Alonso Rabí do Carmo en compilación de ensayos sobre la autopercepción de sujetos claves de la historia peruana

En el mes de agosto se presentó, en la Biblioteca Nacional del Perú (BNP), el libro Autobiografía del Perú republicano: ensayos sobre historia y la narrativa del yo, obra en la que participa, con un ensayo sobre las memorias de Ciro Alegría, Alonso Rabí do Carmo, coordinador del Área de Humanidades del Programa de Estudios Generales. La publicación, contextualizada en los siglos XIX y XX, permite explorar la idea moderna que tiene el peruano de sí mismo en esta etapa republicana y en una sociedad cada vez más secularizada; es decir, que abandona los principios y comportamientos religiosos más tradicionales. La obra está conformada por diez investigaciones de diversos autores sobre problemas y textos fundamentales que explican los sentidos de la autopercepción de sujetos claves en la historia cultural peruana. Conversamos con Alonso Rabí sobre esta publicación en la que comparte páginas con Kathya Araujo, Magdalena Chocano, Osmar Gonzales Alvarado, María Emma Mannarelli, Ulrich Mücke, Marcel Velázquez Castro, Ofelia Vilca Mendoza y Christa Wetzel. 

¿Cómo se llevó a cabo la convocatoria para este libro y cuál es el eje de la publicación?
Básicamente este libro es una compilación de artículos hecha por el profesor Marcel Velázquez, docente de la PUCP y de la UNMSM, y el profesor Ulrich Mücke, de la Universidad de Hamburgo, en Alemania. Ellos hicieron una convocatoria para un libro cuyo tema era la autobiografía en el Perú republicano. De manera que es un trabajo, en primer lugar, interdisciplinario, porque los artículos están escritos desde varias perspectivas y desde varias disciplinas. Es un libro que pone sobre el tapete un tema que no ha sido muy tratado en la tradición crítica e intelectual peruana, y probablemente se suma a otros libros, dos o tres. Recuerdo ahora uno de la profesora Cecilia Esparza: El Perú en la memoria. Sujeto y nación en la escritura autobiográfica, que tiene por objetivo explorar la historia personal en relación con la historia de la formación nacional. Como dije, la publicación propone una mirada interdisciplinaria, desde la antropología, la psicología y la literatura, del sujeto autobiográfico.

Coméntenos sobre su participación en esta obra.
He participado con un artículo dedicado a las memorias de Ciro Alegría, que en realidad son unas memorias bastante particulares, ya que no fueron escritas conscientemente como memorias. Este es un material que se publica de forma póstuma y es ordenado por la viuda de Ciro Alegría. Ella es la que, de alguna manera, por la devoción que siente por su esposo, ordena estos materiales diversos que tienen una historia curiosa. Fueron escritos a lo largo de muchos momentos, varias veces para suplir necesidades económicas. Alegría en sus tiempos fue un escritor muy conocido en América Latina, tenía muchas relaciones con la prensa de varios países de Latinoamérica; así que, al parecer, cuando necesitaba dinero o pasaba por algún apuro, ofrecía algún artículo sobre su infancia a un periódico en Chile o Argentina. Él nunca tuvo la intención de escribir un libro de memorias, porque esa es una decisión muy consciente en los autores que sí lo han hecho. Además, es una decisión que se toma en un punto más o menos preciso de la existencia, mucho después de la madurez y antes de la muerte, cuando uno decide contar su vida y para eso hay distintos géneros. Es muy peculiar que no se haya contado siquiera con la aprobación de Ciro Alegría sobre los textos que iban a formar parte de esta memoria que se llama Mucha suerte con harto palo.

