Juan Luis Orrego, historiador y docente del Programa de Estudios Generales de la Universidad de Lima, fue uno de los ponentes de la conferencia virtual “Inti Raymi, la Fiesta del Sol. Origen y tradiciones en Perú y Ecuador”, organizada el 22 de junio por la Escuela Superior Politécnica del Litoral de Ecuador.
El especialista remarcó que el dios Inti (“sol” en quechua) no era la divinidad exclusiva de los diversos grupos étnicos de los Andes y que su culto fue impuesto por el inca Pachacútec. Añadió que, en 1570, durante el gobierno del virrey Francisco de Toledo, se produjo un momento de quiebre cuando se prohibieron las fiestas vinculadas a las culturas andinas, que fueron desplazadas por las celebraciones católicas, en las que se desarrollaron el sincretismo, la mezcla o la fusión. Así, en los nuevos rituales se escondían los antiguos cultos andinos o prehispánicos, y el Corpus Christi era visto como una divinidad solar que reemplazó al Inti Raymi y que tuvo mucha aceptación en la población.
Orrego agregó que, con el empuje de antecedentes como el indigenismo (que revaloró las expresiones indígenas en el continente americano) y el hallazgo de Machu Picchu por parte de Hiram Bingham, el historiador y filósofo Humberto Vidal impulsó, en 1943, la recuperación del Inti Raymi y la instauración del 24 de junio como el Día del Cusco. Al año siguiente, en esa fecha, se realizó la primera celebración del nuevo Inti Raymi, escenificado por el escritor, actor y quechuólogo Faustino Espinoza Navarro, quien se inspiró en los textos y las crónicas del Inca Garcilaso de la Vega.
En otro momento, el experto subrayó que esta reinvención de la tradición le otorgó un nuevo sentido comercial y turístico al Inti Raymi, a la vez que se crearon símbolos de inspiración andina, se revaloraron las identidades regionales y se incentivó la participación de la población en los festejos.