Las reformas que el transporte público necesita

Al problema del transporte público en Lima, caótico e insuficiente, se suma el de las restricciones por motivos de seguridad, a causa de la COVID-19. Actualmente, hay aglomeraciones en buses, combis y taxis colectivos, con el consiguiente peligro de nuevos contagios. Alexandre Almeida, director de la Carrera de Ingeniería Civil de la Universidad de Lima, opina que se deben ampliar los subsidios y financiamientos para el transporte público, y que la bicicleta, un transporte individual, contribuye como un medio sostenible de locomoción más seguro frente a la exposición al virus. Sin embargo, no es suficiente para atender la demanda actual, por el bajo número de usuarios, debido a un sistema de ciclovías limitado, no conectado y poco seguro.

El transporte público en Lima es un problema sin solución desde hace varios años. ¿Cuál es su diagnóstico en este momento?
El servicio de transporte público ya era deficiente antes de la pandemia. La cantidad de vehículos era insuficiente, lo mismo que los corredores, para trasladar a las personas de un punto a otro. Esta situación ha empeorado con la pandemia, porque se ha reducido la cantidad de personas permitidas dentro del mismo medio de transporte público.

¿Qué reformas se requieren?
El sistema de transporte actual está basado en combis, taxis, vehículos informales y una oferta limitada de buses. También tenemos pocos corredores de transporte, como el Metropolitano y sus ramales y la línea 1 del Metro de Lima. Es decir, tenemos que incrementar urgentemente la capacidad de transportar personas de forma masiva. Es prioritario aumentar la cantidad de buses disponibles en las diferentes rutas, con base en un estudio de la demanda. Otro tema es que, mientras sigamos con esta pandemia, no podremos usar el espacio completo dentro de un bus. Esto limita más aún nuestra capacidad de transportar personas y, consecuentemente, incrementa la necesidad de contar con unidades de transporte público disponibles para la comunidad. La adición de vehículos de transporte público tiene que ser hecha de manera estudiada y sostenible. Por ejemplo, se deben priorizar unidades de buses biarticulados, que tienen el doble de capacidad de carga. Además, deberíamos invertir pensando en el medio ambiente, en unidades movidas por energía eléctrica. El país necesita invertir. Esa sería una respuesta inmediata. Pensando en el largo plazo, hay que continuar invirtiendo en el transporte de gran capacidad. En este momento tenemos la construcción de la línea 2 del Metro de Lima, que tampoco será suficiente para mejorar significativamente la situación urbana. Los proyectos de construcción de las líneas del Metro 3, 4, 5 y 6 deberían salir del papel y entrar en proceso de construcción lo más pronto posible y de manera simultánea.

Las empresas de transporte público se han quejado porque el negocio no les sale a cuenta en este momento. ¿Cómo se puede resolver este problema?
Debido a las restricciones, los transportistas en este momento no pueden operar plenamente y por eso el Gobierno ha decidido brindar un subsidio estatal. Actualmente, se permite el transporte de personas en los buses, pero todos en sus asientos, es decir, nadie debe viajar de pie. Sin embargo, los costos operativos se mantienen y, en mi opinión, incluso se han incrementado, porque ahora ponen en práctica varias medidas de seguridad, como la desinfección de las unidades y los controles de salud. Esta diferencia podría hacer que el transporte ya no sea un servicio viable para las empresas con el actual subsidio estatal. Es un tema a ser evaluado y monitoreado constantemente. Con base en ello, conviene revisar las propuestas de apoyo financiero para la inversión en mejora de la flota y otros subsidios relacionados con el precio de los pasajes, un subsidio que realmente funcione y que permita la continuidad de la operación de las empresas transportistas.

Ahora seguramente la gente va a querer ir al trabajo en su propio carro, pues no deseará arriesgarse a contagiarse en el transporte público. ¿El sistema de pico y placa seguirá siendo útil en estas circunstancias?
Estamos en un momento especial generado por la pandemia, y el pico y placa es una medida que restringe el flujo de vehículos. Mantener vigente tal sistema implica obligar a que más personas compartan el mismo medio de transporte, lo que está en contra de las recomendaciones de distanciamiento social. Por eso, yo recomendaría no mantenerlo vigente mientras dure la pandemia. Una vez que pase, podríamos reevaluar el tema. Ahora bien, en el mundo, varios estudios indican que el pico y placa tiene una duración de aproximadamente tres años. En un inicio, el impacto es positivo, se reduce la cantidad de vehículos en las vías restringidas. Sin embargo, por otro lado, se observa una saturación del tráfico en las vías paralelas o alternas a las vías restringidas. Desplazamos el tránsito a otras calles, que muchas veces no están preparadas. Mientras en las vías principales hay un efecto positivo, en las secundarias alternas y paralelas se incrementa el tráfico.

