Educación sin Barreras es un voluntariado que brinda tutorías gratuitas a niños de colegios públicos. Se lanzó durante la cuarentena por la COVID-19 y ya ha llegado a más de ciento cincuenta estudiantes. Su impulsora es Daniela Chiang, egresada de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima.
Este no es un trabajo nuevo para Daniela, pues ella es cofundadora de Superminds, institución que también brinda tutorías de refuerzo académico, enfocadas en hacer más divertido el aprendizaje escolar.
¿Qué hace Educación sin Barreras?
Educación sin Barreras transforma el conocimiento de jóvenes en una herramienta de aprendizaje para niños. Es un sistema de voluntariado de tutorías online. Hemos creado contenido alineado con la malla curricular nacional. Este programa nació durante la pandemia que vivimos actualmente, en marzo del 2020. Hemos llegado a más de ciento cincuenta niños, con más de seis mil horas de tutorías dictadas.
¿Cómo contactan a los niños?
Nos conectamos con colegios públicos que deseen contar con nuestro programa, y ellos nos ayudan inscribiendo a los niños. Las tutorías se imparten a través de videollamadas y con el apoyo de Google for Education, que provee herramientas para profesores y alumnos. Los tutores voluntarios siguen una capacitación tanto en metodología pedagógica como psicológica.
¿Qué opinan los jóvenes tutores acerca del trabajo que están realizando?
La mayoría compartimos dos sentimientos. Por un lado, el voluntariado nos ayuda a desarrollar la empatía, lo cual implica ya no solo pensar en nosotros, sino en cómo hacer para alegrar a un niño y ayudarlo por medio de las clases. Por otro lado, el voluntariado en Educación Sin Barreras nos ha enseñado que acceder a una educación de calidad en el Perú es un privilegio, y eso nos pone en deuda con todos aquellos que no la pueden tener. Nos genera la gran responsabilidad de buscar maneras de devolver oportunidades a otras personas para construir un país que borre la palabra suerte de la ecuación, y avanzar hacia un país con oportunidades para todos.
¿Cómo fueron los inicios de Superminds, la institución que fundaste anteriormente?
Ana Paula Dianderas y yo teníamos el sueño de aportar para que la educación escolar fuera muy divertida. Con esa idea, conectábamos a escolares con alumnos universitarios a través de tutorías de reforzamiento académico. Así, los jóvenes generaban ingresos para solventar sus gastos y, al mismo tiempo, ayudaban y se convertían en modelos de niños y adolescentes. Después de más de dos mil horas dictadas en el 2019, nos enfrentamos a un mercado que nos exigía ir más allá. Fue así que creamos Superbuddy, como un espacio para que niños y adolescentes pudieran divertirse, aprender y descubrir sus pasiones, mientras se conectan con sus amigos.
¿Qué ofrece Superbuddy?
Ofrece talleres deportivos, académicos, lúdicos, de viajes, emocionales y artísticos. Todo ello bajo la idea de una educación integral. Pero como queremos que las oportunidades sean para todos, las clases reservadas en Superbuddy nos permiten apadrinar a niños en situación de vulnerabilidad para que puedan recibir reforzamiento académico mediante nuestro programa Educación sin Barreras.
¿Cómo te sientes de realizar esta labor?
Siento que es increíble poder ser parte de un movimiento de jóvenes que sueña con un Perú diferente, y al mismo tiempo una gran responsabilidad de poder liderar manteniendo al equipo motivado y soñando que juntos estamos cambiando vidas, una clase a la vez.
Mientras estudiabas en la Universidad de Lima, ¿imaginaste que tu carrera profesional tomaría este rumbo? ¿Qué piensas de eso?
Siempre soñé con encontrar formas de poner mi carrera a disposición de construir un mejor Perú. Pero nunca imaginé que iba a ser desde la arista de la educación. Pienso que todavía me falta mucho por recorrer, pero estoy agradecida de lo que hemos podido lograr hasta el día de hoy. El solo hecho de pensar en cómo ayudar a otras personas es un regalo; el voluntariado propicia un cambio de perspectiva.
¿Tienes experiencia laboral en otros lugares?
Trabajé como practicante de innovación en Lamsac, luego como especialista de innovación social en Santa Barbara Consultants y, en la misma empresa, fui manager del Laboratorio de Innovación.
¿Cómo valoras la formación recibida en la Universidad de Lima?
Estoy orgullosa de pertenecer a la Ulima, porque esta Casa de Estudios nos motivó a ser una generación distinta, una que busque nuevas maneras de hacer empresa y que genere un impacto positivo en la sociedad. Mi formación como ingeniera industrial me ha permitido tener una visión integral y estoy agradecida por la formación que adquirí con cada uno de mis profesores.