Desarrollo moral

Jorge Luna Torres, egresado de la Facultad de Psicología de la Universidad de Lima, en un principio le cerró las puertas a la psicología, posiblemente debido a que tanto su padre como su madre eran psicólogos y prefería un camino distinto. Sin embargo, no tardó en descubrir que su vocación le hacía un llamado y decidió darle una oportunidad. En ella encontró una profesión que lo motiva y entusiasma constantemente. Ligado a la Corporación Skinner desde que salió de la Universidad, hoy es el jefe del Departamento Psicológico del Colegio Skinner, una escuela para niños con dificultades de aprendizaje. Sus principales intereses intelectuales giran en torno al tema del desarrollo moral, lo que le llevó a seguir una maestría en la Boston University y posiblemente, en un futuro no muy lejano, a realizar una investigación, enmarcada en nuestro país, que nos ayude a aprender a ser más tolerantes. Una tarea pendiente desde siempre en el Perú.

¿Cómo descubres tu vocación por la psicología?
Es bastante curioso. Mis padres son psicólogos y sin embargo, mientras estudiaba en el colegio, nunca pensé en la psicología como una opción de carrera. Quería ser músico, pero no tenía muchas posibilidades de estudiar música, así que me dijeron que debía escoger una carrera y elegí Ingeniería Industrial, sin saber muy bien qué era, quizá porque muchos amigos iban a estudiar lo mismo. Entré a la Universidad de Lima y estudié esta carrera durante los primeros cuatro ciclos; pero llegado este punto ya había tenido suficiente tiempo para darme cuenta de que, definitivamente, esa no era mi vocación. En paralelo a este descubrimiento empecé a preguntarme: ¿por qué no Psicología? Me cambié a Psicología, aunque aún no me encontraba cien por ciento convencido. Sin embargo, a lo largo de la carrera, gracias a varios cursos y a muchos de mis profesores, mi vocación se fue cimentando. Yo opino que la vocación muchas veces es un proceso, y en ese proceso que fue para mí yo empecé a descubrir información que me pareció muy relevante, lo que se convirtió en una motivación mucho más intrínseca, ligada a una verdadera curiosidad y un sincero deseo de aprender. Además tuve la suerte de contar con excelentes profesores que me marcaron a lo largo de mi formación universitaria.

¿Cómo descubriste tus ramas favoritas dentro de la psicología?
Aunque en un principio no me fue muy bien en psicología social, con el tiempo me empezó a interesar bastante todo lo relacionado con esta rama. Sobre todo por un aspecto que siempre me ha interesado: todo lo referente a la ayuda social y a proyectos comunitarios. También me atrajo mucho la psicología educativa. Me parece que estas dos fueron las dos áreas de la psicología más atractivas para mí. Es más, cuando culmino mis estudios en la Universidad y es el momento de hacer mi internado, yo elijo realizarlo en Cedro, en todo lo relacionado con programas de prevención.

¿Qué hiciste luego de tu internado?
Ingresé a la Corporación Skinner. Comencé realizando talleres con niños: de habilidad social, autoestima, control de emociones, etcétera. A la par me preparé para hacer terapia, porque había descubierto que me llamaba fuertemente la atención trabajar en el área clínica. Debía aprender una metodología especial para trabajar con los chicos. Como el trabajo en el Colegio me dejaba las tardes libres, hablé con mi madre, que es psicóloga clínica, y me dijo que tenía varios pacientes y me preguntó si podía encargarme de las evaluaciones, así que comencé a hacerlas. También comencé a realizar talleres con muchachos de otro colegio durante las tardes. Me dediqué a esto por mucho tiempo y el centro fue creciendo, por lo que recurrí a colegas amigos míos para que me ayuden, porque yo había dejado los talleres para dedicarme íntegramente a las terapias. Así fue como se formó el Centro de Evaluación y Terapias de la Corporación Skinner. Ahora trabajan aproximadamente catorce psicólogos en él, realizando terapias o talleres.

Cuéntanos acerca de la maestría que realizaste en la Boston University.
Cuando el Centro de Evaluación y Terapias ya se encontraba consolidado, decido que es momento de realizar mi maestría. Sabía que la quería hacer en el extranjero, así que empiezo a buscar diferentes universidades, fijándome en cuáles eran los centros de investigación que llamaban más mi atención. Decidí estudiar en la Boston University principalmente por el tema de desarrollo moral, que es un tema que me ha interesado a lo largo de la vida, pero más que desde una perspectiva profesional desde un punto de vista personal e íntimo. Quería relacionar este interés individual con mi carrera. Felizmente me aceptaron. Estuve un año y medio allá y puedo decir que mi formación en la Universidad de Lima me permitió abordar una maestría de alta exigencia de una manera bastante competitiva frente a las demás personas que la cursaban, la mayoría europeos o estadounidenses. Éramos solo dos latinoamericanos en un grupo de veinticinco. En la maestría me especialicé en psicología del desarrollo, que abarca desarrollo moral y psicología clínica. Y todo el tiempo que estuve allá estuve dentro del grupo de investigación dedicado a los estudios sobre desarrollo moral.