¿Por qué las medidas de pico y placa tienen aproximadamente tres años de duración?
Después de tres años, la población empieza a encontrar su propia forma para trasladarse. Por ejemplo, en São Paulo, las personas compraron otro carro. Así, un día salen con uno y otro día con otro. En el Perú, en este momento de la COVID-19, recomendaría que se levante la restricción, que las personas tengan libre circulación. Claro que esto podría devolver la congestión vehicular que teníamos en las vías principales, pero no me parece tan significativa actualmente, porque mientras sigamos con la pandemia varias actividades seguirán operando de manera virtual, como la de los centros de educación. Todos sabemos que cuando estamos de vacaciones escolares el tráfico mejora significativamente en la ciudad. Por eso considero que no vamos a tener grandes problemas de congestión, por lo menos por ahora. Varias empresas también proseguirán operando de manera virtual. Por estas razones, recomiendo que no se haga obligatorio el pico y placa por ahora. Más bien, debemos contribuir al distanciamiento social.

¿Qué solución podría haber para el problema de los taxis y los carros colectivos?
La sugerencia es mantener el distanciamiento que se recomienda para este tipo de transporte, y naturalmente la limpieza y desinfección frecuente de estos vehículos, la instalación de placas transparentes para evitar el contacto físico y de partículas entre el chofer y los pasajeros. Sin embargo, no se puede restringir su uso, porque necesitamos más vehículos para transportar a las personas. Si limitamos el uso de las combis, los carros colectivos y taxis, las personas se amontonarán en los buses. Pero el Gobierno sí debería aprovechar la oportunidad para promover la legalización de este tipo de transporte. Por ejemplo, puede generar un registro para los taxis informales, las combis, los carros colectivos y todos estos vehículos, para que pasen por una inspección y así verificar si tienen las condiciones técnicas y de seguridad para transportar personas, además de solicitar inspecciones de salud. Debemos transformar este problema en una oportunidad para mejorar la legalización del transporte, que hoy es informal en gran parte.

Con respecto a la conveniencia de usar bicicletas, que tanto se ha comentado, ¿nos ayudan las ciclovías que tenemos?
La red de ciclovías en Lima es pequeña y posee varios tramos no conectados. La Municipalidad de Lima sigue trabajando y mejorándolas, pero actualmente no hay una ciclovía que permita ir de Lince a la Universidad de Lima, por ejemplo, con la seguridad que se necesita. Los pocos usuarios de bicicletas asociados a una red de ciclovías limitada no tienen la capacidad de resolver el problema del transporte público ni de mitigarlo en este momento. Tendríamos que hacer inversiones considerables en el mantenimiento de las que ya tenemos, en la conexión de las que están todavía aisladas y en la construcción de nuevas. Una vez que tengamos un sistema más robusto, recién podríamos experimentar un impacto positivo de esta opción de transporte, que es necesaria, pues ofrece grandes ventajas. Es un transporte individual que está al aire libre, no genera polución y promueve la actividad física. Además, Lima es una ciudad bastante plana, en general; no tenemos lluvias fuertes y la variación de temperatura tampoco es muy grande. Pero, por supuesto, la idea es que los ciclistas se movilicen con seguridad sin tener que dividir el espacio con los taxis o con los buses.

¿Qué opina del uso de las motos?
Hemos visto en los últimos años un incremento significativo en el uso de las motos, pero sumamente relacionado con los servicios de delivery. Promover el transporte público a través de este medio no es recomendable, debido a que ofrece poca seguridad, transporta en general a una persona por vez y todavía no tenemos una cultura de compartir los carriles. En mi opinión, es mejor dejar las motos para los servicios de delivery y movilidad individual y no emplearlas como un medio de transporte público de personas, como un servicio de mototaxi.