En esta situación inédita de la economía mundial, afectada por la pandemia de COVID-19, ya hay quienes hablan de la desglobalización como una estrategia para retener la inversión dentro de un país y no mirar hacia afuera. Ricardo Pérez Luyo, economista por la Universidad de Lima y director de la Carrera de Negocios Internacionales de esta Casa de Estudios, reflexiona sobre este tema y otros efectos de la COVID-19, como los nuevos centros de producción que podrían configurarse, la capacidad de China para no desplomarse económicamente, la carrera por conseguir una vacuna, entre otros.
¿Cómo nos está afectando la pandemia y cuáles son sus consecuencias en el entorno global?
La pandemia está generando un repensar sobre la globalización, entre otros temas. En la década de los noventa, cuando se abrieron los mercados y surgió la Organización Mundial del Comercio, se dio lugar a esta suerte de cuarta ola de globalización. Después, con el desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, las nuevas modalidades de negocios y la contratación internacional, se ha innovado tremendamente en las modalidades de entrada global y procesos de internacionalización. Se han formado cadenas globales de valor entre regiones y continentes. Sin embargo, en estas circunstancias se habla con mayor énfasis en la desglobalización. Esto le interesa mucho a Latinoamérica, porque seguramente las multinacionales o las empresas globales podrían reformular sus decisiones sobre dónde producir y dónde realizar el global outsourcing y la subcontratación internacional.
¿Qué nuevos centros de producción podrían abrirse?
Los conglomerados globales ya están considerando ese tema. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, tal vez ya no destine algunas actividades de manufactura subcontratada o licenciada en China, donde tradicionalmente se hacían. Posiblemente, estas operaciones de outsourcing se localicen en zonas mucho más cercanas, como Centroamérica, o se producirán dentro del propio Estados Unidos, en un reshoring. Ya no se estaría pensando tanto en invertir hacia afuera, sino en que la inversión se quede en casa. Por lo menos en las industrias que no impliquen la explotación de recursos naturales.
En temas económicos, ¿qué podría suceder este año?
El Fondo Monetario Internacional estima que el producto bruto interno (PBI) mundial llegará a -3 % en el 2020, en Latinoamérica a -5,2 % y en el Perú a -4,5 %. Esto asumiendo que no haya algún otro rebrote importante de COVID-19 a nivel global. Sin embargo, los estimados recientes para el caso peruano no son muy alentadores, pues se habla de una caída de la tasa de crecimiento de 10 % a 15 %. Se espera que en determinado momento se comience a aplanar la curva y se pueda administrar mejor la pandemia. Las consultoras nacionales son un poco más pesimistas. En cuanto a nuestros mayores socios comerciales, como son Estados Unidos, China y Europa, se estima que en Estados Unidos el PBI caiga a -6 %, la zona Euro estará muy afectada y llegara a -7,5 %. En cuanto a China, va a crecer en 1,2 %. Es decir, uno de los pocos países que van a tener crecimiento es China. Tendrá una caída inicial, naturalmente, y una desaceleración, pero no va a llegar a un punto de crecimiento negativo.
¿Cómo está logrando esto China?
Una de las características relevantes de China es que se trata de una economía comunista, se rige por un partido único y el rol del Estado allí es muy fuerte, inclusive en la banca. Hay que tener en consideración que la crisis no ha afectado de una manera tan dramática los dos centros importantes de China, que son Pekín y Shanghái. Paralelamente, se ha puesto una especie de cinturón en la zona de Wuhan, con medidas de control muy fuertes. Por otro lado, India también va a tener dígitos positivos en su tasa de crecimiento, nada espectacular, por supuesto. La buena noticia es que en el 2021, bajo el supuesto de que en el segundo semestre no haya un rebrote crítico de esta pandemia, el FMI habla de un crecimiento global de 5,8 % del PBI. En Estados Unidos el crecimiento será de 4,7 %, en China 9,2 %, la zona Euro 4,7 %. En el caso del Perú, se habla de 5,2 % y algunos calculan un crecimiento de 5,5 %. En este momento es muy importante administrar bien la política sanitaria, de ello depende todo.
¿Qué nuevas oportunidades de negocio se proyectan?
