Fernando García Blesa es estudiante del décimo ciclo de la Carrera de Psicología. Su interés por la investigación y por vivir nuevas experiencias lo ha llevado a participar como conferencista en el IX Encuentro Internacional de Estudiantes de Psicología, donde estuvo a cargo de dos ponencias. Dicho evento se llevó a cabo del 4 al 28 de octubre y tuvo como sede a la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, en Cuba.
¿Cómo lograste ser conferencista en el encuentro de estudiantes de Psicología?
Me comuniqué directamente con los organizadores y envié dos propuestas de ponencias. Una es mi tesis, que he venido avanzando con anticipación. Ya hice un focus group, con la ayuda de Natalia Torres, profesora de Investigación Cualitativa. Mandé ese resumen y lo aceptaron. La otra ponencia es una sistematización de un proyecto en el que participé como profesor de Educación Intercultural, de enero a marzo de este año, en Praga, República Checa.
¿Cómo fue la experiencia una vez que llegaste a la Universidad de La Habana?
Espectacular, tanto por la universidad, que es de 1728, como por las personas, que me recibieron con mucha calidez. Hubo una gran disposición al diálogo. Este encuentro congregó a personas de más de 27 países, muchas latinoamericanas, pero también de Rusia, España y Estados Unidos. Se reflexionó bastante sobre la problemática social latinoamericana. En Colombia, Chile y Ecuador hay mucha investigación sobre psicología y conflictos sociales, fue muy interesante.
¿Qué otros temas se abordaron en las exposiciones?
Hubo toda una mañana de exposiciones sobre el conflicto armado en Colombia, se habló mucho de las comunidades indígenas. También hubo quienes trataron temas sobre prácticas homofóbicas, los estereotipos de la mujer y cómo en los medios actualizan estos temas. Después de cada exposición había tiempo para una discusión de 15 minutos. Todo fue muy interesante.
¿Podrías comentar en qué consistió tu experiencia en Praga, que fue materia de una de tus ponencias?
En Praga tuve la oportunidad de enseñar en colegios públicos. Después de un proceso de selección a nivel global, se eligió a 16 delegados que representaran a los 5 continentes y enseñaran acerca de sus países en República Checa, con el fin de crear una conciencia intercultural. Con base en esta experiencia, que fue de enero a marzo del 2015, redacté un artículo, que fue la sistematización del proyecto en sí: la relación entre los delegados, que fue muy rica, la convivencia, la cooperación con personas de todas las culturas, mi experiencia y mi proceso de desarrollo personal gracias a todos los lazos que formé y a las personas que conocí allá. Yo iba a un colegio cada semana y cada colegio tenía unos requisitos específicos. De acuerdo a eso, acomodaba mis presentaciones. Todas eran en inglés y, para los más pequeños, uno tenía que aprender un poco de checo. No fue imposible (risas), llegué a conectarme con ellos. El checo es complicadísimo, pero gracias a Dios el alfabeto es latino y no es difícil leerlo, por lo menos.
¿Qué aprendizaje te dejó?
Fue muy enriquecedor. Aprendí sobre educación intercultural. Fui uno de los jefes de un grupo en el que había personas de distintas religiones, creencias y costumbres. En las clases con niños tenía que aplicar una metodología lúdica, activa y audiovisual. Debía mostrar el Perú como un país diverso, a veces a modo de juego. Con los adolescentes la cosa era más crítica, con ellos se organizaba una conversación y hablábamos en inglés, aunque siempre hacía una introducción en checo. Fue una experiencia genial. Ahora tengo amigos en todo el mundo, mantengo comunicación con ellos. De hecho, tenemos mucho más en común de lo que las personas podrían creer, compartimos muchos sueños y anhelos. El profesor Ramón León me alentó a escribir sobre esta experiencia y a exponerla en el congreso.
¿Y cuál es el tema de tu tesis?
Es sobre la relación que tiene el estudiante con la autoridad que representa el profesor. Yo pienso que la autoridad del profesor se actualiza en la relación y los estudiantes empoderan al profesor a través de sus vínculos, y solo así reafirman su autoridad. Es muy interesante investigar este vínculo con la autoridad, porque la escuela es el primer espacio de socialización y sería interesante analizar al estudiante con la autoridad política. En el focus que he hecho, los chicos conversaron, desde su perspectiva, cómo se relaciona el limeño promedio con la autoridad.
¿A qué conclusiones has llegado hasta ahora con tu investigación?
Uno de los puntos centrales más importantes es que el profesor necesita ejercer cierto poder sobre las normas y debe usar ese poder para cambiar las normas cuando haga falta. En cuanto al poder formal a nivel vincular, los estudiantes tienen un rol importantísimo en la actualización del sistema de la clase. Y esto depende de que los estudiantes, como grupo, tengan un buen vínculo con el profesor, más allá de la forma que implica la obediencia.
¿Cómo debe ser el vínculo?
Debe ser bidireccional. Los alumnos no están ahí solo para acatar, porque el profesor necesita validarse como autoridad. Desde el punto de vista filosófico, el ser de la autoridad se termina con la interacción. Es una tarea que tiene el profesor con cada grupo de estudiantes.
¿Por qué elegiste estudiar Psicología?
Fue muy difícil la elección de mi carrera. Estudié en el colegio La Inmaculada, tuve una formación humanista y ahí despertó mi pasión por el conocimiento y mi curiosidad hacia el ser humano. Me encanta la ciencia política, la filosofía, la teología, así que fue muy difícil elegir. Finalmente, escogí Psicología porque es la ciencia que comprende la mente, no solo desde un enfoque social, sino que también mira las emociones, que son nucleares para el ser humano. Una disciplina que ignore una dimensión tan importante como la emocional siempre va a tener algo incompleto. Me gustaría complementar mi formación con alguna otra ciencia social, tal vez Filosofía.
También realizas prácticas preprofesionales en la Universidad.
Soy asistente de Ricardo Braun en el Instituto de Investigación Científica (IDIC). Venimos estudiando la filosofía moral desde el punto de vista de las neurociencias, las bases neurológicas del comportamiento moral. Se busca afirmar que la moral es universal y que una de las fuentes que lo evidencian son las neurociencias. Esta rama se llama neuroética, no es ética de las neurociencias, sino neurociencia de la ética, el componente neurológico de la ética, del comportamiento moral en el ser humano. Vengo trabajando con Ricardo desde marzo y será hasta marzo del 2017.