Gisela Leyva, la niña que jugaba fútbol cerca del estadio de Matute, es la misma persona que hoy está detrás de la transmisión de la Champions League, por ESPN. Ella también ha liderado la producción de estudios de la Copa Mundial de Catar 2022, para esta misma televisora, y años antes fue convocada para lanzar Cable Mágico Deportes —hoy Movistar Deportes—, el primer canal deportivo en el Perú.
Gisela es comunicadora por la Universidad de Lima y productora general de ESPN Internacional y de ESPN Deportes. Vive en Connecticut, trabaja duro, pero siempre se da tiempo para hacer pilates, viajar y disfrutar con su familia.
¿Cómo es tu trabajo de producción para la transmisión de la Champions League?
La planificación empieza semanas después de que termina la Champions anterior, porque hay muchas cosas que ver y probar. Para empezar, se necesita visitar el lugar donde se jugarán los partidos para definir desde dónde se transmitirá y cómo se conseguirá dar la sensación al espectador de transportarse a lugares donde no ha estado, porque eso es lo que se necesita en este tipo de cobertura, transportar al espectador a otros lugares. También hay que definir cuántas cámaras vamos a necesitar y muchos otros detalles.
¿Cuál ha sido la transmisión que más te ha marcado?
Creo que la del último mundial de fútbol, en Catar. Yo nunca había tenido la responsabilidad de un mundial. Estuve en el de Rusia, pero como parte de un gran equipo que llevó a cabo la transmisión. Fue una vivencia muy bonita, pero fue en Catar que viví una gran experiencia profesional. Aprendí muchísimo. Yo había manifestado en ESPN que quería trabajar en un mundial y, diez meses antes, me comunicaron que lo haría y que me tocaría liderar toda la parte de estudios. Fue un reto enorme porque nunca había hecho algo así. Lo mío era la transmisión de eventos. Había gente que tenía expertise en producción de shows de televisión, así que fue todo un reto y una gran satisfacción tener esa dinámica con quienes hacen este trabajo todos los días. En el plano personal, tuve una gran prueba. Mi papá falleció cuando yo estaba allá y no me quedó más remedio que bloquear toda la parte sentimental. Me preguntaban si estaba segura de seguir trabajando, y yo seguí. Cuando terminó todo, me llegó la factura. Y hace dos años mi mamá falleció cuando yo estaba en Connecticut, más o menos una semana antes de la final de la Champions. Ella me llamó por teléfono, conversamos y, una hora después, falleció. Entonces, vine al Perú y me quedé con mi hermano por tres semanas. Después volví a trabajar. Es increíble cómo el hecho de amar tu trabajo te da energía para levantarte de una mala situación.
Tienes pasión por lo que haces.
Sí, y siempre la he tenido. Yo fui parte del equipo que lanzó Cable Mágico Deportes. Era como un sueño hecho realidad, porque se trataba del primer canal deportivo en el Perú, que funcionaba las veinticuatro horas del día. Esta fue una gran idea de Michael Duncan, que en ese momento era el general manager de Telefónica en el Perú. Nosotros arrancamos las primeras transmisiones de fútbol. Tuvimos que comprar empaquetados para mantener la programación por veinticuatro horas y lanzamos el primer talk show de deportes, en el 2009.
¿Siempre te ha gustado el fútbol?
Sí. Mi abuela vivía a dos cuadras del estadio de Matute y mi mamá compró una casa a seis, muy cerca, a una cuadra del Estadio Nacional. Entonces mi vida siempre transcurrió entre dos estadios, en un lugar donde la gente jugaba muchísimo al fútbol, hasta en las calles. Si yo no veía o no jugaba fútbol en la calle, estaba en los estadios. Por eso, soy hincha de Alianza Lima. Y cuando entré a Cable Mágico Deportes, mi vida transcurría entre los diferentes estadios, porque desde ahí hacíamos las transmisiones.
¿Toda tu carrera profesional se ha desarrollado en el ámbito deportivo?
Mi carrera arrancó en un programa que se llamaba Las mujeres tienen la palabra, conducido por Laura Bozzo. Era su primer show en la televisión e iba de sastre, como una abogada. Luego me fui a ATV, donde trabajaba en la videoteca. Yo era la videotecaria.
¿No parece un lugar donde pudieras gastar toda tu energía?
