De la pasión por la moda al negocio de la ropa

De niña, Milagros López les cosía vestidos a sus muñecas. De adolescente, se divertía diseñando trajes en cualquier papel que llegara a sus manos. Hoy tiene su propia marca de ropa para mujeres: Brisa. Vende sus prendas en diez tiendas de Lima y provincias, tiene su propia boutique y acaba de lanzar una línea especializada en bebés, Little Brisa.

Milagros estudió Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima y, tiempo después, llevó un diplomado en gestión de marcas de moda. Esta combinación de estudios ha sido ideal para ella, pues le ha permitido conducir su negocio, hacerlo crecer y comenzar a exportar.

¿Por qué decidiste dirigir tu carrera hacia el rubro de la moda?
Después de estudiar Ingeniería Industrial entré a trabajar en Volvo; me iba muy bien, pero sentía que algo me faltaba y así fue que, en el 2012, con ahorros y con dinero que me prestaron, decidí abrir mi tienda en Miraflores. Por supuesto, antes de eso ya vendía mi ropa en ferias y en la casa de mis papás, donde armaba un showroom. Yo diseñaba la ropa y otras personas cosían, dinámica que se mantiene hasta hoy. Pero me pareció necesario formarme en diseño y llevé un diplomado de Fashion Management en el Centro de Altos Estudios de la Moda.

¿Compras las telas tú también?
Tengo proveedores de telas, quienes vienen a presentarme sus muestras, y yo elijo. Cuando me gusta una tela, trato de comprar la mayor cantidad, porque necesito abastecer a las 10 tiendas donde coloco mis prendas, así como a mis tiendas, la física y la virtual. No solo vendo en Lima, también en provincias, por ahora en Trujillo y Arequipa. Pero, definitivamente, lo más difícil fue conseguir buenos proveedores que hicieran bien su trabajo. Ahora, además, tengo unos talleres conocidos que trabajan conmigo, todo formalmente. También cuento con más de 10 personas que trabajan para Brisa, el 90% son mujeres, y un equipo que me ayuda a manejar las redes sociales. Mi marca está en Instagram y Facebook, y también se puede comprar en línea.

¿Cómo ves la competencia?
La competencia es fuerte. Además de las tiendas por departamento, están Zara, Forever 21 y muchas otras. Las chicas de hoy saben de moda, son muy selectivas con lo que compran y saben dónde comprar cuando quieren una prenda duradera, dónde si quieren que algo les dure más. Por lo general, cuando quieren un producto de calidad y exclusivo, van a las tiendas donde se venden diseños locales. A mí me va bien, porque mi ropa es bonita, está bien hecha y tiene un buen packing. Todo eso es muy valorado por las chicas.

¿Cada cuánto tiempo renuevas tu colección?
Siempre lanzo minicolecciones por temporadas, porque la moda cambia mucho y muy rápido. Por otro lado, la tendencia de estampado pitón, que imita la serpiente, está de moda, lo mismo que el animal print, pero actualmente se usa más pitón que animal print. Es muy importante estar al día en este negocio. Las chicas están muy informadas y, si no estás al día, simplemente te dejan.

¿Cuál es el estilo de Brisa?
Brisa es una marca que nació como una chica fresca, femenina, a la que le gusta la playa y es relajada. Con mis diseños transmito comodidad e intento que mis clientes se sientan a gusto. Antes hacía tallas estándar, pero ahora hago todas las tallas, incluyendo XL, porque las mujeres tienen diferentes tallas y busco satisfacer a todas. Pero lo fundamental es que siempre se sientan bien y cómodas.

¿Qué pasa cuando la moda no va con el estilo de tu marca?
No la sigo. Ahora se están usando mucho los colores neón, que son brillantes. Esos no van mucho con Brisa, así que no hago una blusa completamente neón, pero trato de tener algunas referencias para aplicar a la colección. Si va bien, queda. Si no, prefiero correr en paralelo a la moda, porque no puedo ir en contra del ADN de la marca. Trato de ir con la tendencia, pero cuando no se puede, simplemente no se puede.

¿Cómo es el proceso de creación de tus diseños?
El diseño es un tema muy emocional. Me sirve mucho viajar y ver otras cosas para inspirarme. En otros países hay modas y expresiones diferentes, y ver todo eso me alimenta para hacer mis diseños. También me sirve mucho estar informada, por eso sigo a las blogueras de moda, tanto a las peruanas como a las extranjeras.

