“Mi pasión es trabajar con la luz”

Carmen Rosa Vargas vive apasionada por su trabajo. Es directora de fotografía y trabaja tanto para el cine como para el teatro y la televisión. Además, ha escrito y dirigido dos cortos que han tenido un recorrido interesante en festivales internacionales y han obtenido premios.

Sonata para un calendario es el último de ellos y el primero es La luz de mis ojos. Ella los considera espacios donde experimentar con las imágenes. Estudió la Carrera de Comunicación en la Universidad de Lima y después hizo una maestría en Comunicación y Cultura en la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Tu segundo cortometraje, Sonata para un calendario, es del 2016, pero aún sigue presentándose en festivales. Cuéntanos, por favor, ¿cómo fue su proceso de producción?
Sonata para un calendario me llevó a probar la imagen en blanco y negro. Intervino un solo actor profesional y todo se desarrolló en una locación, que era conocida para mí, era la casa del actor, donde yo siempre había visto planos y ángulos que me interesaban. Tuvimos un bonito resultado, pues el corto es del 2016, pero sigue dando vueltas en el mundo del cine. Oswaldo Salas es el actor de Sonata para un calendario y también es distribuidor de películas y cortos, así que distribuyó el corto por varios lugares y nos ha ido bien, ha ganado bastantes premios. Este corto se hizo en el 2016, pero sigue participando en festivales. Hace poco fue nominado a Mejor Actor en el VIP Fest, un festival al que se ingresa solo con invitación. Ganó dos premios en el Latin America Film Awards en Brasil: a mejor cortometraje latino y a mejor actor de cortometraje (Oswaldo Salas). Asimismo, Oswaldo Salas ganó el Premio Silver al mejor actor en el Paris Film Awards, entre otros.

Como directora de fotografía, ¿qué te animó a probar la dirección?
Como directora de fotografía, me ocupo de todo lo relacionado con la luz. Me desarrollo mucho en el ambiente del teatro, donde mi cargo se llama lumièr o directora de luz. En la televisión, donde también trabajo, soy directora de cámaras. Hice este corto porque sentí la necesidad de experimentar lenguajes particulares con la cámara y la luz. En mi búsqueda de perfeccionarme, quise explorar de manera independiente. Mi primer corto fue La luz de mis ojos. Con él aprendí mucho sobre la temperatura de la luz, el color… Para mí, cada corto es una experimentación, me permite ver hasta dónde puedo llegar como profesional de la imagen. 

La luz de mis ojos también ha participado en festivales y ha ganado premios, ¿cierto?
Ganó como mejor cortometraje en el Latinuy, Festival Internacional de Cine Latino de Uruguay, en el 2015; fue finalista en la categoría Mejor Película Experimental en el Frostbite International Film Festival, en el 2017, en Colorado Springs, Colorado. Y obtuvo una mención honrosa en el Concurso Nacional de Obras Experimentales Cinematográficas 2016, del Ministerio de Cultura del Perú, entre otros. 

¿Tienes planes para hacer otro cortometraje como directora?
Sí, estamos en un siguiente proyecto, experimentando con otro tipo de lenguaje y con grúas, tres personajes y una locación un poco más compleja, de día y de noche… siempre tratando de ir más allá y explorar. Es lindo dirigir, pero mi pasión es trabajar con la luz.

En un artículo que escribiste, decías que la luz es como las matemáticas. ¿Qué significa eso?
Bueno, para eso tengo que contar una historia un poco larga. Yo entré a la Universidad de Lima para estudiar Ingeniería Industrial, pero en el camino me di cuenta de que tenía otros intereses vocacionales y me pasé a la Carrera de Comunicación. Tenía todas las ganas de hacer cine, abrir el mercado, y llevé un curso Dirección de Fotografía, que –literalmente– me hizo ver la luz: me enseñó el valor de la imagen, del lenguaje de la luz para la construcción cinematográfica, me hizo ver que se puede contar una historia, pero también se debe armar una atmósfera alrededor de esa historia, y esa atmósfera se hace principalmente con la luz. Sin luz no hay cine. Esta se mide con un fotómetro, hay que calcular los grados centígrados, la temperatura de color… tiene que ver con números, sin duda. La luz es un fenómeno que también se puede producir a través del lenguaje matemático, hay una construcción científica en el tema de la luz. Si bien la Carrera de Comunicación tiene mucho de arte, también es muy importante la ciencia. 

