'Ismandro', una novela rupturista

La búsqueda experimental, el uso de técnicas literarias de vanguardia, la influencia del cine, la sugerencia de un universo propio a través de la construcción del lenguaje y otras cualidades de Ismandro, la novela de Enrique Pinilla (1927-1989) que se mantuvo inédita por 65 años, fueron destacadas durante la presentación de la obra en la Feria del Libro Ricardo Palma el 27 de noviembre. Los comentarios sobre esta publicación del Fondo Editorial de la Universidad de Lima estuvieron a cargo de Emilio Bustamante y Alonso Rabí do Carmo, docentes de nuestra Casa de Estudios.

Artista multifacético, Enrique "Paco" Pinilla se centró sobre todo en la creación musical. Fue compositor, musicalizador de películas —destaca su alianza con el cineasta Armando Robles Godoy—, pionero de la música electrónica en el Perú, entre otras facetas. Además, fue una figura esencial de la Universidad de Lima. Junto a Rafaela García, Desiderio Blanco, Isaac León Frías y otros catedráticos, fundó la Escuela Superior de Cine y Televisión, hoy Facultad de Comunicación. También incursionó en la literatura, e Ismandro es una muestra valiosa de una necesidad expresiva que fue más allá de la música y del cine.

En esta novela escrita en 1954, resaltan sus personajes de objetivos oscuros y conductas imprevisibles. También asoman atmósferas evanescentes: se describen objetos y paisajes que luego parecen disiparse, así como discurren fantasmales intrigas políticas. En más de una de sus páginas, se intercalan los diálogos de distintos personajes en diferentes espacios y tiempos, sin referencias de sus nombres. Además, los monólogos interiores o flujos mentales se mezclan con descripciones de tipo cinematográfico. Y hay cambios frecuentes de puntos de vista y de planos temporales, a veces incluso dentro de un mismo párrafo. Ismandro retrata una sensación de incertidumbre vital y captura cierto aire de los tiempos de la Europa de la posguerra.

Rabí do Carmo señaló que Pinilla fue un miembro pleno de la Generación del 50, la cual logró algo que ninguna otra ha alcanzado en la historia intelectual peruana: impulsar el desarrollo de muchas disciplinas en una década. Se trató de una generación irrepetible de escritores, músicos, artistas plásticos, arqueólogos, entre otros rubros culturales.

El profesor y escritor agregó que Ismandro nos obliga a volver la mirada sobre la tradición novelística peruana y subrayó la voluntad rupturista de Pinilla que se desmarcó de la corriente sociorrealista y de compromiso sartreano que imperaba en los años 50. Esa búsqueda experimental animó a Rabí do Carmo a afirmar lo siguiente:

"Haciendo un arbitrario ejercicio imaginario, pienso que la recepción de este texto hoy será mucho mejor, mucho más favorable que la que hubiera tenido en su tiempo, más allá, por supuesto, de la entusiasta y solitaria recomendación de Julio Ramón Ribeyro, autor, curiosamente, de una novela que termina emparentada con el experimentalismo de 'Ismandro': 'Cambio de guardia'".

Sobre el halago de Ribeyro, Bustamante indicó que en una carta de 1956, que el autor de La palabra del mudo le envió a su hermano Juan Antonio, Julio Ramón comentó el excesivo número de textos presentados al concurso de novela convocado por Juan Mejía Baca, entre los que se encontraba uno de Paco Pinilla, al que Ribeyro se refirió así: “La novela de Pinilla que he leído, releído, aconsejado, es bastante buena. Quizás demasiado moderna, demasiado audaz para nuestro medio”.

Bustamante, autor del prólogo de Ismandro, acotó que el estilo de la novela es absolutamente moderno, en oposición a la tradición clásica, de acciones racionales y circunstancias reconocibles, y que se trata de una obra que se sitúa en un mundo de la posguerra y de escombros donde ya no hay certezas, con personajes sacudidos por vacíos existenciales que arrastran culpas del pasado y que intentan aferrarse a un propósito para justificar sus vidas. Él añadió: "Paco es un autor por seguir redescubriendo, lo que hace sentirlo vivo. Y eso nos conmueve".