¿Cuál es el valor de los textos autobiográficos y en especial aquel sobre el cual escribió su ensayo?
En general los textos autobiográficos construyen una imagen del sujeto bajo distintos tópicos. En el caso de Ciro Alegría, se pueden observar diversos detalles luego de leer la forma en la que ha sido ordenada la primera edición, porque hay dos ediciones posteriores que tienen casi 150 páginas menos que la primera, lo cual va generando ciertos problemas. Yo me remito siempre a la primera edición, que es la que refleja, por lo menos, el primer impulso de la viuda por darle orden a estos textos dispersos. En el caso de Ciro Alegría se nota que hay una intención del sujeto de presentarse como alguien predestinado para la literatura. Por ejemplo, en muchas partes él reflexiona sobre su nombre, e incluso cuenta escenas en las que hay personas que le dicen que su nombre parece nombre de escritor. Cuando él está estudiando la secundaria y se presenta a un concurso de cuento en la escuela, se entrevista con uno de los jurados y este le comenta que su nombre era nombre de escritor, le dice que va a ser escritor. Luego, cuando cuenta por qué le pusieron Ciro, también se halla presente esta marca de predestinación o de llevar toda la experiencia siempre al terreno de la literatura. Relata que le pusieron Ciro porque tenía una tía que era superlectora y que conocía muy bien la obra de Julio Verne, entonces Ciro es el nombre de un personaje de una de las novelas, un ingeniero que se llama Ciro Smith. Por eso cuando él nace la tía impone que sea bautizado con ese nombre. Entonces todas estas pequeñas escenas nos llevan a pensar que Alegría quería presentarse como alguien predestinado para la escritura. Así que la utilidad que tienen los textos biográficos, además de cualquier deseo por conocer algún aspecto de la intimidad o vida cotidiana de la persona, es que a través de ellos podemos contar con herramientas, señales que nos da el propio texto para decir “mira, yo me estoy construyendo de esta forma, bajo estos parámetros”. Creo que ahí radica la utilidad del texto autobiográfico en cualquiera de sus manifestaciones: diario, autobiografía, memoria, cartas.

¿Los diferentes trabajos que incluye este libro permiten edificar una imagen del período republicano?
Los artículos en realidad hablan sobre distintos autores de distintas épocas de la etapa republicana. De alguna manera aportan para construir una imagen de este período porque esto se liga también con una historia de la subjetividad, que no es una idea monolítica sino más bien muy amplia, vasta y compleja. En este caso estaríamos hablando de la subjetividad desde la arena intelectual, que creo que es un aporte significativo.

Ya que estamos hablando de un libro de ensayos, ¿qué opina de que este año se haya abierto la categoría de ensayo en los Juegos Florales de la Universidad de Lima?
Creo que es importante promover la escritura de ensayos, me parece un acierto haber incorporado la categoría a los Juegos Florales porque precisamente eso guarda coherencia con una de las políticas de la Universidad de Lima y del Programa de Estudios Generales, que es justamente tratar de motivar e incentivar la investigación y la reflexión crítica entre los estudiantes. Creo que el hecho de haber incorporado la categoría de ensayo a este concurso puede ser un estímulo vital y que hace visible esta política de generar interés por la lectura crítica, por la investigación.

Finalmente, ¿cuáles son los aspectos fundamentales al momento de escribir un ensayo?
El ensayo, como sabemos, requiere, en primer lugar, algún dominio sobre el tema que se va a tratar; eso es lo más importante porque no se puede ensayar sobre la nada, sino que se ensaya sobre un objeto sobre el que uno tiene algún tipo de conocimiento. El ensayo no es un experimento, es un resultado; entonces, en ese sentido, requiere, luego del conocimiento sobre el tema, cierta madurez expresiva. Creo que son dos requisitos que tienen que ir de la mano. Eso obviamente tiene que ver con la lectura, pues la calidad de la reflexión está directamente ligada a la calidad de la lectura; nadie puede aspirar a escribir bien si no lee, porque la lectura te permite ampliar tu vocabulario, conocer un repertorio de formas expresivas mayor, te da muchas más herramientas. Siempre hago la analogía con el músico que no escucha música, que podrá tocar y componer pero de una manera muy limitada. No tiene referentes, sus influencias tal vez no son muy conscientes, y eso tiene un impacto en el producto final. No hay ensayo perfecto, pero creo que sí aspira a esa búsqueda de la perfección, por lo menos.