Paloma Noceda, graduada de Ingeniería Industrial, consiguió en octubre de 2014 dos campeonatos mundiales en motonáutica en las categorías Women’s Runabout Limited y Amateur Runabout Stock. Los títulos, reconocidos por la International Jet Sports Boating Association —máximo ente rector de este deporte—, representan la culminación de un sueño que empezó hace varios años, a la par con su formación académica en la Universidad de Lima. Fuera del agua, Paloma y su esposo conducen Macrocom Trading, un agente de carga internacional que ya lleva un año y promete crecer mucho más.
¿Qué tanto trabajo ha representado obtener estos campeonatos mundiales?
El proceso ha sido larguísimo, empezó desde que era cachimba en la Universidad. Practico este deporte desde los 16 años, de más pequeña hice motocrós, entre los 7 y los 13 años. Por un tema familiar siempre estuve vinculada a los deportes de motor, ya que a mi padre le gustan estas disciplinas. Entonces, como tiene 3 hijas, nosotras incursionamos en ellas. En mi primer mundial, que fue en 1998, quedé en el puesto 15 y de a pocos he ido escalando. Pasa el tiempo y te vas ganando un nombre, los mecánicos acceden a trabajar contigo, es algo similar a lo que ocurre en la Fórmula 1. Debes hacer una carrera para que te vayan aceptando. Ya cuando he tenido buenos mecánicos es que salté a un quinto puesto, en el 2005. También empecé a recibir invitaciones al extranjero. He corrido en Rusia, España, Mónaco, Marruecos, Cuba y en Estados Unidos varias veces.
En el año 2006, tuve la oportunidad de competir en el tour americano, que es como el campeonato nacional de allá, y quedé subcampeona. Ese año también quedé tercera en el mundial, era la primera vez que ocupaba un podio y me sentía más cerca. Más adelante, en los años 2010 y 2011, quedé subcampeona mundial, pero mi atención también estaba en el tema familiar y profesional, lo que nunca me ha permitido dedicarle el 100% a este deporte. Por el lado personal, en el 2007 tuve a mi primera hija, Valentina, y luego obtuve dos subcampeonatos. A mi hijo, Joaquín, lo tuve en el 2013 y ese año volví al mundial, aunque no me fue bien porque tuvimos problemas técnicos. El año pasado fui con mis dos hijos al mundial y sentí que era como si fuera algo que estuviera hecho para mí. Han sido tantos años de esfuerzo que las cosas finalmente se dieron.
¿Cómo hiciste para vencer a otros pilotos que sí dedican todo su tiempo a la motonáutica?
Corro contra pilotos profesionales, que viven de ese deporte. Incluso una de mis rivales más fuertes, que era prácticamente imbatible y a quien derroté el año pasado, es mecánica de su propia máquina. Ella es la australiana Kylie Elmers. Tiene todo un centro de la marca para la que ella corre allá en Australia. Son competidores que están completamente dedicados. Pero si bien yo solo podía entrenar en mis tiempos libres, lo hacía con mucha pasión. Desde que estaba en la Universidad tenía el sueño de ser campeona mundial. Cuando quedé subcampeona, pensé: “bueno, está bien porque no me dedico a esto al 100%”, pero quería más. Creo que también influyó el hecho de estar más serena. En el 2011, como ya había quedado subcampeona mundial el año anterior, me presioné demasiado yo misma. Por más que era la favorita, y que sabía que técnicamente estaba mejor que mis rivales, no se dio. Fallas en una cosita y los otros pilotos son tan buenos que lo aprovechan. Así que este 2014 fui más tranquila y mi manejo fluyó mejor, todo salió bien.
Además, de hecho sí tienes que ir bien entrenado, preparado físicamente. Puede que no me dedique al 100%, pero cuando voy a tener un campeonato sí soy totalmente profesional en mi preparación. Eso por un lado, porque el otro factor es la actitud, realmente creer que puedes lograrlo. A veces uno admira demasiado a sus propios rivales, pero debes convencerte de que puedes ser tan bueno y mejor que ellos. Y en esta ocasión llegué mucho más madura a la competencia. Sin olvidar la pasión que siento, porque este deporte es mi otro amor.
