Desde enero de este año, Joseph Zumaeta está al frente de Búmeran, un importante portal de empleos que publica cada mes más de 1.600 oportunidades laborales en empresas y donde él se ha trazado importantes retos comerciales. Joseph estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y también siguió el MBA en esta Casa de Estudios, con el cual obtuvo un segundo grado con la Universidad Autónoma de Barcelona, España.
¿Cómo evalúas tu experiencia como gerente general de Búmeran, desde enero de este año?
Ha sido excelente. Búmeran es el portal de empleos líder. Trabajamos con más de 5 millones de personas que entran al portal todos los meses. Llevamos a cabo alianzas con universidades, otras instituciones académicas y colegios profesionales. Se ha creado un ecosistema muy importante alrededor de Búmeran. Las empresas confían mucho en nosotros: más de 1.600 empresas publican regularmente todos los meses.
¿Cuánto tiempo tiene Búmeran en el mercado?
Aproximadamente, 18 años. Pero viene desarrollando tecnología a un ritmo acelerado en los últimos 8 años. El principal diferencial de Búmeran en el mercado es, precisamente, la tecnología. Ofrecemos muchos filtros de utilidad para los postulantes y para las empresas, a fin de facilitar su búsqueda, y para que puedan encontrar una mejor alternativa.
Últimamente están haciendo más difusión de su portal, ¿verdad?
Sí, estamos publicando publicidad en paneles, prensa, radio y un poco en la televisión.
¿De qué tareas te ocupas prioritariamente?
Mi labor principal es comercial. Estamos en la búsqueda de clientes que puedan utilizar la plataforma. Vemos muchas opciones en el mercado que podrían considerarnos su aliado en reclutamiento y buscamos a estas empresas y, así, nos vamos haciendo más grandes. También me encargo de ver el desarrollo del sitio y cuidar que vaya de acuerdo con las necesidades del mercado, tanto para el postulante como para las empresas. Esto debe ir de la mano con nuestro trabajo de marketing, área en la que organizamos campañas de motivación para promover la empleabilidad del sitio. Buscamos generar alianzas que permitan acercar cada vez más al público a un próximo empleo, participamos en las ferias de trabajo de las universidades, ofrecemos talleres de empleabilidad, donde ayudamos a los estudiantes a preparar su currículum y les damos consejos sobre cómo afrontar una entrevista de trabajo. También vamos a las escuelas profesionales y así obtenemos mucha información, que nos ayuda a tener más claro cómo enfrentar el mercado laboral en los próximos años.
Desde fuera uno solo ve el portal, pero en realidad hay mucho trabajo alrededor que uno desconoce.
Así es, los negocios digitales viven de la data, que nos permite hacer proyecciones. Por la información que se sube a Búmeran, sabemos dónde trabajó una persona, qué estudios siguió, si domina algún idioma, si tiene un pasatiempo, conocemos sus datos personales, etcétera. Esa información, que cuidamos muchísimo, nos da una idea del ecosistema laboral y de cómo se da un salto al siguiente empleo. Analizamos la información, sacamos conclusiones. Conocer las tendencias nos permite proyectar el portal para los próximos años.
¿Qué podrías comentar de tu trabajo anterior, en el diario El Comercio?
Mi última posición ahí fue como gerente de Aptitus, el portal de empleo de El Comercio. Era muy conocido como medio impreso, pero tenía una plataforma digital y el reto era reforzarla para que tuviera una vida propia, más allá del impreso. Estuve cinco años ahí y Aptitus logró colocarse bien en el mercado, era un portal con un público cautivo y el Grupo El Comercio le daba mucha seriedad y validez a lo que ofrecía. De hecho, es un jugador importante en el mercado, donde Búmeran es el líder.
Has estado 15 años en El Comercio. ¿En qué otras áreas trabajaste?
Antes de eso era subgerente comercial de la Edición Diaria de El Comercio. Me encargaba de la parte publicitaria de El Comercio y eso incluía los demás periódicos del grupo.
¿Esa habrá sido tu época de mayor estrés laboral?
Fue una época muy bonita, porque era la etapa de bonanza del periódico, un momento en que se podían hacer cosas distintas, ensayar nuevos formatos, publicidad de otro tipo, se podía innovar y generar contenidos en los encartes. Los clientes estaban ávidos de invertir y de hacer cosas nuevas. Fue una época muy interesante, de verdad, la recuerdo con añoranza. Podría decir que El Comercio fue mi otra alma mater, ahí aprendí muchas cosas y asumí grandes retos.
¿Qué retos, por ejemplo?
Algo muy importante fue la época de la transformación digital. De pronto, los archivos se empezaban a guardar en la nube y las páginas web de cada uno de los diarios empezaba a cobrar relevancia. Al comienzo se daba lo digital como un regalo, por la compra de un aviso en print, pero de pronto ya no era un regalo, era algo importante a la hora de ofrecer un paquete. Había nacido la publicidad en las redes sociales, la gente todavía no sabía qué pasaba con esto de Facebook o Twitter o el mismo Google, que empezaban a entrar en el mercado publicitario. El cambio hacia lo digital ha sido muy rápido en el Perú. Profesionalmente fue algo bueno para mí, porque me permitió seguir aprendiendo y hacer cosas distintas.
¿Dónde trabajaste antes de El Comercio?
Trabajé dos años en Consorcio Minero, que pertenece al Grupo Trafigura. Antes de eso había trabajado tres años en El Comercio, desde que salí de la Universidad, en la parte publicitaria.
¿Qué recuerdos tienes de la Universidad de Lima?
Recuerdo con mucho cariño a mis compañeros, con quienes compartí las clases y las amanecidas para estudiar y hacer los trabajos en grupo. Esos fueron momentos muy valiosos en los que reforzamos todo lo aprendido en clases y, al mismo tiempo, eso nos empujó a complementar nuestros conocimientos técnicos con habilidades de otro tipo, como la facilidad para trabajar en equipo y el liderazgo. La Universidad de Lima fomentaba mucho eso y yo lo valoro mucho. Tal vez de jóvenes no nos dábamos cuenta, pero al salir de la Universidad y ver que todas las cosas que hicimos en la Ulima las aplicábamos en la vida laboral, ahí es cuando valoramos todo.