“Niño Terrible, Nene, Bambino, Pinino, aunque parezca mentira, no son llamados maternos al hijo menor”. Estos apelativos son, más bien, el modo en que la afición futbolera vuelve a bautizar a sus ídolos y los hace un poco más suyos.
Así lo expresa Julio Hevia, sociólogo y docente de Comunicación de la Universidad de Lima, en su reciente artículo “Oído a las chapas”, publicado el pasado 10 de noviembre en la sección Luces de El Comercio.