El Foro Económico Mundial está identificando diez líneas de negocio para poder hacer una industria. Para empezar, están las compras en línea. Cabe indicar que una de las razones por las cuales se controló bien la pandemia en Wuhan fue porque las familias no salían a los mercados, lo cual era posible porque esa es una sociedad más digitalizada. Pedían sus alimentos y bebidas por comercio electrónico, los pedidos se dejaban en el primer piso de los edificios, se pagaba con dinero electrónico y las personas recogían sus productos un tiempo después de que se dejaban. Otros temas importantes son la educación a distancia, la telemedicina y el entretenimiento en línea. Por otro lado, las cadenas de suministro van a aplicar el internet de las cosas y la inteligencia artificial. Se vienen nuevas propuestas de negocio a nivel mundial, muy relacionadas con temas tecnológicos.
¿Cómo se encuentra el abastecimiento de víveres a nivel internacional?
Actualmente, el Perú no tiene tráfico aéreo comercial, lo mismo que muchos otros países, pero sí se permite la importación y exportación de alimentos, medicinas y otros. Un riesgo que se viene discutiendo a nivel global es que, a medida que se vayan abriendo los mercados, se puedan observar restricciones a la exportación y a la importación de algunos bienes, por razones sanitarias y de seguridad alimentaria. Asimismo, se piensa en estrategias de abastecimiento regional, a fin de lograr una especie de autosuficiencia, por lo menos en el corto plazo. Naturalmente, para el caso interno, los mercados requieren poner más énfasis en los protocolos sanitarios. En el comercio internacional, podría existir el riesgo de que algunas medidas no tarifarias, como es el caso de las normas sanitarias y fitosanitarias, puedan limitar nuestras exportaciones, lo que podría generar un problema para el sector agroexportador.
A nivel global, ¿qué tipo de empresas se están viendo favorecidas en esta crisis?
A nivel global, las empresas como Zoom se han beneficiado mucho, por ejemplo. El valor de mercado de esta compañía ha subido tremendamente, sus dueños se han vuelto multimillonarios. Por otro lado, también les ha ido bien a algunas empresas vinculadas a la educación y a la salud. Seguramente Google y Microsoft van a entrar en una feroz competencia para ver cuál de ellas ofrece con mayor éxito sus plataformas de enseñanza digitales a las universidades y a los colegios. A nivel mundial, estamos hablando de cerca de dos mil millones de personas que podrían beneficiarse con estas nuevas tecnologías de aprendizaje en línea. Por otra parte, vamos a ver, seguramente, muchas empresas digitales fuertes que tratarán de comprar a otras más pequeñas o intentarán fusionarse. Del otro lado están las compañías que se han perjudicado. Entre ellas, las aerolíneas, por ejemplo. Muchas de ellas pertenecen a conglomerados económicos, así que es probable que se den muchas fusiones y adquisiciones. Algunos mercados van a tener la característica de oligopolios, las empresas grandes tratarán de comprar a las más pequeñas y habrá también una suerte de alianzas estratégicas. Esta dinámica se va a presentar en muchos sectores. De otra parte, pensando en la industria gastronómica local, no del tipo franquicia, posiblemente encuentren una tabla de salvación en las fusiones. Podrían tener una logística de distribución conjunta para minimizar sus costos unitarios de distribución e inclusive de producción.
¿Cómo funcionaría el abastecimiento de una vacuna contra la COVID-19, considerando la capacidad de producción de cada laboratorio?
El Gobierno chino, por ser de corte comunista y de un partido político único, ha anunciado que, si ese país descubre una vacuna antes que otros, esta será un bien público. Eso significa que estará a disponibilidad de todos, seguramente a precio de costo. En otro tipo de economías, como en Gran Bretaña o Estados Unidos, los gobiernos entregan fondos a los laboratorios privados y estos, seguramente, tendrán su estrategia de ventas. Sin duda, también habrá alianzas estratégicas para producir vacunas y así se cubriría la demanda. Podrían aplicarse soluciones como otorgar licencias de producción de la vacuna, a cambio de una parte de las ganancias. Yo creo que el mercado va a ir buscando sus propias soluciones. Inclusive algunos laboratorios en Latinoamérica estarán en capacidad de contratar una licencia para producir.