Andrea Muñoz se esmera en identificar las necesidades de los clientes para ofrecerles un producto a su medida. Ella es ingeniera industrial por la Universidad de Lima y trabaja en IBM como directora del Centro de Ventas Digitales para Latinoamérica. Advierte que la seguridad cibernética es un tema que ha cobrado gran importancia a partir de la pandemia, debido a que desde entonces todos los negocios se volcaron al plano digital.
¿Desde cuándo estás en IBM?
Aquí empecé a mediados del 2004. Llegué para hacer mi primera práctica preprofesional. Me contrataron en septiembre del 2005, meses antes de terminar mi carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. Trabajé por nueve años y luego me fui a Telefónica, que me ofreció una gerencia en marketing para el desarrollo de productos digitales, una oferta que me pareció muy atractiva. Al cumplir un año y medio, me llamaron nuevamente de IBM y, en esta segunda etapa, ya llevo ocho años.
¿Recuerdas qué hacías cuando empezaste como practicante?
Me encargaba de todo lo relacionado con el fulfillment de contratos, es decir, el back office. Cuando me contrataron, pasé a ventas y ahí he desarrollado toda mi carrera.
Actualmente, estás en ventas digitales.
Sí, soy directora del Centro de Ventas Digitales para Latinoamérica. Tenemos dos centros, uno en Bogotá y otro en São Paulo. Nuestro objetivo es acercar la tecnología a los clientes, sin barreras por el tamaño de las empresas, por la geografía ni por otro motivo. Queremos ayudar a las organizaciones en sus transformaciones digitales, y dentro de esto el tema de inteligencia artificial es uno de los pilares.
¿Cuáles son las funciones que cumples actualmente?
Tengo a mi cargo a alrededor de 120 personas ubicadas en estos centros. Atendemos a los clientes directamente, así como a los asociados de negocios, que son empresas que pueden aprovechar la tecnología de la nube, la capacitación o los recursos de desarrollo y de personal de IBM, para ayudar a sus usuarios con nuestros diferentes portafolios de productos, en todos los países de Latinoamérica. Mi función, básicamente, consiste en liderar a este grupo de vendedores para potenciar los negocios de nuestros clientes. De este modo, mi labor apunta a asegurarme de que tenemos las herramientas correctas y los casos de uso correctos, y que llegamos con el speech adecuado a los clientes para ayudarles e identificar sus necesidades. Yo hago coaching a los vendedores y a los gerentes de mi equipo, remuevo obstáculos para que las cosas se desarrollen con agilidad y de la manera planeada. También, para ayudar a nuestros clientes a tomar decisiones que les aporten ventajas competitivas en los negocios alrededor de la nube híbrida, en temas de inteligencia artificial y en seguridad cibernética, que hoy es un punto muy crítico para las empresas. No vendemos empaquetados, cada solución está pensada en el negocio del cliente. Nos damos el tiempo para entender su situación y ser un advisor que mejore y potencie sus ventajas competitivas, y contribuya a su crecimiento.
¿Cuán necesario es, en este momento, brindar soluciones de ciberseguridad?
Es fundamental para las empresas. Los ciberataques se aceleraron mucho durante la pandemia. Como todas las empresas se vieron obligadas a volcar sus operaciones a la virtualidad, también la delincuencia se volcó a la parte digital y, a partir de ese momento, los ataques cibernéticos se triplicaron. Por eso, hoy todas las empresas necesitan proteger la seguridad de sus propios datos y procesos, pero sobre todo garantizar la seguridad de sus usuarios.
¿Cómo así te interesaste por el mundo de la tecnología?
Para ser sincera, la tecnología no estaba dentro de mis planes mientras estudiaba, pero entré a IBM, porque sabía que era una excelente empresa, y, una vez aquí, me terminé enamorando de la compañía y de la tecnología. Con el pasar del tiempo, incluso he tenido la oportunidad de desarrollarme en otro tema que considero muy importante y que nos tomamos muy en serio: la inclusión. Formo parte del comité de Diversity and Inclusion de las Américas en IBM, y me apasiona ayudar a más mujeres dentro de la industria de la tecnología. Contamos con herramientas y canales que nos permiten apoyar a las mujeres a que se desarrollen y alcancen puestos de liderazgo.
¿Qué habilidades profesionales crees que te han ayudado a crecer a lo largo de tu carrera profesional?
Creo que lo primero es tener ganas de hacer las cosas. Desde muy joven, tenía claro que quería ser una ejecutiva en esta compañía, y uno tiene que tomar decisiones para alcanzar sus metas y estar en paz con esas decisiones. He compartido mi rol de profesional con el de madre en todos estos años, y cuando estoy con mi hija le doy a ella toda mi atención. Del mismo modo, cuando estoy en mi trabajo, le doy mi atención a mi trabajo y lo hago con mucho entusiasmo.
Además, pienso que mi visión de líder me ha ayudado mucho. No pienso que el líder deba ser esa persona que está en el Olimpo y es topoderosa. Ese no es mi estilo. Yo me muestro tal como soy, con mis virtudes y vulnerabilidades. Me gusta estar cerca de las personas y hacerles saber que no está mal equivocarse. Cuando no se acepta el error, las personas no salen de la caja, no buscan innovar y temen ser juzgadas.
Lo otro que me ha ayudado a desarrollarme profesionalmente es trabajar en función del cliente, es decir, ser capaz de ponerme en su lugar para identificar sus problemas y necesidades. Al respecto, puedo comentar que alcancé un puesto de liderazgo relativamente rápido en mi carrera, como gerente de ventas de System X, un producto para Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay y Uruguay, y logré esta posición en el área como la más joven del equipo. Me eligieron porque yo entendía que el enfoque debe estar en el cliente. Hoy en día es una de las cosas que trato de hacer mejor porque me ha dado resultados.
La última pregunta es sobre tu experiencia en la Universidad de Lima, ¿cómo te fue en esa etapa?
A mí me encantó la Universidad, me pareció espectacular. Mi carrera me dio las bases para desarrollarme profesionalmente de manera exitosa, y me gustó mucho, porque es muy amplia y me brindó las herramientas para entender a una empresa en su totalidad, desde la gestión hasta los procesos productivos. La Ulima me enseñó a no tomar decisiones detrás del escritorio, lo que agradezco. Además, viví ahí grandes experiencias e hice grandes amigos, con quienes hasta el día de hoy me mantengo en contacto. Yo soy la mayor de cinco hermanos y todos hemos estudiado diferentes carreras en la Universidad de Lima. Me siento muy orgullosa de pertenecer a la Universidad.