¿Volverás para defender tu título?
Precisamente estamos pensando en eso, porque este deporte implica una inversión fuerte; así que va a depender ya de un tema de auspicios. Además ahora estoy en una etapa de inversión en mi propia empresa, entonces ya no puedo comprometerme con lo otro. Y si bien ya me siento satisfecha por el campeonato, sé que en octubre, cuando se dé lo del mundial, me va a picar el bichito. Pero voy a ver qué pasa en el trayecto del año. Si con el tema de auspicios me sale una buena campaña, en la que pueda correr el tour americano, todo el nacional e ir al mundial, lo hago. Pero si no se da, arriesgaría mi título. El año pasado corrimos con una moto alquilada, por ejemplo. La probé el día que corrí con hombres, recién en la carrera, mientras mis rivales han estado corriendo todo el año con la misma moto. No puedo ir de nuevo en esas condiciones, tendría que hacerlo con un muy buen soporte.
Cuéntanos acerca de tu empresa.
Mi esposo y yo tenemos un agente de carga internacional, se llama Macrocom Trading y desde hace un año brindamos servicios a empresas industriales. La organización funciona como un operador logístico: coordinamos el transporte aéreo, terrestre y marítimo para importaciones y exportaciones. Por ejemplo, exportamos los productos terminados de algunas imprentas, importamos sus insumos; también trabajamos con empresas que hacen productos con plásticos. Como estamos vinculados al mundo de las motos, también trabajamos con los importadores. Por otro lado, soy directora de Photofly, que es un estudio de fotografía que hace photo books.
¿Qué objetivos se han planteado con Macrocom Trading?
El objetivo es crecer. Tenemos un contacto en México para abrir una sucursal de Macrocom Trading allá, ya que tenemos mucho flujo con ese país. Como es un negocio global, tenemos agentes en Miami y China; te vas asociando con distintos agentes repartidos por todo el mundo. Eso por un lado. También viajaré junto a mi esposo a la feria Fruit Logistica, que se llevará a cabo en Berlín. El objetivo es contactar más clientes y asociarnos allá con otros agentes de carga. Además, visitaremos Ámsterdam, lugar donde se acumula el mayor tráfico aéreo; así como Róterdam, el puerto principal de Europa.
Parece que no descansas…
Mi madre es empresaria, mi padre también, entonces lo de ama de casa no va conmigo. Tengo que trabajar, me gusta ser independiente y ahora estamos en una etapa, junto a mi esposo, de darle mucho empuje a la empresa propia, porque ya tenemos hijos y todo es para ellos, para darles un buen futuro. Recuerdo que regresé del campeonato y tuve un cambio de chip. Me dije: “muy bien, gané; pero el lunes, a trabajar”.
¿Y la Universidad de Lima está en tu mente cuando consigues algún logro deportivo o profesional?
Claro que sí. En la Universidad de Lima me ayudaron mucho, fueron muy comprensivos con las demandas de mi entrenamiento, principalmente con las ausencias debido a las competencias. La Universidad me ayudó muchísimo a aprender a organizar mi tiempo y a potenciar mi capacidad de trabajo porque la Carrera de Ingeniería Industrial es muy exigente. Estar en la Universidad era como trabajar: si no seguías el ritmo, te quedabas. Al menos a mí me costó mucho la carrera. Con el tema del deporte debí aprender a organizarme bien y lo que he estudiado me sirvió muchísimo. Recuerdo que cuando hice mi maestría de negocios en Inglaterra, mucho de lo que vi ya lo había visto en la Universidad. Incluso para los británicos eran temas nuevos y yo ya había oído hablar de eso. Realmente fue una educación muy buena. Además, lo interesante de Ingeniería Industrial, y lo he comprobado en mi trayectoria profesional, es que sabes de todos los temas que influyen en la empresa.