mujer asignados hoy en día. Es decir, se siguen reproduciendo los mismos esquemas, se sigue peleando por las mismas cosas que antes. De ahí el título del libro: Televisión, narración y espíritu de los tiempos, porque estas series operan como reflejo de la vida contemporánea.
El hecho de que se pueda ver una serie a cualquier hora, en cualquier lugar y de manera maratónica ha influido en este boom…
En efecto, gran parte del interés y del boom tienen que ver con formas novedosas de ver las series, con nuevas formas de consumo, donde la diferencia principal es que el consumo depende del consumidor. Cuando quieres, retrocedes el capítulo; lo ves las veces que quieres, no dependes de la parrilla de programación de un canal. Toda esta ventaja de la digitalización ha dado en la yema del gusto de las personas. Les ha permitido tener más poder sobre su tiempo de ocio. Antes te perdías un capítulo y simplemente te lo perdías. Ahora las cosas son diferentes. Pero si se enganchan con la gente y la tienen a la expectativa es por lo que dije antes, abordan los grandes dramas comunes a todos. Hoy, más que nunca, las historias han afinado la puntería y la capacidad nerviosa para narrar y conectar con el público, y este encuentra un reflejo y una respuesta a sus intereses lúdicos, dramáticos, estéticos.
Por otro lado, algunas manejan presupuestos millonarios y cuentan con producciones fabulosas...
Sí, hay algunas superproducciones en competencia, que son consecuencia de que todos entran a competir y necesitan hacerse ver. Otra cosa maravillosa es que incluso hay series que no tienen grandes producciones, pero que conectan emocionalmente con el público, tienen una alta capacidad de generar un gran arraigo. Por otro lado, existen historias que demandan una superproducción, como Game of Thrones, no hay otra manera de resolverlas; además el público es exigente y quiere ver una serie bien hecha.
¿Y qué ha sido de las series nacionales?
Precisamente, uno de los artículos del libro se refiere a este tema. Hace un repaso de las condiciones político-económicas que representan el marco de producción, y nos hace ver que el mercado al que apuntan muchas de estas series es un mercado con limitaciones de conexión, pues las series peruanas se contentan con un público local y no piensan en un producto que funcione a nivel internacional. Otro autor señala que el tipo de historias que les gusta a los peruanos está marcado por el melodrama y la vida cotidiana. Al peruano le interesa ver sus calles, su gente, sus dramas, sus series marcadas por el costumbrismo, lo que explicaría por qué las historias de aquí no se venden fuera. Aunque también es cierto que la producción nacional necesita dedicarse más a su público local antes de consolidarse afuera.
¿Qué hace falta para que una serie peruana se vea fuera?
Para hacer producción que se venda afuera, debes tener una identidad. La telenovela brasileña es un producto internacional, pero con un factor local. Las series exitosas tienen que mantener un equilibrio entre lo local y lo global, y eso es complicado. Mi Problema con las Mujeres es, quizás, una de las producciones nacionales que más éxito han tenido fuera del país. Pero Al Fondo Hay Sitio, un producto de altísima sintonía acá, no se pudo vender fuera, con las justas salió a Ecuador y Bolivia. Los peruanos hacemos productos que funcionan, pero no internacionalmente.