Claro que no. Pero justamente por esa energía que tengo, hice un trabajo diferente. Los reporteros me mostraban sus guiones y yo los visualizaba y sacaba lo mejor de lo mejor para cada parte de sus scripts, con times codes incluso, y les daba las cintas. Así que siempre me buscaban para que los apoye, porque les llevaba el trabajo al siguiente nivel. De ahí Gustavo Barnechea me llevó a Después del fútbol, que se transmitía los lunes a las once de la noche. Y en la semana ayudaba en los programas De 2 a 4 y Campaneando, porque todos estábamos en el mismo piso. Luego salió la oportunidad en Cable Mágico Deportes.
¿Hace cuánto tiempo estás en ESPN?
Llegué en octubre del 2004. Ya voy a cumplir 19 años aquí, la edad de mi hijo, porque a mí ESPN me contrató cuando estaba embarazada de mi hijo mayor. Entré a hacer cosas que no tenían nada que ver con el fútbol, como El hombre más fuerte del mundo, un concurso de comedores de hot dog, patinaje sobre hielo, dominó, etcétera. Después llegué al fútbol. Ahí empecé a tener mucho trabajo y menos horas de sueño. Pero siempre procuré tener un balance en mi vida. Siempre he tenido tiempo para el trabajo, para mí y para mi familia. Esta mañana, por ejemplo, me desperté a las cinco, me fui a hacer pilates, volví y tomé café con mi esposo, revisé mi agenda, desperté a mi hija para irnos a hacer la pedicure, llegamos al local quince minutos antes de que abra para no tener que esperar, volví a mi casa, tomé desayuno con mi hija y me alisté para esta entrevista para la Universidad de Lima. Ya hice muchas cosas, y todavía no nos dan las diez de la mañana. Los logros siempre vienen con sacrificio, y los sacrificios son personales. Cada uno sabe cuál es su sacrificio. Lo que sí puedo decir es que duermo ocho horas al día, a veces siete. Pero no menos, porque si duermo poco, no funciono.
¿Qué cualidades demanda el trabajo de producción?
Demanda mucha planificación y mucha coordinación con diferentes personas de distintas áreas, interna y externamente. La coordinación se realiza con distintos departamentos dentro de la compañía, con las oficinas en Latinoamérica, con las oficinas de Asia, con los clubes y las ligas. También hay mucho contacto con los jefes de prensa de los clubes y con los jugadores con quienes tenemos que hacer notas especiales. Hacemos diferentes tipos de entrevistas. Por ejemplo, subimos al deportista a una bicicleta y usamos cuatro cámaras para grabarlo, para hacer una pieza de tres o cinco minutos de duración para la televisión. Todo lo que uno hace es el reflejo de quién es, y en este trabajo es muy importante ver un recurso donde nadie más lo ve.
¿Dirías que ves oportunidades antes que otros?
Mis hijos dicen que llego antes de la jugada. Yo siento que la mayoría de personas de clase media peruana, que nació en determinados años, logra ver el recurso donde nadie más lo ve, porque la vida nos entrenó de una manera, y hay que sacarle provecho a eso. Identificar tu fuerza y aceptar tu debilidad equivale a pavimentar el camino.
¿Eres muy inquieta también?
De chica siempre fui muy inquieta, necesitaba estudiar cosas. Le pedí a mi mamá estudiar inglés desde muy pequeña y recibí mi diploma de Cambridge a los quince años. A los dieciséis ya daba clases de inglés en el Instituto Peruano Británico de Miraflores. A esa edad también me puse a aprender francés y antes de eso portugués, y después estudié japonés.
¿Has usado todos esos idiomas?
¡Sí! Claro. Si me preguntas cuántos kanjis (caracteres) manejo de japonés, te diré que terminé mis estudios con 4000 kanjis, y ahora, con suerte, recordaré unos cien, porque lo que no se practica se olvida. Pero el concepto queda. Es como la bicicleta: no la usas, pero cuando la retomas, sabes cómo funciona. Por otro lado, el francés me ha servido muchísimo para el trabajo. He viajado muchas veces a Francia y me ha servido siempre.
¿Cómo fue tu experiencia en la Universidad de Lima?
Mis mejores amigos de la vida los hice en la Universidad de Lima. Somos un grupo de gente que ha logrado muchísimo. La Ulima me permitió establecer lazos con gente muy afín a mí, con los que me he mantenido en contacto. Académicamente, la Ulima fue un estímulo para mí. Me motivó a hacer cosas que no pensé que alguna vez haría. Yo amé los talleres de radio. Considero que fueron lo más lindo que pude haber llevado. Me encantaron los talleres de video y debo decir que siempre trabajaba en producción, porque sentía que ese era mi camino, y de verdad lo es.