II Bienal de Novela “Mario Vargas Llosa” reflexiona sobre Cervantes en la Ulima

En este 2016, la II Bienal de Novela “Mario Vargas Llosa” conmemoró los 400 años de la muerte de Miguel de Cervantes con el título de La Herencia Cervantina y la Novela Actual, y en el marco de esta actividad la Universidad de Lima llevó a cabo, el 19 de abril en el Auditorio Central, la mesa redonda titulada “El legado de Cervantes: La experiencia de la lectura y la vocación literaria”. En ella participaron Fernando Ampuero, escritor peruano y periodista; Claudio López Lamadrid (España), director literario de Penguin Random House, así como traductor y crítico literario; y Juan Gabriel Vásquez (Colombia), autor que ha tocado la historia y violencia colombianas, con obras como El ruido de las cosas al caer, Premio Alfaguara 2011. Ellos reflexionaron sobre su experiencia como lectores de Miguel de Cervantes y la influencia de esta lectura en su formación como escritores. Asimismo, el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski habló sobre su experiencia de retratar, durante 40 años, a los escritores latinoamericanos más importantes del siglo XX y del XXI.

Esta sesión de la Cátedra Mario Vargas Llosa tuvo como moderador a Alonso Rabí, coordinador del Área de Humanidades del Programa de Estudios Generales, quien recordó que esta actividad no trataba de buscar relaciones con el pasado sino, por el contrario, ponderar una relación viva y productiva entre el genio creador de la novela moderna y quienes insisten, terca y hermosamente, en su práctica.

La primera novela moderna 

El primero en tomar la palabra fue Fernando Ampuero, quien se preguntó qué trajo al mundo el Quijote, para inmediatamente responder:

“Cervantes hizo una novela tributaria de varios tipos de novela de género que ya existían, pero la suya resultó más curiosa y memorable que las de sus antecesores. Esto me hace pensar en la música barroca, en el caso específico de Johann Sebastian Bach, por ejemplo, quien llegó tarde al barroco, cuando el barroco era ya casi una tradición, y que supo condensar y elevar la música barroca a su nivel más alto. Esto, creo yo, hizo Cervantes especialmente con la novela de caballería: la condensó y la elevó, y por si fuera poco la impregnó con su gran visión humanista. El ‘Quijote’ representa para muchos la primera novela moderna”.

Luego Claudio López Lamadrid aclaró que si bien en España todos se crían con el Quijote, se lee mucho menos de lo que se cree. Planteó una analogía entre un museo importante de una ciudad, que recibe más visitas de gente de afuera porque quienes están cerca siempre creen que tendrán tiempo para verlo luego. En ese sentido, confesó que no leyó este libro hasta los 17 años, y que en aquel entonces no le dejó una huella tan grande, como sí lo hizo 15 años después, ya trabajando como editor, sobre todo porque conoció a un catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, Francisco Rico, quien en la actualidad es el mayor especialista del mundo en el Quijote. Dijo López Lamadrid:

“Mi relación con el ‘Quijote’ es una relación de amor, pero una relación de amor a través de una persona que me hizo comprender y que me desveló todos los misterios de ese libro. Creo que eso ha sido muy importante para mi educación personal y mi educación profesional”.

Finalmente, Juan Gabriel Vásquez sentenció que “el Quijote es un libro revolucionario por dos razones. Primero, lo que Cervantes hace en la novela y, segundo, lo que la novela hace en el mundo”. Respecto al primer punto, recomendó a los asistentes la lectura de La conquista de la ironía, de Jordi Gracia, una biografía de Cervantes que acaba de ser publicada. Una biografía que, según Vásquez,

“hace hincapié en el principal hallazgo de Cervantes: la ironía como manera de entender al mundo. Es decir, el ‘Quijote’ es el primer libro de ficción en prosa en el que se establece una manera de ver el mundo donde dos ideas contradictorias pueden ser las dos válidas y las dos verdaderas”.

Travesuras visuales con escritores 

Después de un breve intermedio, llegó el turno de “Ficciografías: una presentación de Daniel Mordzinski”. Rabí recordó a los asistentes que este fotógrafo argentino ha dedicado los 40 últimos años de su vida a retratar escritores de casi todas las maneras posibles. Y que, por un azar del destino, él era asistente de dirección de un documental en Buenos Aires y ahí toma sus primeras fotografías. El retratado fue Jorge Luis Borges.

Al referirse a sus retratos, muchos de los cuales proyectó frente al público asistente, Mordzinski dijo:

“Estas travesuras visuales que me gusta hacer consisten simplemente en sacar al escritor de su pose de escritor, y en su lugar proponerle una nueva pose, y que esa nueva pose que les proponga rompa con esos lugares comunes de la literatura, que en general son los libros, las bibliotecas, los escritorios. Ya vieron que en mis fotografías no hay libros. Es evidente que amo los libros y me gusta curiosear en las bibliotecas de los escritores que fotografío. Hago fotos de la biblioteca, pero nunca les pido a los escritores que se pongan al lado de sus libros”.