Después de muchos años dedicados a la docencia, Jaime Salomón decidió incursionar en la política con la firme idea de generar cambios que contribuyan al crecimiento económico del Perú. Entró al Parlamento Andino y tuvo a su cargo comisiones como la de Seguridad Alimentaria y la de la Mujer. Hoy es viceministro de Desarrollo e Infraestructura Agraria y Riego del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri).
Como egresado de la Carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad de Lima, se da un tiempo para compartir con nosotros los planes que tiene su sector y que él empujará para seguir promoviendo el desarrollo del país.
¿Qué labores realiza actualmente como viceministro?
El ministro de Agricultura tiene dos viceministros: el de Políticas Públicas, que se encarga de los marcos de referencia para todo el Ministerio, y el de Desarrollo e Infraestructura Agraria y Riego, que se ocupa de la infraestructura para el agro, la ganadería y el riego. Yo soy este último. Tenemos un programa muy interesante llamado Sierra Azul, sobre siembra y cosecha. Usamos técnicas de obtención de agua que empleaban nuestros antepasados, a través de túneles, y de esta manera estamos generando cochas [lagunas]. Con esa agua se riegan los pastos, y las aguas bajan a las zonas eriazas para convertirlas en zonas de cultivo. El pasto crece mucho más y con más nutrientes, de modo que las vacas pueden dar tres veces más leche de lo normal. Eso abastece la demanda de los pueblos y con el excedente promovemos la manufactura de quesos madurados, a los cuales les abrimos un mercado a través de Sierra y Selva Exportadora.
¿En dónde se está aplicando Sierra Azul?
Estamos en una etapa piloto. El presidente de la República inauguró los planes piloto en Huancavelica y Ayacucho. Ahora estamos empezando a aplicar estos casos y esperamos que los lecheros dupliquen sus utilidades y bajen sus costos. Con esto se busca reducir la pobreza agraria en un 50 %.
¿Qué aspectos diría usted que limitan el desarrollo en la sierra peruana?
Todo parte de la educación. La gran mayoría de nuestros agricultores no tiene primaria completa, más del 50 % son mayores de 45 años; los jóvenes de 18 que están en agricultura no llegan al 21 %. Si hacemos una proyección de 10 años, ese joven va a tratar de irse a las grandes ciudades, y eso nos preocupa mucho. Necesitamos darle educación, ese es el plan de gobierno, pero tomará unos 20 años y debe considerarse una política de Estado para que se mantenga con los próximos gobiernos. Otro tema por trabajar es el latifundio, las áreas agrícolas eran heredadas de padres a hijos, luego a bisnietos, y así, y las dividían en varias partes. Por eso tenemos áreas que no llegan a una hectárea, y con ese esquema es difícil ser eficiente y productivo, por lo tanto, es difícil ser rentable y competitivo.
¿Qué medidas se están tomando para contrarrestar ese problema?
El Ministerio está otorgando títulos de propiedad para que se pueda acceder a un financiamiento. También estamos generando semillas de mejor calidad, que reducen los costos de siembra y cosecha e incrementan la productividad. Del trigo, por ejemplo, se sacaban tres toneladas por hectárea; ahora se sacan cinco. Por otro lado, somos líderes en menestras, y la idea es llevarlas al extranjero. Trabajamos coordinadamente con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo y con el Ministerio de la Producción.
¿Qué espera lograr al término de su período como viceministro?
Quisiera dejar un viceministerio más organizado. Cada una de las direcciones generales de los proyectos especiales y de los programas que tenemos hace su trabajo de manera excepcional, pero si logramos que mejore el tema de la gestión y se articule mejor, vamos a crecer y haremos trabajos en áreas a las que no llegamos todavía. Me gustaría que la articulación entre el Minagri y los gobiernos regionales mejore también.
¿Qué puede mencionar sobre el Fenómeno del Niño Costero?
Este fenómeno nos afectó de manera increíble. Lo primero que hizo el Ejecutivo fue designar a cada ministro a una región, y eso permitió articular las acciones. Fue necesario llevar por barco la comida; trajimos limón a Lima por vía marítima y aérea, por eso el limón subió de precio solo por tres días, luego bajó, porque lo trajimos rápidamente. También hemos estado trabajando en reparar los daños. En primer lugar, la descolmatación, después sigue la etapa de reconstrucción, y el Ministerio de Agricultura y Riego es parte de ese proyecto. Pero es necesario que, por su lado, los gobiernos regionales hagan sus propios planes y entren en acción.
Además, usted ha sido profesor de la Universidad de Lima…
Sí, empecé en 1985 como asistente de cátedra en el curso de Administración; después estuve como jefe de prácticas de Geometría Descriptiva y Dibujo e Ingeniería II. Terminé la carrera y me quedé como profesor de Dibujo e Ingeniería II. Luego me tuve que retirar, por la carga laboral. También he enseñado en otras universidades, tanto en pregrado como en posgrado.
¿Ha trabajado fuera del ámbito de la docencia?
En 1988 estuve en una empresa de plástico por seis años. Paralelamente empecé a trabajar para otra empresa, en un proyecto muy interesante que fue mi tesis de ingeniero, y me pidieron que lo hiciera realidad. También formé una empresa familiar, cuya dirección acabo de dejar, a partir de mi ingreso al Minagri.
¿Cuál es el rubro de esa empresa familiar?
Es una empresa de fideos, harina y galletas que se formó en el año 2000, Anita Food. Nos posicionamos en 15 años como la segunda empresa del Perú en el rubro de harina de trigo y sus derivados, con participación en otros mercados de 14 países. En Nicaragua, por ejemplo, Anita es el fideo más vendido. Hemos formado cadenas productivas en diferentes zonas del país y hemos logrado desarrollar una semilla de trigo propia, Anita T.4, que fue reconocida en el 2017 por el Minagri como una de las seis mejores semillas.
¿Cómo comenzó su vida política?
Empezó en el Parlamento Andino, donde fui vicepresidente de la Comisión de la Mujer. Hay mujeres que se empoderan y avanzan, pero eso lo vemos solo en la ciudad. En la sierra es diferente, así que hicimos un estudio para ver cómo empoderar a las mujeres de la sierra y la selva, a fin de promover su desarrollo. Estuve también en la Comisión de Seguridad Alimentaria y desarrollamos marcos de referencia para que exista seguridad alimentaria en toda la región de la comunidad andina.
¿Cómo contribuyó a su desarrollo profesional la formación que recibió en la Universidad de Lima?
La educación que tuve aquí fue muy buena, bastante exigente, y eso lo forma a uno. Tuve excelentes profesores, y a veces uno no se da cuenta de eso cuando es alumno, pero lo nota después, cuando tiene que usar las herramientas que la Universidad le dio. La Ulima me preparó muy bien.