15 de Julio de 2015

Cómo afrontar el proceso de divorcio de forma saludable

La profesora Nelly Chong en el Jueves de Psicología.

La docente de la Carrera de Psicología Nelly Chong, terapeuta familiar y de parejas, así como miembro de International Family Therapy Association (IFTA), estuvo al frente del V Jueves de Psicología del período académico 2015-1. Bajo el título de “Divorcio saludable, ¿cómo lograrlo?”, la conferencia enfrentó las características de un divorcio saludable versus las de uno dañino, resaltando que sobre todo hay que prestar atención al impacto que pueda desencadenar esta experiencia en el bienestar de los hijos. 

El divorcio como proceso 

Chong comenzó advirtiendo que las personas generalmente confunden el hecho de llevar un divorcio saludable con mantener una relación de amistad y cercanía con la ex pareja, similar a la que sostenían cuando conformaban una familia nuclear; así que aclaró que el divorcio siempre involucra emociones intensas, mayormente negativas, y mucho sufrimiento, pues nadie está listo para cambiar repentinamente su proyecto de vida, algo que implica una crisis y mucho desequilibrio emocional.

Además, afirmó que el lado que un individuo va a conocer de la persona de la cual se está divorciando es uno muy distinto al que conoció de esa misma persona cuando se enamoraron. La especialista destacó que, ante todo, el divorcio consiste en un proceso que se extiende a lo largo de varias etapas y requiere tiempo, y que va a unir a los padres por siempre debido a las responsabilidades que tienen frente a los hijos. A su vez, mencionó que a lo largo de estas etapas se espera que las personas puedan ir calmando los sentimientos negativos que acompañan la separación al inicio.

La familia continúa 

Para la docente de Psicología es importante que luego de esta ruptura las familias no se consideren distintas a las otras familias, ya que solo enfrentan otro modo de vivir en familia, más complejo; y es que las familias, como están constituidas por seres vivos, no se destruyen, sino que se recomponen, se reorganizan, se transforman, enfrentan nuevos retos.

“Un divorcio no destruye la familia, la complejiza, introduce otros elementos que antes no estaban: por ejemplo, que los niños vivan en dos casas y todas las interacciones que esto representa”, mencionó la expositora, quien también afirmó:

“Lo que transforma el divorcio en un trauma familiar y de largo alcance es lo que harán los adultos en sus negociaciones, pues la separación en sí misma no es lo patológico ni problemático. Hay momentos en los que es mejor que continuar con una relación enferma. Un divorcio saludable implica que cada uno de los involucrados va a reconocer su responsabilidad en el conflicto, en el sentido de cómo harán para coordinar ciertos temas”.

El ABC 

Finalmente, la profesora Chong se refirió al ABC de los padres separados, un documento que, hace algunos años, creó el juez de familia argentino Eduardo Cárdenas junto con un grupo de trabajadoras sociales y psicólogas. Allí se propone que luego de la separación es fundamental que los padres logren la mínima relación de diálogo y colaboración centrada en los hijos; que el padre que convive con los hijos facilite al otro el acceso a los mismos, ya que muchas veces emplean este elemento como herramienta de venganza; y que los padres se pongan de acuerdo con respecto al presupuesto en la nueva situación, ya que en algunos casos el dinero que hace falta para los hijos se emplea como mecanismo para darle una lección de control de gastos a la ex esposa o como medio para solventar su “nueva vida”, poniendo en último lugar la tranquilidad de los hijos.