Alberto Haito, licenciado de la Facultad de Economía, es un estratega capaz de enfrentar cualquier rubro del mercado. Su trayectoria incluye incursiones en la banca, consumo masivo y recursos humanos, entre otros ramos. Ha sido gerente general de D’Onofrio y Snacks América Latina. Desde hace seis años trabaja como director en Arellano Márketing y además se desempeña como coach ejecutivo de DBM.
Estudiaste Economía, ¿cómo surgió tu interés en el márketing?
En la época en la que estudiaba la carrera, la economía tenía una fuerte intromisión del Estado. El destino de los economistas casi siempre desembocaba en el sector público. Siempre consideré que un profesional moderno debe dominar las diferentes áreas que existen en una empresa. Yo nunca me deshice de mis estudios en economía, no perdí nada, con el márketing sumé una nueva mirada para entender el contexto y la coyuntura.
La parte más apasionante del márketing es introducirse en la mente, en la forma de sentir de las personas. Para mí, el márketing es una pieza de negocios donde conviven la psicología, la sociología, la observación y un lado numérico fuerte. No se trata de un juego para probar quién hace cosas más bonitas: el rasgo que me continúa gustando del márketing es el entender el comportamiento de las personas para generar una estrategia y ejecutarla.
¿Cuál consideras que es el valor agregado que le dan tus estudios de economía a tu trabajo en márketing?
La economía te da una mejor comprensión del entorno, te ayuda a ver el bosque y no solo el árbol. Te forma de manera que puedes entender por qué pasan las cosas en el país, las causas y los motivos de las tendencias.
¿Cuáles fueron tus primeros trabajos?
Trabajé en el Banco Continental, comencé como asistente del departamento de créditos y al poco tiempo fui nombrado funcionario de créditos. Luego pasé a la Fabril, donde estuve quince años desempeñándome en diversas posiciones, tanto en el área de márketing como de ventas. Fui asistente, jefe de producto, jefe de grupo y gerente de ventas.
¿Por qué decidiste migrar al consumo masivo?
Fue un reto que consideraba necesario. Un profesional de la administración debe ser capaz de desenvolverse en diferentes rubros y posiciones. Entré a la Fabril cuando la empresa estaba viviendo un proceso muy interesante. La compañía estaba acostumbrada a una economía cerrada y le tocó insertarse a una economía que se abría poco a poco, sin que la población ni los ejecutivos estuviesen preparados. Como equipo, fuimos aprendiendo lo que significaba trabajar en una economía de mercado.
En D’Onofrio aprendí mucho manejando una empresa cuya marca principal era y continúa siendo una de las más importantes y queridas del país. Una compañía con productos de mucha calidad, situada en el corazón de los peruanos. Definiría esa etapa como un período de reingeniería donde se ajustó la compañía mediante la reestructuración de algunos puestos y la eliminación de algunos productos de la cartera que causaban ineficiencias a nivel de planta, logística y ventas. El siguiente paso fue concentrar toda la energía en productos bien posicionados pero que tenían aún más potencial por descubrir, como panetón D’Onofrio, chocolate Sublime y galletas Morochas.
¿Cuál fue tu siguiente reto?
Tuve mi primera experiencia en mercados extranjeros cuando asumí el cargo de gerente general de Snacks América Latina, que reúne a Frito-Lay, Avena Quaker y Gatorade en Perú y Ecuador (Región Andina Sur). Llegué a implementar algunos procesos producto de las buenas experiencias en el Perú, teniendo en cuenta en todo momento que había varias similitudes, pero también aspectos culturales distintos entre ambos países. En esa etapa buscábamos la sinergia, pero decidí tener cabezas comunes en los altos directivos y un equipo fusionado de peruanos y ecuatorianos en casi todas las áreas, menos ventas. Durante esa época vivía una semana en Perú y otra en Ecuador, y tuve la oportunidad de conocer la cultura ecuatoriana a través de un equipo de trabajo conformado por gente muy cálida y trabajadora.
¿Cuáles fueron las razones que te motivaron a elegir a Arellano Márketing como siguiente trabajo?
El gran aporte de Arellano Márketing se encuentra en ver a la sociedad de una forma diferente, menos plana. Creo que el aporte de la empresa va más allá de los estilos de vida, es una línea de pensamiento que está construida sobre la base de no ver ningún problema por encima. Tanto nuestras consultorías como nuestras investigaciones de mercado no se quedan en el dato o en la narración: ambas buscan razones, nos interesa el porqué. Nuestro aporte es decirle al empresario que siempre existe una forma mejor de hacer las cosas.
Además ocupas un cargo en DBM. ¿De qué manera se alimenta tu trabajo como coach ejecutivo en DBM de tu puesto de director en Arellano Márketing?
Mientras en Arellano Márketing tratamos de entender la sociedad para realizar mejores negocios, en DBM se busca entender mejor el mercado interno para ayudarlo y repotenciarlo. Una empresa se preocupa del mercado hacia afuera y la otra del mercado hacia dentro.
Creo que el análisis de los estilos de vida es útil para comprender el mercado y también puede servir como método para entender mejor a tu personal, ya sea generando estrategias para cada grupo de trabajo como determinando el perfil que deseas para algunas áreas y puestos.
¿Cuáles son tus proyecciones?
En Arellano Márketing queremos continuar en la búsqueda y mantenimiento del mejor talento posible y también seguir implementando las mejores técnicas de investigación. Me interesan particularmente los temas relacionados al buen gobierno corporativo y a la evolución de las empresas familiares.
Como coach en DBM busco que las personas sean aún mejores. Existen caudillos que son potencialmente líderes.