La ciudad que necesitamos

El historiador Juan Luis Orrego, docente del Programa de Estudios Generales de la Universidad de Lima, reflexiona acerca de las reformas que deberían realizarse en la ciudad, en el contexto de la crisis sanitaria. También hace referencia a una antigua epidemia de fiebre amarilla que hubo en Lima en 1868 y los cambios que generó, en la serie de videos ¿Qué futuro quieres construir?.

Orrego comienza señalando la necesidad de mejorar el sistema de transporte público. “Necesitamos no solamente el metro o el tren eléctrico, sino un sistema de buses amplios para que la gente no viaje en condiciones de hacinamiento”. Asimismo, considera necesario ampliar el sistema de ciclovías y mejorar nuestros mercados de abasto, pues se requieren unos más amplios y modernos. “Los mercados que tenemos actualmente son producto del desorden, de la informalidad, han tratado de aprovechar al máximo un espacio reducido”, acota.

Menciona también la necesidad de contar con zonas peatonales apropiadas en los barrios, donde se respete la distancia física o la distancia social. Por otro lado, el historiador considera necesario contar con un servicio de policía municipal que controle efectivamente los mercados y los negocios de la ciudad, para que ayude con el tránsito y cuide a la población.

Cambios a lo largo de los años

A manera de ejemplo, Juan Luis Orrego manifiesta que, en 1868, Lima sufrió una epidemia de fiebre amarilla que trajo como consecuencia la muerte de cientos de personas. No obstante esa tragedia, la epidemia sirvió para llevar a cabo algunas reformas importantes que se requerían en aquella época.

Por ejemplo, se derribó la muralla colonial y se habilitaron espacios amplios, avenidas en forma de bulevares y parques públicos, como el Parque de la Exposición. Esa epidemia sirvió además para que Lima contara con un hospital moderno para ese entonces, que marcó un hito en la salud pública en la urbe. Ese centro de salud aún existe, es el Hospital Nacional Dos de Mayo, ubicado en la Avenida Grau, Cercado de Lima.

Un futuro diferente

Mirando hacia el futuro, Orrego opina que se debería cambiar la forma como se gobierna la ciudad. “Lima debe tener un solo alcalde para toda la ciudad, como ocurre en Santiago y en Bogotá. Esto no significa abolir los distritos. Ese alcalde electo debe nombrar a un equipo y cada persona se debe encargar de cada distrito”. Algunas de las ventajas que resalta de ese sistema son que tendríamos un solo plan de gobierno, un solo equipo de trabajo, un solo presupuesto y una sola visión de ciudad.

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