El sentido de pertenencia a una organización y un liderazgo convincente para conducir equipos eficientes siempre favorecen el cumplimiento de los objetivos. Estos y otros factores positivos han estado presentes en la trayectoria de María del Carmen Valverde Yábar, ingeniera industrial por la Universidad de Lima y gerente general de VSI Industrial, y siguen guiándola en su desarrollo profesional.
Cuéntanos acerca de tus funciones como gerente general de VSI Industrial.
Me encargo de la gestión de un negocio que nace de la fusión de dos compañías del grupo: Tecnosanitaria y Valvosanitaria Industrial. VSI Industrial fabrica y comercializa griferías y sanitarios de las marcas Vainsa e Italgrif. En la gestión de este negocio, sigo un plan estratégico aprobado por el directorio y procuro generar el mayor valor posible para la organización. De otro lado, asumo la representación de VSI Industrial ante todos los agentes que participan en el mercado, ya sean consumidores, proveedores, clientes, entidades estatales, trabajadores, entre otros.
En este proceso de generación de valor, ¿qué objetivos han sido propuestos?
Tengo tres objetivos prioritarios. El primero consiste en consolidar la confianza de los directores de una empresa cuyos socios pertenecen a una familia. Hay que tomar en cuenta que soy la primera gerente general no familiar de la compañía. Asimismo, lograr la confianza de mi línea de mando directa, integrada por colaboradores leales de los directores y que ahora son parte de mi equipo. El segundo objetivo apunta a concluir satisfactoriamente la fusión de todos los procesos comerciales, financieros y, sobre todo, humanos. El tercer objetivo se enfoca en incrementar el ritmo de crecimiento de la empresa.
¿Qué talentos y conocimientos se requieren para ejercer con éxito tu cargo?
Creo que son importantes los estudios de posgrado. Si se aspira a liderar una empresa, de preferencia un posgrado en administración o en dirección de empresas. Es necesaria esa visión sistémica del negocio que te puede dar un MBA. En mi caso, soy magíster en dirección de empresas. También es relevante la experiencia en industrias y en el manejo de equipo de directores, así como conocer profundamente el sector en el que uno se desenvuelve y estar al tanto de aspectos como los siguientes: a qué ritmo crece este rubro, si la situación coyuntural del país favorece o no al sector, los competidores, los productos sustitutos, los proveedores y los clientes. En la misma línea, hay que comprender la misión, visión, cultura y valores de la empresa. Además, destaco el sentido de pertenencia a una organización. Este aspecto es significativo en la motivación de los colaboradores y los impulsa a vencer obstáculos y a cumplir objetivos que también son sueños propios.
Has laborado en empresas como Venus Peruana, Alicorp u Oriflame. Entre los aprendizajes que has tenido en tu trayectoria, ¿cuáles son las lecciones que más valoras?
Liderar equipos es uno de los mayores aprendizajes que he tenido. En las diversas compañías en las que he trabajado, el reto ha sido el mismo: lograr que las personas que están a mi cargo den todo de sí para cumplir las metas. He sido supervisora de producción, jefa de planeamiento, jefa de centros de distribución, gerente de un área logística y, finalmente, gerente general. Recuerdo a todos mis equipos con cariño. Por ellos he logrado todo lo que he conseguido.
¿Qué habilidades y competencias adquiridas en la Universidad de Lima han sido relevantes en tu evolución profesional?
Tengo presente esta frase de un profesor: “Los ingenieros industriales de la Universidad de Lima son formados para ser los mejores administradores de la producción”. Esta excelente formación de base es ad hoc para trabajar en industrias. Por otra parte, el prestigio de la Universidad de Lima genera confianza en el mercado. Esto brinda seguridad y ventajas para conseguir trabajo a sus egresados. En esta búsqueda laboral, si un recién graduado todavía no tiene mucha experiencia profesional, importan factores como la universidad en la que estudió y las notas alcanzadas. Yo pertenecía al quinto superior del rango académico, y eso me sirvió en los procesos de evaluación porque mis notas eran la evidencia de una competencia muy valorada como es la orientación hacia los resultados.
¿Qué razones te motivaron a estudiar Ingeniería Industrial?
Fue una decisión acertada pero no planeada. Desde chica quería ser médica, pero los exámenes de aptitud señalaban que yo tenía una fuerte inclinación por los números. Luego decidí cambiarme a ingeniería y mi padre me aconsejó que siguiera Ingeniería de Sistemas. Sin embargo, en ese entonces Ingeniería de Sistemas era una segunda especialidad en la Universidad de Lima. Es decir, primero tenías que completar Ingeniería Industrial como primera especialidad, para luego, tras dos años de estudios adicionales, obtener un doble grado como ingeniera industrial y de sistemas. Hice mis averiguaciones y opté por la Universidad de Lima porque me parecía la mejor. En aquel tiempo, los cursos de la carrera empezaban a dictarse a partir del quinto ciclo. Cuando tomé las clases relacionadas con la Ingeniería Industrial, me fascinaron. Nunca imaginé que el proceso productivo podía estudiarse de la manera como me enseñaron.
¿Qué es lo que más destacas de tu etapa de alumna en la Universidad de Lima?
Valoro la preocupación de la Universidad por darnos un ambiente de estudios A1, en el que un estudiante se sienta cómodo para quedarse todo el día. Vivía en la Villa Militar de Chorrillos, salía temprano, llegaba a la Universidad a las 07.00 horas y permanecía ahí hasta la última clase del día. La Universidad de Lima se convirtió en mi segundo hogar. Todo funcionaba bien gracias a una organización eficiente. Recuerdo a los docentes muy exigentes, pero todos respetuosos y amables. El personal administrativo siempre estaba atento para dar información o ayudar a los alumnos. También recuerdo a los amigos que conocí en esa época. Hoy muchos de ellos ocupan puestos importantes. Siento que soy parte de una promoción exitosa.