Cuando dos personas empiezan una relación suelen referirse a aquella fascinación que generan los primeros momentos juntos para luego, paulatinamente, evolucionar hacia la cotidianeidad del convivir. Un proceso en el que suelen plantearse ciertos acuerdos tácitos que posibilitan la vida junto al otro, pero que conforme avanza la relación pueden transformarse y cambiar. El problema aparece cuando estos pactos se vuelven demasiado rígidos y opresores, atrapando a la pareja en una relación poco saludable. Al respecto trató el Jueves de Psicología del 23 de junio, que en Aula Magna B profundizó en la “Dependencia emocional de la pareja”. La expositora en esta ocasión fue Roxana Zevallos, psicóloga clínica, psicoterapeuta familiar y de pareja formada en el Externado del Hospital Italiano de Buenos Aires, directora académica del IFASIL (Instituto Familiar Sistémico de Lima) y docente Ulima.
La ponente comenzó afirmando que “la dependencia emocional es en realidad una fase, un estado emocional por el que todos pasamos, en algún momento, en el ciclo vital de una relación de pareja”. Luego quiso definir lo que se entiende por pareja, y aseguró que “algunos autores dicen que lo interesante con las parejas es que a diferencia de lo que sucede con las familias, que tienen una filiación que se transmite de generación en generación, las parejas se inventan; es decir, que hay que generar un mito fundador, que es lo que hace que la pareja cobre existencia”. Se refería a que los integrantes de la pareja se cuentan una historia sobre ellos, y mientras sostengan esa historia juntos, la pareja dura. También mencionó que el otro ingrediente importante es el amor, pues es la razón que hoy une a las parejas, no como en siglos pasados cuando había motivos políticos, sociales o de otro tipo. Asimismo, la especialista aclaró que el matrimonio requiere de otros componentes y emociones, como compañerismo, solidaridad, el hecho de compartir cosas juntos: es otro tipo de amor.
Relaciones poco saludables
Zevallos resaltó que en la pareja algunos buscan un complemento y otros se aferran más a las afinidades, y que lo más saludable sería un balance entre los dos, porque “si lo que predomina es lo que me falta, la relación tiende a ser complementariamente rígida, siempre me completo contigo, y ahí aparece el riesgo. Hay uno que está como por arriba del otro, lo que hace una relación poco saludable, porque alguien depende del otro para estar completo”.
Más adelante volvió a afirmar que la dependencia emocional es una parte natural del ciclo vital de la pareja, porque al empezar hay una necesidad de una complicidad inicial, surgen aquellas ideas románticas de que ambos son uno mismo y que juntos podrán contra todo. Eso, de acuerdo a la expositora, lleva a los integrantes de la pareja a la idea de que uno vive para el otro. Pero aclaró que luego viene el distanciamiento natural, porque uno necesita un poco de aire para no asfixiarse. “Esto va a devenir en la etapa del amor maduro —destacó—. Si uno no puede vivir sin esa carencia del amor romántico, te tienes que ir. El riesgo viene cuando uno de los dos se queda en esa etapa, con esa necesidad; ahí empiezan los reclamos porque es visto como una traición. Porque el acuerdo era que nosotros íbamos a ser uno. La conducta del que reclama hace que el otro se aleje aún más, entonces cuanto más te quieres acercar más alejas al otro, y cuanto más se aleja el otro, más aumenta el temor. Se vuelve una relación muy disfuncional”.