Una ciudad inteligente dotada de organismos “vivos” controlados por Internet en París. Un lenguaje de programación para niños basado en los juegos de Lego. Laptops de 100 dólares entregadas a escolares principalmente de países en desarrollo, el Perú entre ellos. Tanto ingenio entra y sale por las puertas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), de los Estados Unidos, una de las universidades más prestigiosas del mundo. Del MIT han egresado 77 premios Nobel. “Ciencia y práctica también son el fundamento de su enseñanza”, destaca Alejandro Carranza. “Me voy con los mejores”, asegura nuestro docente y graduado de Ingeniería Industrial, quien ya está adentro. Peleó por una plaza entre más de 2.000 estudiantes de 119 países —105 fueron admitidos— y el MIT lo espera para iniciar estudios de MBA en agosto de 2013.
Su preparación fue ardua: 20 horas semanales durante 4 meses combinando una decena de materias académicas con su trabajo —es profesor del curso Costeo de Operaciones en su Facultad y consultor en Ernst & Young—. Alejandro se va con los mejores y reconoce que aprendió con los grandes: “La ciencia y la práctica estuvieron juntas en cada curso, clase y profesor en mi carrera. Aquí me dieron las llaves para conseguirlo”. Las llaves de la meca del emprendimiento tecnológico y de un futuro que ya se pasea por su mente: “Tengo planes de crear una compañía de capitales ángeles para financiar iniciativas estudiantiles”, sostiene, revelando ímpetu empresarial. “Eso también me lo inculcó la Universidad de Lima”.