“Un buen liderazgo puede sacar lo mejor de la gente”

Le encanta aprender y hacer muchas cosas diferentes. Michael Mc Gregor es ingeniero industrial por la Universidad de Lima, CEO de Océano Corp. y fundador de tres emprendimientos sobre logística, comunicación y criptomonedas.

También es mentor en Endeavor, organización sin fines de lucro que asesora a emprendedores. Para él trabajar es muy divertido y liderar equipos es una oportunidad de animar a todos a crecer profesionalmente y a mejorar cada día.

¿Desde cuándo estás en Océano Corp.?
Trabajo aquí desde julio del año pasado. A lo largo de este tiempo, el principal reto como ocurre en todo cambio de gerencia general--- es el cambio cultural. He tenido la suerte de encontrar activos muy valiosos y colaboradores muy talentosos, pero que no necesariamente estaban en las posiciones correctas para maximizar su valor. Por ello, hemos llevado a cabo una reorganización para definir mejor las funciones y recolocar los perfiles en los puestos donde puedan rendir al máximo, y los resultados han sido tremendamente positivos. Hemos crecido en la venta, de un año al otro, en más de 50 %, además de lograr mejoras materiales en la rentabilidad del negocio. Cabe indicar que Océano Corp. es una plataforma global de alimentos, principalmente hidrobiológicos. Tenemos seis unidades de negocio: consumo masivo con la marca A1; brokerage y trading de especies pelágicas, a través de Bluefish Pacific; logística de exportación y brokeraje naviero con Port Logistics; gestión de cinco muelles a nivel nacional y comercialización de pesca, a través de Océano Fishing Services; y cinco plantas de procesamiento industrial de congelados (tres de ellas en el norte, una en el Callao y otra en Matarani). Actualmente vivo en Colán, Piura, y desde aquí viajo a las ciudades donde se ubican las operaciones.

¿De qué manera les ha afectado la pandemia?
Nos afectó al inicio, con la primera cuarentena, en los meses de marzo y abril del 2020. El motivo fue que los pescadores artesanales no pudieron salir a trabajar y, en consumo humano directo, nosotros dependemos del pescador artesanal para calamar gigante. Sin embargo, después la pesca ha retornado con normalidad, lo cual nos ha favorecido mucho. Incluso, la pandemia ha destacado la importancia de tener un estilo de vida saludable y, dentro de ello, la comida marina encaja muy bien, así que eso ha levantado la demanda de las exportaciones y sostenido el precio, a pesar de las cuarentenas mundiales. Cabe decir que, en el segundo semestre del año pasado, China, que es nuestro principal cliente de exportación, por motivos de la COVID-19, cambió mucho sus procesos de importación en muelle. Eso, sumado a las restricciones de movilidad en China, generó que el consumo se vea afectado de manera importante. Si bien antes representaba el 50 % de nuestras ventas, llegó a representar tan solo el 30 %, aproximadamente. No obstante, pudimos crecer porque ampliamos nuestra cartera de clientes en Europa, Estados Unidos, Japón, Corea, Tailandia, México y Brasil. Esta situación nos trajo oportunidades y el hecho de poder abrir otros mercados. Considero que este año, que China se va a recuperar, vamos a tener resultados aún mejores que los del 2020. Me he puesto una meta muy agresiva: multiplicar la empresa por 6,7 en cinco años y llegar a los mil millones de dólares de facturación.

Con tu ingreso a Océano Corp. has retornado a trabajar en planta, cosa que hacías al inicio de tu carrera. ¿Cómo te has sentido con ello?
Muy bien. Efectivamente, yo empecé mi carrera trabajando en fábricas. Fui supervisor de planta y veía temas de aseguramiento de calidad; después fui ingeniero de planta en lácteos. Tras ello, ingresé al mundo de las finanzas, donde permanecí cuatro años, y después me fui a estudiar un MBA a la Escuela de Negocios de Harvard. Al volver al Perú, fui gerente general de una empresa de moda por seis años y ahora he pasado a planta nuevamente, donde tenemos un componente industrial importante en pesca. Esta es una industria que todavía tiene mucho por desarrollar. El Perú exporta muy poco valor agregado, así que hay mucho por hacer. Y la estoy pasando genial, me divierto muchísimo, es muy gratificante pisar una planta y ver directamente cómo se crea valor a través de los procesos productivos.

¿Cómo fue tu experiencia anterior en una planta de lácteos?
Muy interesante. Trabajé varios años en la planta de producción. Recuerdo que realizamos una evaluación exhaustiva para comprar una máquina para hacer vasitos de yogur. Yo tenía muy clara toda la parte técnica operativa, pero no la financiera. Al darme cuenta de que me faltaba esa parte, fundamental para evaluar un negocio, decidí aceptar una oferta de trabajo en Nexus, que implicaba una reducción salarial, pero, como mi objetivo era aprender la parte financiera, acepté. Luego decidí complementar mi formación con un MBA. Sucede que cuando uno trabaja en planta de producción está muy alejado de la parte financiera y comercial. Si quieres tener una visión estratégica y completa del negocio, es necesario tener ambas experiencias. Actualmente busco integrar las áreas, pues una depende de la otra.