¿Te ha pasado algo en estos seis años que te haya marcado como emprendedora?
Me he equivocado muchas veces y no tengo reparos en admitirlo, porque en todos los emprendimientos es normal equivocarse o tomar malas decisiones, y eso te permite aprender y fortalecerte. Claro que también hay una repercusión económica, pero así son las cosas.

¿En algún momento has pensado dejar tu emprendimiento para trabajar en otra empresa?
Claro que lo he pensado, incluso consideré vender mi tienda. Si no hubiera sido por el apoyo de mi esposo y de mi familia, seguramente lo habría hecho.

¿Cuándo te convenciste de que la moda era lo tuyo?
Cuando comencé a vivir de mi negocio, cuando fui consciente de que realmente lo disfruto. Todavía me falta mucho por desarrollar, pero tengo las ganas y nuevos proyectos. El año pasado, por ejemplo, comencé a producir una línea para bebés con telas de algodón en un 100%; son prendas para exportación, esa marca no la vendo en el Perú. Se llama Little Brisa y he exportado por primera vez a Chile. Primero viajé allá como miembro de la Cámara Peruana de Comercio, en el rubro de indumentaria, y sostuve diferentes reuniones con empresas. A muchas les gustaba la marca y, finalmente, cerré el negocio con una de ellas. Es algodón 100% peruano. Ahora estoy tratando de expandirme a otros mercados extranjeros. Estoy contenta, porque las cosas me están funcionando. Este año ha crecido bastante Brisa en el Perú y el personal ha aumentado. Antes yo manejaba las redes sociales, atendía en la tienda, hacía de todo… Ahora ya no.

¿Qué hacías en redes sociales?
Bueno, no las he dejado, aunque ahora hay personas que me ayudan en eso. Promuevo mi marca y mi objetivo es dar una imagen más humanizada que de producto; no solo muestro prendas, voy más allá. En Instagram me doy a conocer como CEO de la marca y ofrezco consejos de todo tipo, porque no solo me siguen clientes, también emprendedores que me preguntan cosas, y quiero aportar con mi experiencia.

¿Qué características personales tuyas has llevado a tu negocio?
Soy muy exigente conmigo misma y con todos los detalles relacionados con mi marca. Pero, además, tiendo a decir “sí” a todo. Soy muy apasionada y me lanzo al ruedo, y eso a veces no sale bien. El anteaño pasado abrí una tienda en un centro comercial ubicado en Chacarilla, pero luego me di cuenta de que ya no tiene mucha afluencia de público y no me convino. El alquiler era muy alto y las ventas no justificaban el pago, así que cerré la tienda y reforcé mi punto de venta en Miraflores. Suelo rectificarme rápidamente, eso es bueno. Además, me actualizo constantemente, en todos los aspectos, incluso en el tema de medios de pago: tengo todos los posibles, los links de Visa, las aplicaciones de pago, etcétera.

¿Te interesaba la moda cuando eras niña o adolescente?
Muchísimo. Era fanática de Barbie, así que reunía retazos de telas y les hacía vestidos, lacitos y todo lo que te puedas imaginar. De adolescente hacía bocetos de vestidos. Iba a la oficina de mis papás y agarraba las hojas membretadas para dibujar mis bocetos. Ya de adulta mi mamá y otros familiares me piden que los acompañe a comprar su ropa, soy su personal shopper [risas].

¿Cómo recuerdas tus épocas de estudiante universitaria?
Recuerdo mucho los días de exámenes finales y parciales, y toda la tensión en el salón. El curso más difícil para mí fue Mecánica. También hice grandes amigos en la Universidad, incluso conocí ahí a quien ahora es mi esposo. Por otro lado, mi carrera ha sido de gran ayuda para mi negocio. Recuerdo mucho el curso de Planeamiento Estratégico, pues me gustó mucho y me ha servido bastante. Todavía leo uno de los libros de ese curso. También han sido útiles para mí todos los cursos de finanzas, ingeniería económica, costos, marketing. El diseñador de moda puede crear vestidos hermosos, pero para llevar un negocio necesita otros conocimientos, los cuales adquirí en mi carrera de Ingeniería Industrial.