Diego Esculies tiene una amplia experiencia en el sector logístico dentro del rubro de tecnología. Trabaja como gerente global de Planeamiento de Repuestos en IBM. Es el responsable de revisar toda la operación de planeamiento y del stock de los repuestos, particularmente para productos multivendor support services, que pertenecen a otras marcas. Él es ingeniero industrial por la Universidad de Lima.
¿Podrías comentar cuál ha sido tu recorrido en IBM?
Estoy en IBM desde el año 2010. Entré como practicante, en marzo, y me contrataron en octubre. Siempre he estado en el área de Logística, que se encarga de la logística de los repuestos tanto para productos de IBM como para otras marcas. Después de ser practicante, pasé a ser analista de un país, luego fui analista de otro país, y más adelante fui team leader de la región de Sudamérica, en Brasil. A continuación, tuve un cargo similar para toda Latinoamérica: Perú, Brasil y México, y luego ocupé una posición global para ver temas de transformación e inventario, con el objetivo de optimizar costos y cambiar un poco la estrategia. Desde hace un año y medio, más o menos, me encuentro en esta posición, como gerente global de Planeamiento de Repuestos, dentro del área de Logística, particularmente para productos que llamamos multivendor support services, que abarca todo lo que no es de IBM.
Tu equipo, entonces, está en diferentes países.
Manejo un equipo de 21 personas. Casi todas se encuentran en Estados Unidos y Brasil, pero también en India, Canadá, países de Europa y otros.
¿En qué consiste tu trabajo?
Básicamente, consiste en revisar toda la operación de planeamiento. Nuestros objetivos principales son la disponibilidad de repuestos en stock para todos los países. Trabajamos con 120 países y todos los repuestos deben estar disponibles en los lugares necesarios, en el tiempo indicado, cuando se requiera reparar una máquina. Por ejemplo, si a un banco se le cae el servidor, ese es un problema muy crítico para su operación, así que hay que atenderlo inmediatamente. La otra cara de la moneda es el costo del inventario. En el día a día, monitoreamos las órdenes de compra que tenemos abiertas porque debemos satisfacer las necesidades de los clientes cuanto antes.
¿Viajas con mucha frecuencia?
Ahora mismo estoy en Brasil. También he viajado a México, Argentina y Estados Unidos. A este último país con más frecuencia. Hago un viaje al año, más o menos. La interacción con personas de otros países es lo que más me gusta, y ha sido todo un aprendizaje también, porque hay que saber cómo lidiar con cada cultura. La comunicación siempre es en inglés y, a veces, no he entendido muy bien el inglés que se habla en algunos países, pero finalmente se desarrolla el oído. También hay que saber cómo tratar a las personas. La ventaja es que en IBM tenemos una cultura muy estandarizada sobre cómo se maneja la comunicación. Todo fluye abiertamente, el trato es horizontal, de manera que eso fomenta mucho que la comunicación con gente de diferentes países se dé en un espacio de confianza para que todo fluya mucho mejor. Me gusta que tengamos mucha interacción con diferentes países. Al escuchar cómo es el día a día de cada sede, empiezas a entender diferentes perspectivas. Esa diversidad genera ideas nuevas, lo que es tremendamente positivo.
¿Qué asuntos demandan tu concentración en el día a día?
Ahora, el principal desafío son los costos. Hay mucha presión por los costos y creo que en todo el mundo pasa lo mismo. Debido a la pospandemia, a la guerra entre Rusia y Ucrania, a la inflación, etc., hay mucha presión para ser más eficientes. Incluso por lo que se viene con la inteligencia artificial, que también causa un poco de presión adicional. En mi caso particular, eso implica que tenemos el objetivo de bajar el inventario de repuestos de partes, reducir algunos costos y mantener los buenos estándares de disponibilidad. Creo que ese es el desafío principal que tenemos este año, sobre todo por tratarse de productos tecnológicos que se renuevan con mucha frecuencia. Hablamos de máquinas que soportan las operaciones de los clientes, como servidores, cajeros automáticos, memorias discos, etc.
¿Cada cuánto tiempo se renueva este tipo de aparatos?