¿Y cómo terminó la historia del vasito de yogur?
Sé que terminaron comprando la máquina, pero yo ya no estuve ahí para verla.

Aparte has fundado algunas empresas, ¿todavía las mantienes?
Sí, llevo un tiempo asesorando a emprendedores, así que me animé a crear algunas empresas yo mismo. Tiempo después de regresar de la maestría, fui mentor en Endeavor, una organización sin fines de lucro que busca desarrollar el ecosistema de emprendedores. Soy mentor hasta ahora y, en el 2019 gané el premio de Mentor del Año. Me gusta bastante realizar esta actividad porque aprendo mucho y entiendo mejor las oportunidades del mercado. Y retomando la pregunta, con el fin de emprender, me puse a buscar espacios para hacerlo, así que abrí un negocio de comunicación. Tengo una agencia de comunicaciones con mi amigo Rubén Cano, llamada Cano & Mc Gregor. Vi que la comunicación no era algo estratégico para las empresas; sin embargo, esta es una de las principales herramientas para la motivación, para fortalecer el liderazgo y obtener resultados. Por eso, decidí armar una agencia de comunicación con un amigo experto en este tema. En paralelo, con otro amigo, Álvaro Ugarte, vi una oportunidad en logística flexible y formamos una empresa que se llama Metrópolis Soluciones Logísticas. Es un operador logístico con el que hemos desarrollado una tecnología propia, GoFlex, con la que podemos conectar de manera flexible la demanda y oferta de servicios logísticos. Por ejemplo, si te sobra espacio en almacén, te conecta con alguien que necesita un almacén y así se maximiza la utilización del activo y se reducen las necesidades de gasto de inversión de la otra parte. Por último, tengo una granja de bitcoin con un amigo. Son equipos de hardware dedicados a las operaciones de minado. Previendo que la criptomoneda crecería, me pareció oportuno invertir. Básicamente, tenemos una granja y hacemos trading de criptomonedas. Es un negocio pequeño, pero me gusta y creo que tiene un gran potencial.

¿Cómo les está yendo a los tres negocios que has comentado y cuánto tiempo tienen ya en el mercado?
La agencia de comunicación tiene dos años y Metrópolis tiene año y medio. Ambas están en azul: les va bien y vienen creciendo por encima del doble dígito. Respecto al de criptomonedas, del monto que invertí en diciembre del año pasado, ya recuperé el 80 %; espero terminar de recuperarme en mayo y luego todo lo que venga será ganancia.

¿Podrías comentar sobre alguno de los negocios a los que has asesorado?
Con el equipo de Capittana tengo más cercanía; hoy en día soy director de la empresa. Hemos trabajado mucho con ellos; es una marca extraordinaria y ahora estamos viendo la expansión internacional. Los resultados del 2020 fueron muy superiores a los del 2019 en términos de rentabilidad, y para este 2021 queremos crecer en 30 %. Cuando buscas la rentabilidad, procuras generar mayor utilidad neta, lo que no necesariamente significa vender más, sino ganar más dinero de acuerdo con el dinero invertido. En Capittana no necesitamos buscar una estrategia de bajo precio, sino de branding, posicionamiento, awareness, expansión internacional, nichos de mercado y comunicación con los clientes. La marca tiene acabados hechos por artesanas en tejido a croché. Entonces, no solo se compra un producto bonito y diferenciado, sino que se genera un impacto positivo en las artesanas, a quienes se les paga bien.

¿Cómo eres como jefe?
Estoy convencido de que las personas hacen el resultado. No creo que haya buenos y malos empleados: creo que hay buenos y malos líderes. Un buen liderazgo puede sacar lo mejor de la gente. Me gusta pensar cómo inspirar a alguien a hacer algo que consideraba imposible. Animo a mi personal a no dejar pasar las oportunidades y a dar lo mejor de sí mismos cada día.

¿Sentiste que tenías los conocimientos necesarios para seguir el MBA en Harvard?
Estudiar los conceptos nuevos del MBA no fue difícil para mí, como ingeniero industrial, pues en la Carrera he visto de todo un poco. Lo complicado fue encontrar un buen balance entre lo que debía estudiar, lo que quería conocer y la cantidad de actividades que hay en el campus. La experiencia fue extraordinaria; fueron dos años full time en Boston, muy provechosos en la parte académica, en lo social y cultural. Compartí con estudiantes de diferentes países e hice muy buenos amigos. En cuanto a la inversión, hay muchos programas de becas y para financiar los estudios.

¿Te gustó tu Carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima?
Sí, me gustó. Me formaron para resolver problemas, con un enfoque de procesos bien esquematizado, lo cual ayuda. La Carrera de Ingeniería Industrial, combinada con una formación en finanzas, ofrece un resultado hermoso. Es bastante completa de por sí, y me ha ayudado muchísimo. Me encanta la carrera y me gusta la forma como ayuda a analizar los problemas en la vida. Como gerente general, gran parte del trabajo consiste en solucionar los problemas que se presentan, identificar oportunidades y alinear la organización. Eso demanda mucha estructura y orden. Tener buenas ideas no basta: hay que ejecutarlas. Es muy importante ejecutar adecuadamente una estrategia, y para eso la Carrera de Ingeniería Industrial ha sido clave, lo que se terminó de complementar con el MBA.