¿Desde qué perspectiva abarcaban el estudio del desarrollo moral en este grupo de investigación?
Desde una perspectiva teórica. Ellos se basan mucho en la teoría de Kohlberg y Bandura para poder explorar o identificar cierto tipo de respuestas morales en una población específica. Se trata de una investigación gigantesca que está en casi todo el mundo y que dirigen ellos. Yo sigo perteneciendo al grupo porque mantengo comunicación con ellos. La cantidad de información que poseen relacionada al tema es increíble porque tienen surveys aplicados en varios rincones del planeta, incluso aquí en Perú y varios países de Latinoamérica. El tema específico que trabajábamos eran perspectivas de agresión gubernamental en términos de invasión y colonización. Es un tema muy delicado en un país como Estados Unidos. Muchos piensan que los americanos son poco interesados en eso, pero la realidad es otra, son chicos realmente comprometidos con lo que hace su país y tratan de, a través de investigaciones, propiciar un cambio. Otro tema que tocamos mucho en el grupo es el del perdón y la reconciliación, los procesos de reconciliación de los pueblos y cómo creen las personas de un pueblo que se puede llegar a un proceso de reconciliación. Es un tema importante para entender la conducta del ser humano y así comprender también la conducta de una población específica. Incluso dentro del grupo de investigación tuve la oportunidad de leer el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Me pareció muy interesante pero también detecté que existe mucho recelo y demasiada fricción para defender ese tipo de acciones. Pero, punto aparte, lo que más me interesa de todo esto es hallar un significado para conductas específicas, qué mecanismos cognitivos se realizan para llegar a determinado tipo de conductas.

¿Cuál fue el siguiente paso luego de la maestría?
Al finalizar la maestría regresé al Perú para retomar mi trabajo terapéutico, pues soy un psicólogo clínico. Pero también tengo una nueva función en el Colegio Skinner: soy el jefe del Departamento Psicológico. Skinner es una escuela para niños con dificultades de aprendizaje y con algunos problemas conductuales asociados a ellas. De lo que me encargo es de definir qué estrategias psicológicas utilizamos para mejorar algunos aspectos emocionales específicos de los chicos, por ejemplo, solución de problemas, flexibilidad, empatía, asertividad, control de impulsos, tolerancia a la frustración, etcétera. Evalúo junto con las psicólogas del Colegio qué estrategias utilizamos para mejorar esas áreas en los chicos, y lo hacemos por medio de consejerías y talleres.

¿Has pensado en aplicar el tema de desarrollo moral en una investigación relacionada con el Perú?
Justamente he estado pensando en la posibilidad debido a lo que ha sucedido durante las elecciones. Todavía no lo tengo resuelto, pero me gustaría ver el tema de desarrollo moral y las redes sociales, porque lo que he visto en las redes sociales, sobre todo en este último mes, no lo había visto en mi vida, en términos de racismo, intolerancia y justificación moral. Así que son aspectos que me han llamado bastante la atención y me gustaría estudiarlos, porque me está diciendo algo de un grupo específico de la población peruana. Es un tema preocupante pero a la vez fascinante en términos de investigación. Sobre todo porque te brinda herramientas para estudiar este tipo de conductas, y ver qué tipos de mecanismos son los más comunes entre los peruanos de ciertos niveles sociales para justificar conductas reprensibles. Además comprender el tema te ayuda a enfrentarlo. Creo que esa es la piedra angular de la tolerancia. Es necesario que saquemos todas nuestras concepciones previas y los prejuicios, que no es una tarea sencilla para nada, se trata de un tema bastante complejo. Nadie es tolerante por naturaleza, hay que atravesar ciertas experiencias o llegar a ciertas conclusiones individuales para poder llegar a serlo. Por eso, cuando veo tanta intolerancia en los medios sociales, trato de no molestarme con eso; es complicado pero intento comprenderlo. Es un tema de aprendizaje, además. Y puedo decirte que lucho con eso todos los días, principalmente por mi interés político; porque cuando a uno le interesa la política, se vuelve muy apasionado.