Antes de la pandemia de la COVID-19, Eduardo Saidt trabajaba en el área de Marketing del colegio San Vicente de Comas; pero, a partir de que las clases escolares se volvieron virtuales, se convirtió en el director de Tecnología e implementó la logística digital que requería el colegio para funcionar.
Eduardo es egresado de Marketing de la Universidad de Lima y, a un año del inicio de la pandemia, nos comenta cómo se conectaron alumnos con maestros en la nueva normalidad, cómo consiguieron que los docentes se reunieran con los padres de familia y, en general, cómo se llevó adelante el año escolar en el colegio.
¿Cómo ha sido para ti implementar la tecnología que el colegio necesitaba para dictar clases virtuales?
Fue todo un reto porque yo trabajaba desde el 2015 en el departamento de Marketing del colegio San Vicente, encargado sobre todo de la imagen corporativa de la institución y de evaluar la experiencia de los padres de familia. Pero en marzo del año pasado, con el inicio de la pandemia de la COVID-19, mis funciones cambiaron drásticamente. Una vez que se dictó el cierre de los colegios a nivel nacional, se presentaron dos retos muy difíciles: el primero fue superar la falta de conocimiento del personal administrativo sobre las TIC y el otro fue la inexperiencia de nuestros docentes en el manejo de herramientas tecnológicas para el desarrollo de las clases. Debemos comprender que, en nuestro país, la mayoría de maestros se han formado en una realidad distinta y están acostumbrados a usar plumones, tizas y una pizarra, por lo que no estaban muy adecuados a las herramientas tecnológicas. Muchos de ellos no sabían comunicarse por teleconferencia ni usar Zoom, pues no tenían necesidad de usar estas herramientas antes. La necesidad surgió a partir de la pandemia. Ello nos obligó a buscar un sistema de teleconferencia muy amigable no solamente para el docente y el personal administrativo, sino, por supuesto, también para los estudiantes.
¿Qué plataforma eligieron?
Nos llegó un sinfín de ofertas de plataformas, como Zoom, Google Meet, Classrroom, Microsoft Team. Optamos por usar esta última. Pero antes de eso implementamos algo muy fácil para salvar la emergencia: supusimos que los padres de familia y muchos alumnos manejaban Facebook y WhatsApp, así que formamos grupos en esas redes sociales, a fin de que la educación no se detuviera y para que el profesor se comunicara directamente con los alumnos. Esto fue una medida de emergencia, ya que no estábamos preparados para dictar las clases virtuales. Sin embargo, rápidamente el colegio se comprometió a capacitar a los profesores en las herramientas digitales, desde lo más básico, como Word, Excel y Power Point, hasta el uso de la plataforma que escogimos.
¿Por qué escogieron esa plataforma?
Porque Microsoft Team no solo es una plataforma de videoconferencia en la que el profesor puede hablar con el alumno y utilizar su cámara. También tenemos un chat; las reuniones se quedan grabadas; el profesor puede subir su material de trabajo, sus documentos en PPT o en Word y todo se almacena. Además, se pueden crear canales para que el profesor, el padre de familia y el personal administrativo tengan reuniones. Es una plataforma que se adaptó bastante bien a nuestras necesidades. Es muy similar al Blackboard. Se puede ingresar desde Internet o se puede descargar el programa. El alumno puede escuchar la clase desde cualquier dispositivo.
¿Cómo fue la implementación del sistema?
Nosotros no nos conformamos con capacitar a nuestros docentes. El colegio San Vicente tiene más de 40 años al servicio de la educación y ha sido siempre uno de los mejores colegios en el distrito de Comas, así que nos planteamos un reto: mantener ese estándar educativo también en pandemia y ser un referente en la educación virtual. Comenzamos a construir nuestra infraestructura digital, a digitalizar y optimizar nuestros procesos, desde los informes, la matrícula, el sistema pedagógico, el servicio del departamento de Psicología, las áreas de cobranzas y tesorería, e implementamos una intranet. También agregamos un curso: Pensamiento Computacional y Programación. Nos pareció importante porque, independientemente del oficio, profesión o propósito de vida que tengan los alumnos, si no saben de computación y no tienen un pensamiento computacional, estarán en desventaja en el mundo laboral. Actualmente, el reto es preparar a nuestros estudiantes para que asuman los puestos de trabajo que la inteligencia artificial va a crear. Esta pandemia nos ha enseñado que la programación y el pensamiento computacional son importantes desde temprana edad; por eso, los dictamos desde primer grado de primaria.
¿Qué problemas fundamentales ves ahora que ya está todo implementado?
Bueno, la ubicación del colegio nos presenta una realidad: estamos en Comas y muchos de nuestros alumnos tienen una sola computadora en casa. Los padres tienen varios hijos y es común escuchar la clase desde un celular. Algunos no tienen Internet en casa, tienen un plan de datos del teléfono, etcétera. Nos enfrentamos a ese tipo de problemas. En el área de Tecnología, nos enfocamos en cada alumno, nos preocupamos por saber si tienen Internet, de qué velocidad, les ofrecemos recomendaciones y los asesoramos para evitar o reducir problemas con el canal de comunicación. Aún tenemos un largo camino por recorrer y hay mucho por innovar, pero estamos avanzando.
¿Qué porcentaje de estudiantes ha desertado por motivos económicos?
A lo largo del 2020, muchos de nuestros padres de familia trabajaban para empresas que cerraron, por lo que se quedaron sin trabajo. Ante esta situación, estamos incentivando a nuestros mejores alumnos y a los que tenían un buen récord de pagos y les estamos dando un cuarto de beca, media beca y hasta beca completa. Lo que queremos es que la educación no se detenga. En el 2020 hubo alumnos que tuvieron que migrar a colegios del Estado, lo cual fue muy lamentable para nosotros. Ahora, al parecer, la situación económica de muchos ha mejorado y estamos casi con la misma población escolar que antes de la pandemia.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Enseñar: la experiencia de compartir con los alumnos es muy bonita. Felizmente, tengo esa posibilidad en el colegio, que pertenece a mi abuela. Es una empresa familiar.
¿Qué valoras o recuerdas de la Universidad de Lima?
Recuerdo con un cariño especial a los docentes: todos los profesores de la Universidad son muy dedicados y comprometidos. Recuerdo especialmente los cursos, pues me han servido mucho en mi trabajo actual, sobre todo materias como Comunicación e Imagen Corporativa, Marketing Digital, Operaciones, Comercio Electrónico, entre otros.