Paola Lindo, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de Lima, resaltó que, en el caso de las terapias contextuales, llamadas también de tercera generación, el uso de valores es sumamente importante al igual que la flexibilización, debido a que, quienes la aplican no se concentran en eliminar el síntoma, sino en hacer que la persona aprenda a cambiar. Esta afirmación la realizó durante una de las conferencias del ciclo de Jueves de Psicología.
La ponente explicó que estas terapias, creadas en los años noventa —gracias al desarrollo del análisis de la conducta y del conductismo radical—, utilizan la alianza terapéutica no como un medio, sino como un fin. Por eso, emplean técnicas de validación, de aceptación, de conciencia plena y de horizontalidad, debido a que es bastante valioso conectar con los consultantes. La expositora indicó:
“Tenemos estrategias adicionales para conectar emocionalmente con la persona que nos dan la posibilidad de llevar a un nivel más profundo el vínculo terapéutico. Esto no ocurría mucho en las terapias cognitivo-conductuales (TCC), las de segunda generación, ni en las de conductismo radical, las de primera generación”.
La especialista en el tema indicó que las terapias de tercera generación, creadas por Steven Hayes, Marsha Linehan y Robert Kohlenberg, incluyen la terapia de aceptación y compromiso (ACT), psicoterapia analítica funcional (FAP), terapia de activación conductual (AC), terapia conductual integrada de pareja (TIP), terapia conductual dialéctica (DBT) y terapia cognitiva basada en mindfulness (MBCT).
Agregó que estas modalidades de trabajo tienen en común un planteamiento contextual, otorgan un énfasis singular al análisis de la funcionalidad de la conducta, toman la flexibilización como un criterio de adaptación ante los problemas, desmedicalizan las categorías diagnósticas tradicionales y utilizan a la relación terapéutica como herramienta principal del cambio.
La docente concluyó que en estas terapias se construye una filosofía de vida nueva con el consultante, que está orientada a los valores y la construcción de metas por alcanzar. Enfatizó que el paciente reconoce su problema psicológico y aprende a vivir con él sin necesidad de la eliminación de la conducta.