Una carrera impulsada por la tecnología

Estudiar Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima llevó a Francisco Galarreta Elías a trabajar en España, en Deloitte. Ahí se desempeña como Manager Specialist Lead y se ha especializado en analítica financiera y operativa dentro del mundo de la consultoría. Su enfoque está en las soluciones de enterprise performance management (EPM).

Francisco inició su trayectoria profesional en el Perú en el área de Business Intelligence, en Alicorp, en planificación financiera y operativa para diversas empresas del Grupo Romero. Tras nueve años en el país, decidió aceptar un nuevo reto en Deloitte España, donde trabaja con importantes empresas internacionales.

¿Recuerdas cuál fue tu primer trabajo y qué hacías en él?
Fueron mis prácticas en Alicorp. Las conseguí a través de la Bolsa de Trabajo de la Universidad de Lima. Entré al área de Sistemas, específicamente a Business Intelligence, y me quedé ahí por un poco más de un año. Inicié mis prácticas sin tener idea de lo que era SAP, aunque justamente debía trabajar en eso, específicamente en la parte de business warehouse, un data warehouse relacionado con business intelligence y reporting

Desde el inicio, me enfoqué en planificación financiera y operativa: planificar, presupuestar y hacer todo lo relacionado con un estado de pérdidas y ganancias. También, me encargaba de los informes de los planes de venta, la compra, la producción y los recursos humanos, todo esto enfocado en Alicorp y en otras empresas del Grupo Romero. Esto porque, previamente a mi llegada a Alicorp, hubo una reestructuración y todos los departamentos de sistemas del Grupo Romero se consolidaron en una especie de consultoría interna o servicios compartidos. Dejamos de ser Alicorp propiamente y pasamos a ser parte de la Corporación Grupo Romero.

Básicamente, llevé esto a cabo desde el inicio hasta que me contrataron. Eso quiere decir que ya no solo dábamos un servicio a Alicorp en el Perú, sino también a Alicorp en Argentina, Ecuador y Brasil, y a todas las empresas del Grupo Romero. Luego, por casi dos años, me fui a trabajar a Minas Gerais, en Brasil, a una empresa que el grupo adquirió allá, Pastifício Santa Amália. Tuve una experiencia muy buena en este país.

Siempre has trabajado con SAP, big warehouse o business intelligence, ¿no es así?
Sí, siempre he estado involucrado en esos temas. Después de regresar de trabajar en Brasil, al volver a Lima, en torno al año 2016 o 2017, me contactó un reclutador a través de LinkedIn. Pasé por dos o tres entrevistas para trabajar en Deloitte, tanto para la empresa en Perú como en España. En ese entonces, llevaba nueve años en Alicorp, y pensé que era hora de un cambio. Decidí aceptar la oferta y me fui a España en el 2017.

Tu cambio consistió en pasar del mundo corporativo a la consultoría, y en otro país.
Sí, exactamente. Pasé de trabajar con un cliente final a una empresa consultora. Estaba muy tranquilo y cómodo en mi posición en Alicorp. Sin embargo, cuando llegó esta oportunidad, decidí arriesgarme y aceptar el reto. Entré al área de Consultoría Tecnológica como consultor sénior. Comencé a desarrollarme en proyectos muy similares a los que llevaba a cabo en Lima. Estuve en planificación financiera, operativa y en reporting financiero, incluyendo ganancias y pérdidas, balances, estados de flujo de efectivo, y reporting operativo. Ese fue el inicio de mi trayectoria en Deloitte.

¿Qué vino después?
Ahora soy gerente del área de Tecnología y me enfocó en soluciones de enterprise performance management (EPM), diseñadas para mejorar el rendimiento de la dirección en la toma de decisiones. Abarco tanto analítica como métricas e indicadores financieros y operativos. He apoyado en sectores como fabricación, con empresas de torres eólicas, automoción, aviación, y consumo masivo, y colaborado con compañías como Airbus, El Corte Inglés y Mercadona. Ahora mismo, estoy en un proyecto de retail.

¿Coordinas mucho con clientes?
Sí, definitivamente. Estos siete años han implicado un gran cambio para mí. Antes, en el Grupo Romero, mis clientes eran internos, pero aquí la mayoría son internacionales y algunos tienen base en España, pero son de matriz extranjera. Por ello, la mayoría de los proyectos se manejan en inglés. Ha sido un desafío, especialmente al inicio, debido a las diferencias culturales, de idioma y de comunicación. Pero también ha sido una experiencia enriquecedora. Ahora tengo la responsabilidad de conversar mucho con los clientes, discutir, debatir y negociar, lo que me ha permitido aprender bastante.

