Ronny Fischer
Director del Centro de Sostenibilidad de la Universidad de Lima
La evolución de las sociedades, con una creciente urbanización y cambios en los patrones de consumo alimentario y energético, ha tenido un impacto significativo en la naturaleza. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, estas variaciones han llegado a afectarla en todos sus niveles y en distintas escalas. Si tenemos en cuenta que este desarrollo ha sido sobre una pequeña selección de la diversidad biológica —por intereses económicos— queda claro por qué se ha llegado al punto de haber devastado hábitats y ecosistemas completos, principalmente para actividades como la agricultura, la ganadería y la pesca comercial. Los procesos asociados a estos sectores, permitidos por sus ventajas de “eficiencia productiva”, también generan altos costos que han empezado a hacerse visibles.
Como lo indica las Naciones Unidas, enfrentamos en la actualidad desafíos sin precedentes en términos de cambio climático, pérdida de biodiversidad y agotamiento de recursos naturales, aspectos determinantes para el mantenimiento de la vida que conocemos. Ante este panorama, es indispensable que las instituciones educativas desempeñen un rol activo en la formación de profesionales conscientes y comprometidos con la sostenibilidad. La integración de ese principio en la malla curricular universitaria se presenta como una necesidad ineludible para preparar a las futuras generaciones.
En primer lugar, la universidad sirve como un semillero de ideas y de pensamiento crítico. Incorporar temáticas innovadoras que contemplen factores ESG (environmental, social and governance, por sus siglas en inglés) y que proporcionen a los estudiantes los conocimientos necesarios para comprender los retos que hay que sobrellevar, es impulsar un ecosistema consistente con los cambios que el mundo atraviesa. La sostenibilidad no debe ser considerada como una disciplina aislada, sino como un enfoque transversal que se infiltre en todas las áreas de estudio, desde las ciencias hasta las humanidades.
Asimismo, no solo se trata de conservar o recuperar el medioambiente, sino de abordar las desigualdades sociales y económicas, un problema bastante arraigado que requiere una comprensión más profunda por parte de los estudiantes de la interconexión entre los sistemas naturales y los humanos. Este discernimiento les dará la posibilidad de observar todo desde una perspectiva más informada, y desde una visión holística y multidimensional.
En este contexto, el rol de la academia es fomentar una cultura de sostenibilidad que sensibilice al docente para que logre transmitir su compromiso en las aulas. Esto es relevante porque las desigualdades extremas generan tensiones y conflictos dentro de una sociedad. Por eso, garantizar el acceso a la educación, la atención médica, el empleo y otros recursos eleva el bienestar general y fortalece un desarrollo social inclusivo con una transición ecológica justa.
De esto, se infiere que la sostenibilidad no es solo una cuestión de teoría, sino de acción, que proporciona a los estudiantes la oportunidad de aplicar sus conocimientos en situaciones del mundo real. La experiencia fomenta un aprendizaje más significativo y motiva el desarrollo de habilidades que son esenciales en la resolución de problemas concernientes a decisiones éticas, la gestión de recursos y la innovación.
Desde una perspectiva meramente práctica y adaptativa, su inclusión en el entorno educativo responde a las demandas del mercado laboral actual. Las empresas y organizaciones integran transversalmente competencias ambientales, sociales y de gobernanza, reconocen cada vez más su importancia y buscan profesionales que puedan incorporarlas de manera efectiva. De este modo, los graduados que han recibido una capacitación integrada tienen una ventaja competitiva porque poseen las habilidades y la conciencia necesarias para contribuir a la construcción de soluciones en el ámbito laboral, profesional e incluso personal.
En conclusión, resaltar el valor de la sostenibilidad, a través de la malla curricular universitaria, es un paso vital para el desarrollo. No solo prepara a los alumnos para abordar los desafíos actuales, sino también contribuye a la formación de profesionales éticos y ciudadanos responsables, fundamentales para construir un futuro equitativo y resiliente.
Citar esta entrada de blog (APA, 7.ᵃ edición):
Fischer, R. (15 de febrero de 2024). La importancia de integrar la sostenibilidad en la malla curricular universitaria. Ulima Verde. https://www.ulima.edu.pe/sostenibilidad/blogs/sostenibilidad-malla-curricular-universitaria |
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