Renato Vizcarra trabaja desde agosto del 2020 como gerente de Riesgos en Palante, holding que ofrece soluciones financieras a sus clientes. Anteriormente estuvo en el grupo Credicorp, veinte años en el BCP y casi tres años en Mibanco.
Es economista por la Universidad de Lima y asegura que, si bien es muy lamentable la crisis ocasionada por la pandemia, ha surgido una oportunidad para la transformación digital y la bancarización electrónica. Actualmente su foco de atención es ayudar a los clientes, tanto en la reprogramación del pago de sus créditos como en ofrecerles asesoría bancaria y alternativas ante la falta de liquidez.
¿Qué oportunidades y ventajas has encontrado en tu trabajo en la época tan peculiar en que te ha tocado ingresar?
Considero que esta es una oportunidad para profundizar la transformación digital. Este es, sin duda, un reto fundamental en el que avanzamos cada día. Personalmente, yo tenía experiencia desde el punto de vista de la auditoría en ciberseguridad. Hoy tenemos que migrar en todos los sentidos hacia lo virtual, especialmente hacia la bancarización electrónica. Este es un tiempo oportuno para ello. En medio de una situación desfavorable como es la crisis por la COVID-19, es hora de hacer crecer los negocios y la economía en general, a nivel financiero y comercial. Es momento de sembrar para ver los resultados positivos en el futuro. También se ha podido demostrar que es posible trabajar remotamente desde la casa, lo cual ofrece a los trabajadores una mayor disponibilidad de su tiempo, ya que no es necesario trasladarse de la casa al trabajo y viceversa en el tráfico tan intenso que hay en Lima. Por ese lado es muy positivo. En Palante nos hemos adaptado muy bien al trabajo virtual, podemos mantener la supervisión y estar cerca del personal, en todo sentido, tanto en el seguimiento del cumplimiento de las operaciones como en la atención de sus necesidades.
¿De qué manera se han visto afectados sus clientes?
Como Palante es una entidad dedicada a brindar préstamos, la pandemia nos ha colocado en una posición de poder ayudar a nuestros clientes, que son la pequeña y mediana empresa, a través de reprogramaciones de los pagos de sus créditos. Ello les da un respiro en esta situación crítica y para nosotros es una manera de poner el hombro y contribuir a que el país salga adelante en esta situación.
¿Qué otros problemas vienen presentando los clientes?
Otro de sus problemas es la falta de liquidez. Ese es el factor que las empresas necesitan asegurar en toda crisis. Por ello trabajamos conjuntamente con nuestros clientes, vamos de la mano con ellos, ayudándolos y aconsejándoles. Este es un tema que nos involucra a todos como sociedad, pues afecta toda la cadena de pagos y Palante es consciente de que todos debemos colaborar para hacer viable el desarrollo del país, para que la economía se levante.
¿A qué te dedicabas en el BCP?
Estuve en el área comercial y, principalmente, en el área de riesgo de crédito. Ahí tuve la oportunidad de evaluar todo tipo de empresas, pequeñas, medianas y corporativas, bancos del exterior, sucursales del BCP en el exterior, en Bolivia y Miami. Esa experiencia fue una escuela para mí, contribuyó mucho a mi crecimiento profesional. He tenido la posibilidad de conocer diversas compañías de todos los sectores y de todo el país, eso me ha dado una visión bastante amplia que se puede capitalizar en diversos negocios.
¿Ese fue tu primer trabajo?
No. Al terminar mis estudios, trabajé en la Universidad de Lima, en el programa ULPYME, donde trabajamos en diversos proyectos centrados en la pequeña y mediana empresa. Cada uno tenía un financiamiento y una finalidad. Mientras estaba en ese programa, el Banco de Crédito se acercó a la Universidad para hacer una convocatoria de empleo. El Grupo Crédito convocaba directamente a los primeros puestos a postular a sus empresas. Fue así como postulé al BCP e ingresé.
¿Qué haces en tus tiempos libres?
Disfruto mucho pasar tiempo con la familia. Antes de la pandemia me gustaba viajar, dentro y fuera del país. Conozco veinte departamentos del Perú y algunos países. Además, me agrada el campo, así que estamos pasando la pandemia en una casa de campo.
¿Qué te pareció la formación recibida en la Universidad de Lima?
La formación en la Universidad es fundamental para la vida profesional, tanto en la parte académica como en la práctica. Recuerdo que buena parte de los profesores se desempeñaban en actividades privadas, de manera que había un buen equilibrio entre práctica y teoría. Otra ventaja de la Ulima es la red de contactos que se forma. Por un lado, está la buena educación en una universidad de prestigio y altamente demandada en el mercado laboral. Por otro, las relaciones, las amistades que se crean y duran para toda la vida. Los egresados Ulima son profesionales que están bien colocados en diferentes empresas. Cuando ingresé al Banco de Crédito, por ejemplo, encontré compañeros de Estudios Generales y de otras carreras. Casualmente, puedo decir que me enteré de este puesto en Palante a través de un compañero de la Carrera.
¿Realizabas alguna actividad en la Universidad, fuera de lo académico?
Aparte del tema académico, a mí me gustaba jugar los campeonatos de fútbol. Cuando ingresé a la Universidad, la cancha de fútbol se encontraba en el campus de Monterrico, así que ahí jugábamos. Luego recuerdo que nos íbamos al Complejo Deportivo de Mayorazgo: la Universidad nos trasladaba con una movilidad, y jugábamos ahí. Esa era también una manera de conocer a más personas, de diferentes carreras. Jugábamos en distintos momentos, aprovechando las horas libres que teníamos entre una clase y otra.
¿Has seguido estudios de posgrado?
Yo estudié un MBA, en el Instituto de Empresa de Madrid, España. Y puedo comentar que la base que tenía de la Universidad de Lima, complementada con mi experiencia profesional, marcó una clara diferencia con el resto de estudiantes. Sinceramente, la formación de la Ulima es de primer nivel. Ello me facilitó el crecimiento profesional en la institución donde trabajaba, así como la facilidad para asimilar los nuevos conocimientos del día a día.