¿Cómo es el trato con los clientes?
Hay cuentas con las estamos muy involucrados. Pero cuando se trata de nuevos clientes, el proceso es un poco diferente. Primero, identificamos sus necesidades. Luego, les mostramos cómo puede apoyarlos la tecnología, al convertirse en una palanca para hacer más eficientes sus procesos y lograr mayor rentabilidad. En mi caso, trabajo mucho con CFO y departamentos de control de gestión y finanzas, con soluciones y softwares que les ayudan a tomar decisiones informadas. Recopilamos la información necesaria y la presentamos en reportes o dashboards que les faciliten esa tarea.

Muchas veces, los clientes vienen con problemas específicos, como el desconocimiento sobre cómo tomar decisiones basadas en datos reales. Les proporcionamos la tecnología necesaria para que esas decisiones estén respaldadas por indicadores claros y precisos. Además, no solo implementamos la tecnología junto con ellos, sino que también ofrecemos mantenimiento, soporte y acompañamiento después de la implementación. Aunque no es mi equipo directamente el que se encarga de esa parte, sí me aseguro de que el camino para ese acompañamiento esté bien definido.

¿Qué valoras de la consultoría?
Lo bueno de la consultoría es que trabajas con diferentes clientes y necesidades. Un día puedes abordar un tema con un cliente, otro asunto con un segundo cliente y otro con un tercer cliente, y muchas veces todo al mismo tiempo y en paralelo. Al final, te queda el conocimiento, que es lo que aporta valor en la consultoría.

Sistemas es un área que en la actualidad tiene mucha importancia en el campo laboral, ¿verdad? A ti, incluso, tu carrera te ha llevado a otro país.
Sí, definitivamente. Toda la parte tecnológica, especialmente la analítica de datos, es un pilar muy importante para las empresas. Y ya se habla mucho sobre inteligencia artificial, especialmente la inteligencia artificial generativa, que es lo que tratamos de adoptar en nuestros proyectos, porque es lo que los clientes piden. 

Hay una idea equivocada de que la inteligencia artificial generativa suplantará a los trabajadores; en realidad, es todo lo contrario. La tecnología, por sí sola, no es suficiente. Puede permitir que los procesos sean más eficientes, pero no dará buenos resultados si no hay una persona detrás que corrobore, valide y, en algunos casos, enseñe a la máquina a generar esos resultados. Al final, la tecnología y el ser humano serán interdependientes, eso es lo que tratamos de transmitir a los usuarios. La tecnología está presente en todos lados y, por lo tanto, hay mucho campo laboral en este ámbito. Los fabricantes de software se esfuerzan por incluir inteligencia artificial en sus productos, y nosotros también debemos incrementar nuestro conocimiento en estas áreas. Ya no basta con conocer una herramienta específica, como SAP; ahora, debemos estar al tanto de múltiples soluciones.

¿Cómo te adaptaste a vivir en España y al estilo de trabajo de allá?
Pasar de una empresa tradicional a una consultoría es un cambio importante, pero hacerlo en un país diferente potencia el desafío. El estilo de trabajo en consultoría es muy dinámico y todo gira en torno a cumplir con los deadlines. Es decir, las fechas límite son muy marcadas y se debe cumplir todos los hitos del proyecto. De no hacerlo, pueden surgir retrasos en la planificación y, en algunos casos, penalizaciones en el contrato, lo que significa perder dinero. Adaptarme a este ritmo ha sido una experiencia enriquecedora. Debo decir también que aquí, muchas veces, todo marcha contra el reloj. El ritmo es muy ágil y dinámico. Al principio, fue un estilo nuevo para mí, pero logré adaptarme.

¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres?
En España, he dejado de practicar algo que hacía mucho en Lima: ciclismo de montaña. Sin embargo, he desarrollado una nueva afición: el gusto por los vinos. Me gusta mucho conocer nuevos vinos, visitar viñedos y explorar la gastronomía. He encontrado muy buena comida, y combinarla con los vinos es una experiencia que disfruto mucho.

¿Cómo te fue en tu carrera de Ingeniería de Sistemas en la Universidad de Lima y en la vida universitaria en general?
Recuerdo mi etapa de estudiante con mucho cariño. Fue un periodo en el que empecé a formar la base del conocimiento que tengo ahora. Descubrí muchas cosas nuevas, no solo en cuanto a conocimiento, sino también en procesos. Además de desarrollar software, la carrera en la Universidad de Lima te prepara en la parte de gestión, lo que ha sido muy útil para mí, especialmente ahora que tengo que orientar a mi equipo y al cliente. Ese enfoque en la gestión me ha servido mucho. Además, en la Ulima aprendí sobre la importancia de rodearse de personas con una visión amplia. El networking que se hace en la Universidad de Lima es muy bueno, los estudiantes comparten sus diferentes puntos de vista, lo que contribuye a formar un criterio propio. En ese sentido, la Ulima me aportó muchísimo. Los profesores que tuve y los estudiantes con los que me rodeé influyeron, en gran parte, en el profesional que soy ahora. Y, como anécdota, ahí conocí a mi esposa, ambos estudiamos la misma carrera.