Un bus que reduce la posibilidad de contagio

Juan Carlos Castro Camborda ha participado en el diseño de un bus que limpia y renueva el aire, ofrece un bloqueo físico entre una persona y otra, y provee al pasajero de un dispositivo para que desinfecte sus manos antes de subir.

Trabajó el proyecto con la empresa Apple Glass Peruana, donde se desempeña como gerente general. Él estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y a continuación comenta los detalles de este transporte, que por ahora se enfoca en el servicio de traslado de personal.

¿Cómo fue el proceso de diseño de los dispositivos de este bus?
Como consecuencia de la pandemia, nos pusimos a buscar soluciones para reducir el riesgo de viajar en bus. Nos concentramos en alternativas que se pudieran aplicar de una manera rápida y efectiva. Así, creamos soluciones para que los pasajeros se pudieran desinfectar las manos y las suelas de sus zapatos antes de subir al bus. También colocamos una barrera física entre los pasajeros y un sistema de renovación y limpieza del aire. Tanto para el proceso creativo como para el desarrollo de los prototipos nos basamos en la metodología del design thinking. Empezamos en abril, activamos un grupo de cinco ingenieros para hacer una tormenta de ideas y aportar, cada uno desde su especialidad. Muchas piezas vienen de otros países y se ensamblan acá. Aprovechamos la cuarentena para cruzar la mayor cantidad de información con nuestros proveedores, acerca de la especialidad que dominan, como textiles, refrigeración, electrónica, etcétera, además de comentar los protocolos que iba implementando cada país en relación al transporte. Investigamos ese tema prácticamente todo el mes de abril, sobre todo en los países donde la pandemia causaba más estragos, en Asia y Europa. A partir de ahí obtuvimos algunas ideas y empezamos a buscar aplicarlas acá. Finalmente, llegamos a esta solución que llamamos el Bus Anticovid.

¿Qué tan rentable resulta esta propuesta?
La implementación no es muy costosa. Sobre todo, si consideramos que un bus es una inversión importante. Además, la mayoría de nuestros clientes compran los buses a través de un financiamiento y lo pagan en 36 o 48 meses, con lo cual ese diferencial del que hablamos, de 1,5 % o 2 % del valor de un bus, no resulta muy significativo. Por eso prácticamente toda la producción que sacamos hoy incluye el paquete completo, es decir, toda la implementación para prevenir el contagio.

¿Quiénes son sus principales clientes?
Trabajamos con un amplio rango de buses, urbanos e interprovinciales, transporte de personal, escolar, cubrimos todo el ámbito de transporte. Debido a la coyuntura, por ahora trabajamos más con empresas que trasladan personal, sobre todo aquellas que tienen confinamientos en campamentos, como las compañías mineras, petroleras y pesqueras. Este tipo de empresas siguen operando, a pesar de la cuarentena focalizada que existe aún en algunas provincias.

¿Cómo ves el interés en las empresas?
Están muy interesadas. Estamos llevando a cabo muchas entrevistas con personal de operaciones, departamentos médicos y de salud ocupacional de las empresas grandes para investigar un poquito más y para mostrarles que ofrecemos una solución totalmente adaptable, fácil de instalar y de implementar.

¿Realizan la instalación de los dispositivos y también venden el bus completo?
Hacemos ambas cosas. Pero, definitivamente, es más sencillo y práctico instalar los dispositivos en un bus que recién se va a ensamblar, porque no hay que modificar muchas cosas. En el caso de los buses que ya están fabricados, no podemos implementar todo, pero al menos sí el cincuenta por ciento de los dispositivos. Por ahora, estamos enfocados en buses, que en transporte son la categoría M3. Pero a partir de este mes abarcaremos también la categoría M2, formada por las minivanes, que normalmente son de trece a dieciocho pasajeros.

Aun cuando el próximo año esté disponible la vacuna contra la COVID-19, estos buses no perderán vigencia, porque seguramente las personas querrán seguir tomando precauciones, ¿verdad?
Siempre hay que sacar algo bueno de lo malo; en ese sentido, estoy seguro de que permanecerá la costumbre de tomar ciertas precauciones. Nosotros nos enfocamos en transporte de personal y, sin duda, el colaborador que tiene fiebre no debería ir a trabajar. De hecho, los implementos de limpieza serán útiles en todo momento. En cualquier circunstancia, contar con un purificador de aire que reduzca la cantidad de bacterias y virus será un valor agregado para el colaborador. De manera que el noventa por ciento de las cosas que estamos implementando van a quedar en el futuro como un tema de seguridad biológica.

¿Cuál es tu experiencia laboral?
Antes de terminar la Universidad, trabajé en LG Electronics, allí veía la parte de producto. Fue una experiencia muy satisfactoria, porque se hacía mucha innovación. Yo estaba encargado de la parte de audio y video y, posteriormente, empecé a trabajar en la industria minera. Estuve en una trader de minerales, BHL, y luego en Minera Huallanca, enfocado en la parte comercial. Aprendí los procesos que se desarrollan en una mina de concentrados polimetálicos y cómo se valorizan en el mercado. La experiencia fue muy enriquecedora, pude conocer de cerca la preocupación que existe por la salud y la seguridad ocupacionales en este tipo de operaciones, a la que hoy se suma la bioseguridad.

Antes de ser gerente general en Apple Glass, ¿qué labores has desempeñado ahí?
Inicialmente, estaba encargado de la gestión administrativa y financiera de la empresa. A los dos años asumí la gerencia comercial de buses y desde el año pasado soy gerente general.

¿Qué pasatiempo tienes?
Me gusta mucho viajar. Gracias a mi trabajo, tengo la suerte de conocer casi todo el Perú. También me agrada visitar otros países, colecciono monedas y me apasiona el fútbol.

¿Qué recuerdos guardas de la Universidad de Lima?
De la Universidad tengo los mejores recuerdos, tanto de las amistades como de los buenos profesores que tuve. En la Carrera de Ingeniería Industrial nos enseñan a analizar, diseñar y mejorar procesos y a enfocarnos en la productividad. Creo que ese es un valor agregado de los ingenieros industriales Ulima, y es algo que podemos llevar a las áreas de comercialización de bienes y a la producción.