Vivimos en un mundo de datos creados, acumulados, almacenados de formas variadas: textos, cifras, imágenes, gráficos, audios… Es inimaginable la cantidad de datos que cada sujeto genera día a día. Por eso, ahora hablamos de macrodatos (big data) para referirnos a esa ingente cantidad de datos estructurados (generados por instituciones públicas o privadas; los bancos, por ejemplo) y no estructurados (como los creados en las redes sociales o en WhatsApp, datos que mandan los satélites, imágenes de cámaras de seguridad, etcétera).