El avance de la tecnología hace que se renueven más o menos cada cinco o diez años. Eso implica que necesitamos cambiar nuestro stock de repuestos, deshacernos del stock antiguo y comprar stock nuevo. Cuando estamos en una situación en la que hay un inventario que no se usa, se hace una limpieza, porque terminamos con cosas que nadie necesita ni quiere y eso genera costos de almacenamiento. Ahora, yo estoy en la parte de planeamiento, pero hay un equipo dentro de la organización que se dedica a la reutilización de partes. Esto pasa por un proceso de certificación para que las partes se puedan usar como si fueran nuevas, y se mantiene un flujo sostenible para evitar costos adicionales. Hay casos en los que un producto ya no se consigue en el mercado y no se puede comprar, entonces casi la única posibilidad es la reparación, sobre todo cuando soportamos equipos muy antiguos.
Cuando estudiabas en la Universidad de Lima, ¿ya tenías una inclinación por trabajar en una empresa de tecnología?
La verdad es que no, pero tampoco tenía mucha idea de qué iba a hacer al final. Tenía algunas preferencias y de hecho la tecnología era una de ellas. Además, IBM siempre me llamó la atención, por muchas razones. Considero que he tenido una carrera muy interesante hasta este momento. A veces he pensado si tal vez debería hacer algo diferente, pero aquí he enfrentado muchos desafíos, uno tras otro, he crecido mucho, me he desarrollado personal y profesionalmente, y me ha tocado hacer muchas cosas diferentes. A veces he tenido que partir de cero, que es como entrar a otra empresa. A medida que avanzo en mi carrera, mayores son los retos que me toca asumir. El año pasado manejé un proyecto totalmente nuevo en el que absorbimos la operación de un cliente que antes hacía su operación in house, y nos pidió que la hiciéramos nosotros. Se trataba de toda la parte logística y, adicionalmente, nos transfirió a nueve personas que hacían esta operación in house. Estas personas estuvieron bajo mi responsabilidad. Fue un nuevo reto en mi carrera y se tuvo que hacer los links de los procesos para que las cosas empiecen a caminar, como también entender la operación del cliente para adaptarla a nuestra estructura y nuestra operación.
¿Cómo les fue con la logística en la pandemia, sobre todo el primer año y parte del segundo?
Todos los sectores y todas las personas se afectaron mucho con la pandemia, y las áreas logísticas sufrieron muchas disrupciones por la cadena de suministros, que se rompía en muchos casos. Había proveedores que dejaban de operar o empresas de transportes que estaban paralizadas, entonces nos quedábamos sin stock de repuestos. Generamos una serie de iniciativas para tratar de mitigar el impacto. Por ejemplo, iniciativas de eficiencia en el inventario para mantener o retener los stocks más críticos, sobre todo para máquinas y para clientes de este tipo. Se tuvo que priorizar ciertas necesidades. Igualmente, se generó un impacto y la gente se empezó a dar cuenta de que siempre hay alternativas. En vez de comprarle a un proveedor, se le compraba a otro. También se trabajaron en oportunidades de mejora de procesos. Fue un gran desafío en general.
¿Practicas algún deporte o tienes un pasatiempo?
Me gusta mucho viajar a lugares de playa especialmente y también acampar en estos espacios o en el campo. Además, practico algunos deportes acuáticos, como el windsurf. Me gusta mucho ese deporte. Aunque no es muy conocido, solo se usa una tabla con una vela. Empecé a practicarlo más o menos a los 15 años. El lugar óptimo y más cercano de Lima para hacerlo es Paracas, donde siempre hay mucho viento. En la bahía de Paracas hay viento constante para practicar en la modalidad de velocidad y, en el otro lado de la península, hay olas para practicar otra modalidad que consiste en surfear las olas con viento.
Finalmente, ¿qué te pareció la Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima?
Mi etapa universitaria fue muy buena, como también la decisión de estudiar en la Universidad de Lima. Tuve excelentes profesores, los cursos están muy bien estructurados y aprendimos de todo un poco. Mi carrera me pareció muy completa, porque abarca distintos campos: administración, finanzas, gestión de proyectos, química, física, tecnología, termodinámica, etc. No usas todos los cursos durante el ejercicio profesional, pero todos estos te enseñan a pensar de una manera diferente. Sin mencionar los valores que uno adquiere en la Universidad y las amistades que hace. Mis compañeros han tenido éxito en sus carreras, lo que me da mucho gusto también. Sin duda, fue una buena decisión estudiar en la Ulima.