¿Qué trabajos de iluminación has realizado?
Recuerdo mucho la primera película en la que trabajé, Sebastián, del director Carlos Churliza. Fue una linda experiencia. Aparte del cine, hago teatro y me acuerdo especialmente de Piaf, la obra basada en la vida de Edith Piaf, que dirigió Joaquín Vargas y se presentó en el Teatro Marsano. También he trabajado en televisión, en Experimentores, ahí hacía luz y cámara. Además, hago todo lo que tenga que ver con la luz en diferentes eventos. Y actualmente enseño en dos universidades.

¿Cómo enfrentas un proyecto?, ¿qué investigas?, ¿cómo es el proceso de planificación del tipo de atmósfera que deseas lograr?
Mi trabajo consiste en realizar los sueños del director. Para eso tengo que estar conectada con lo que piensa e imagina. Son muy importantes la disciplina y un trabajo metódico: hay que leer el guion, ir a la locación, conversar con el director, saber si se grabará en una determinada locación o en estudio, saber con qué tipos de cámaras se cuenta y, dentro de lo posible, probarlas para ver cómo registran y luego probar cómo se ve la imagen en la computadora, conocer con qué filtros se cuenta. La idea es generar la emoción correcta para plasmar eso que busca el director.

¿Qué disfrutas más de todo el proceso?
Disfruto la pasión que me genera hacer audiovisuales, desde que me invitan a trabajar en un proyecto. Me emociona mucho un proyecto y me gusta todo el proceso. También es lindo ver el producto final. Me encanta este trabajo y también transmitir mis experiencias a mis alumnos. Yo me he formado desde abajo, como tercer asistente de cámara, después segundo asistente de cámara, primer asistente de cámara, foquista, camarógrafa… uno sube de a pocos en esta carrera. Siempre les recomiendo a los jóvenes que no se apuren, nadie se vuelve director de fotografía de la noche a la mañana. Hay que tener el espíritu, la voluntad, la humildad de querer aprender, desde el inicio de la carrera hasta toda tu vida.

Yo he disfrutado mi carrera en el mundo audiovisual desde que era tercer asistente. Me levantaba a las 5 de la mañana y me iba a la locación feliz. Ningún trabajo es más ni menos que otro. Todos los trabajos que hagas en el mundo de la comunicación son muy importantes. Uno siempre es una pieza clave dentro de un proyecto, pues todo tiene que funcionar perfectamente. Por eso todo se hace con mucha responsabilidad. Yo vivo apasionada por lo que hago. Por otro lado, también te toca ser líder de un equipo, del equipo de cámara, del equipo de luces, por ejemplo, y tienes que ser asertiva, buena persona, debes hacer las cosas con alegría y esperanza. No siempre será fácil, pero todo se logra con trabajo, disciplina y mucho profesionalismo.

¿Cómo es tu anterior cortometraje, La luz de mis ojos?
Es una producción sin diálogos. Yo quería mostrar la vida a través de los ojos de un bebé, ver cómo ve la vida ese bebé. Eso me permitía mostrar los atardeceres, los amaneceres, cómo cae la luz en verano, cómo entra por mi ventana, conectar con la temperatura de los colores. Le fue muy bien al corto. Fue más reconocido fuera del país que dentro, pero así pasa en el Perú y uno tiene que seguir adelante y seguir creyendo en uno mismo.

¿Cómo te fue en la Universidad de Lima?
Me fue maravilloso. Yo quiero mucho a mi alma mater, me encantó estudiar ahí; tuve profesores extraordinarios, maestros y mentores, gente fantástica y genial que nunca voy a olvidar. Fui representante estudiantil y jefa de práctica. Después de terminar la carrera hice una maestría en Comunicación y Cultura en Brasil, en la Universidad Federal de Río de Janeiro. Pero el apego por mi carrera y el cariño que le tengo a mi profesión se los debo a la Universidad de Lima.